El Espiritismo o Espiritualismo en Metz
Primera serie de publicaciones de la Sociedad Espírita de Metz [1]
En nuestro último número hemos mencionado esta publicación, a título informativo, proponiéndonos volver a la misma. La hemos leído con atención y no podemos sino felicitar a la Sociedad Espírita de Metz por sus resultados. Ella cuenta en su seno con un gran número de hombres esclarecidos que –así lo esperamos– sabrán mantenerla alerta contra las emboscadas de los Espíritus malos, que intentarán desviarla de la buena senda en la que se encuentra.
Esta publicación no es periódica; la Sociedad de Metz se propone hacer otras semejantes de cuando en cuando, en épocas indeterminadas, incluyendo en las mismas las mejores comunicaciones que haya obtenido. Este modo es ventajoso porque no obliga a asumir ningún compromiso con los suscriptores, a los cuales es necesario servir a toda costa, y porque los gastos que existen son siempre proporcionales.
Todas las comunicaciones contenidas en este primer opúsculo llevan un sello eminentemente serio y una moralidad irreprochable; nada notamos allí que no fuese lo que se podría llamar de ortodoxo, desde el punto de vista de la Ciencia y de acuerdo con las enseñanzas de El Libro de los Espíritus. Si los espíritas de Metz nos permiten darles un consejo, les diríamos que continúen teniendo en sus publicaciones ulteriores la prudente circunspección que notamos en ésta; que ellos estén bien persuadidos de que las publicaciones intempestivas pueden ser más perjudiciales que útiles a la propagación del Espiritismo. Contamos con la sabiduría y la sagacidad de los que las dirigen, a fin de no ceder a los arrastramientos de aquellos adeptos que son más entusiasmados que reflexivos; que consientan en recordar esta máxima: No por mucho madrugar amanece más temprano.
Las dos comunicaciones siguientes, extraídas de esta primera serie de publicaciones, pueden dar una idea del espíritu con el cual han sido dadas.
[1] Opúsculo in 8º; precio: 1 franco. Disponible en París, en las casas Didier y Compañía (muelle de los Agustinos, Nº 35) y Ledoyen (Palacio Real, Galería de Orleáns, Nº 31); en Metz, en las casas Verronnais (calle de los Jardines, Nº 14) y Warion (calle del Palacio, Nº 8). [Nota de Allan Kardec.]