Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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El Libro de los Médiums

Esta obra, anunciada desde hace tiempo, pero cuya publicación ha sido postergada por su propia importancia, aparecerá entre los días 5 y 10 de enero, en la librería del Sr. Didier y Cía., editores, Quai des Augustins Nº 35 (Muelle de los Agustinos).[1] Dicha obra forma el complemento de El Libro de los Espíritus, conteniendo la parte experimental del Espiritismo, como la primera contiene la parte filosófica.

Hemos buscado en este trabajo, fruto de una amplia experiencia y de laboriosos estudios, esclarecer a todas las cuestiones que se relacionan con la práctica de las manifestaciones. Según los Espíritus, contiene la explicación teórica de los diversos fenómenos y las condiciones en que los mismos pueden producirse; mas sobre todo la parte concerniente al desarrollo y al ejercicio de la mediumnidad ha sido, de nuestra parte, objeto de una atención totalmente especial.

El Espiritismo experimental está rodeado de muchas más dificultades de lo que generalmente se cree, y los escollos que ahí se encuentran son numerosos: es lo que causa tantas decepciones entre los que se ocupan de Él sin tener la experiencia y los conocimientos necesarios. Nuestro objetivo ha sido el de prevenir esos escollos, que no siempre están exentos de inconvenientes para con aquellos que se aventuran imprudentemente sobre ese nuevo terreno. Nosotros no podíamos descuidar un punto tan capital, y lo hemos tratado con el cuidado que se merece por su importancia.

Los inconvenientes casi siempre nacen de la ligereza con la cual es tratada una cuestión tan seria. Los Espíritus, sean cuales fueren, son las almas de los que han vivido, y en medio de los cuales estaremos infaliblemente de un momento para otro. Todas las manifestaciones espíritas –inteligentes o no– tienen, pues, por objeto, ponernos en relación con esas mismas almas; si respetamos sus restos mortales, con más fuerte razón debemos respetar el ser inteligente que sobrevive y que constituye su verdadera individualidad; hacer de las manifestaciones un juego es faltar el respeto que tal vez mañana reclamaremos para nosotros mismos, respeto que jamás se viola impunemente.

El primer momento de curiosidad, originado por esos fenómenos extraños, ya pasó; hoy, que se conoce su causa, evitemos profanarla con chistes inadecuados y esforcémonos por extraer de la misma la enseñanza apropiada para asegurar nuestra felicidad futura. El campo es muy grande y el objetivo bastante importante como para cautivar toda nuestra atención. Hasta hoy, todos nuestros esfuerzos han sido realizados para hacer entrar al Espiritismo en esta senda seria; si esa nueva obra, al volverlo aún mejor conocido, puede contribuir para impedir que lo desvíen de su destino providencial, estaremos ampliamente recompensados por nuestros cuidados y por nuestras vigilias.

No ignoramos que este trabajo suscitará más de una crítica por parte de aquellos a quienes incomoda la severidad de los principios, y por parte de los que, al ver la cuestión desde otro punto de vista, ya nos acusan de querer hacer escuela en el Espiritismo. Si hacer escuela es buscar en esta ciencia un objetivo útil y provechoso para la Humanidad, tendríamos motivos para halagarnos con esa acusación; pero tal escuela no necesita de otro jefe que no sea el buen sentido de las masas y la sabiduría de los Espíritus buenos, que la habrían creado sin nosotros; he aquí por qué nosotros declinamos el honor de haberla fundado, sintiéndonos felices por alistarnos en sus filas y solamente aspirando al modesto título de propagador. Si fuere necesario un nombre, inscribiríamos en su frontispicio: Escuela de Espiritismo moral y filosófico, y para ella invitaríamos a todos aquellos que tienen necesidad de esperanzas y consuelos.

ALLAN KARDEC

[1] También se puede encontrar esta obra en la oficina de redacción de la Revista Espírita, calle Sainte-Anne Nº 59, Pasaje Santa Ana. Un volumen grande in 18º con 500 páginas; París. Precio: 3 francos y 50 centavos; por correo: 4 fr. [Nota de Allan Kardec.]