Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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La armonía
(Médium: Sr. Alfred Didier)

En ciertas regiones, particularmente en la Provenza, habéis visto a menudo las ruinas de grandes castillos; una torre se eleva a veces en medio de una inmensa soledad, y sus restos tristes y sombríos nos remontan a una época donde la fe era tal vez ignorante, pero donde el arte y la poesía se habían elevado con esa misma fe tan ingenua y tan pura. Como veis, estamos en plena Edad Media. ¿No pensasteis algunas veces que alrededor de esas murallas desmanteladas, la elegante disposición de la señora de un castillo hizo vibrar cuerdas armoniosas, por entonces llamadas arpa de Eolo? ¡Ah! ¡Tan rápido como el viento que las hacía vibrar, desaparecieron las torres, las señoras de los castillos y las armonías! Aquella arpa de Eolo inspiraba el pensamiento de los trovadores y de las damas; era escuchada con un recogimiento religioso.

Todo termina en vuestra Tierra; ahí la poesía raramente desciende del cielo, para enseguida echar vuelo. Al contrario, en los otros mundos la armonía es eterna, y lo que la imaginación humana puede inventar, no iguala esa constante poesía, que no sólo está en el corazón de los Espíritus puros, sino también en toda la Naturaleza.

René de la Provenza

ALLAN KARDEC