La aurora de los nuevos días (Sociedad Espírita de París; médium: Sra. de Costel) Heme aquí, yo, que no evocáis, pero que estoy deseosa de ser útil –a mi turno– a una
Sociedad cuyo objetivo es tan serio como el vuestro. Os hablaré de política. No os asustéis: sé a qué límites debo atenerme.
La situación actual de Europa ofrece el más llamativo aspecto para el observador: en ninguna época –no exceptúo ni aun el fin del último siglo, que operó una ruptura tan grande en los prejuicios y en los abusos que oprimían al Espíritu humano– el movimiento intelectual se hizo sentir más audaz y más franco. Digo franco porque el espíritu europeo marcha hacia la verdad. La libertad no es más un fantasma sangriento, sino la bella y gran diosa de la prosperidad pública. En la propia Alemania, en esa Alemania que yo he descripto con tanto amor, el soplo ardiente de la época abate las últimas fortalezas de los prejuicios. Sed felices, vosotros que vivís en semejante momento; pero aún más felices serán vuestros descendientes, porque se acerca la hora anunciada por el Precursor; veis que el horizonte empieza a clarear, pero, como antiguamente los hebreos, permaneceréis en el umbral de la Tierra Prometida y no veréis despuntar el sol radiante de los nuevos días.
STAËL
ALLAN KARDEC