Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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Henri Mondeux
(Sociedad Espírita Parisiense; 26 de abril de 1861.)

Los periódicos han anunciado en febrero último la muerte súbita del pastor de ganado Henri Mondeux, el célebre calculador, que ha fallecido con aproximadamente 34 años de edad de un ataque de apoplejía, en los primeros días de febrero de 1861, dentro de una diligencia en la que se encontraba viajando en la ciudad de Condom (Gers). Había nacido en Turena y, desde los diez años, se hizo notar por la prodigiosa facilidad con la que resolvía mentalmente las más complicadas cuestiones de Aritmética, aunque fuese completamente analfabeto y sin haber hecho ningún estudio especial. Luego atrajo la atención y muchas personas iban a verlo mientras pastoreaba los rebaños; los visitantes se entretenían al proponerle problemas, lo que le proporcionaba un pequeño lucro. Recordaban aún al pastor napolitano de ganado, Vito Mangiamele que, pocos años antes, había presentado un fenómeno semejante. Un profesor de Matemáticas del Colegio de Tours pensó que un don natural tan notable debería dar resultados sorprendentes si fuese ayudado; en consecuencia, se dedicó a la tarea de instruirlo, pero no tardó en percibir que estaba en contacto con una de las naturalezas más refractarias; en efecto, a la edad de 16 años, sabía apenas leer y escribir vulgarmente y –cosa singular– jamás el profesor consiguió hacer que Henri recordara los nombres de las figuras geométricas elementales, de modo que su facultad estaba completamente circunscripta a las combinaciones numéricas; por lo tanto, era un calculador, pero no un matemático. Otra singularidad es que él nunca pudo ajustarse a nuestras fórmulas de cálculo: ni siquiera las comprendía; tenía su propia manera de hacerlo, la cual jamás pudo explicar de forma clara, porque probablemente él mismo no la entendía. Tenía, sobre todo, una memoria prodigiosa para los números; decimos para los números y no para los guarismos, porque la visión de los guarismos lo confundía más de lo que lo ayudaba. Él prefería que los problemas fuesen propuestos verbalmente en vez de por escrito.

En resumen, tal es el resultado de las observaciones que nosotros mismos hemos hecho del joven Mondeux, y que en su época nos han proporcionado el tema de una Memoria, leída en la Sociedad Frenológica de París.

Una facultad tan exclusiva, aunque llevada al límite extremo, no podía abrirle ninguna carrera, porque ni mismo podría ser contador en una casa comercial, y su profesor se asustaba con esto, y con toda la razón; éste casi se recriminaba por haberlo retirado de sus vacas y se preguntaba qué sería de Henri cuando los años lo hubiesen privado del interés que había suscitado, sobre todo debido a su edad. Lo hemos perdido de vista hace 18 años; parece que encontró medios de subsistencia dando sesiones de ciudad en ciudad.

1. Evocación. –Resp. 4 más 3 son 7, en los otros mundos como en éste.

2. Hubiésemos querido evocaros un poco después de vuestra muerte, pero nos han dicho que no estabais en estado de responderos; ¿parece que ahora lo estáis? –Resp. Yo os esperaba.

3. Probablemente no os acordáis de mí, aunque yo haya tenido la ocasión de conoceros muy particularmente en Prusia, e incluso asistir a vuestras sesiones. En cuanto a mí, aún me parece veros, así como al profesor de Matemáticas que os acompañaba y que me ha dado sobre vos y acerca de vuestra facultad valiosas informaciones. –Resp. Todo esto es para que os diga que me acuerdo de vos, pero solamente hoy en que mis ideas están lúcidas.

4. ¿De dónde provenía la extraña facultad de que erais dotado? –Resp. ¡Ah!, he aquí la pregunta que yo sabía que me ibais a hacer. Uno comienza diciendo: Yo os conocía, os había visto, erais notable y, en fin, explicadme de qué se trata lo vuestro. ¡Pues bien! Yo tenía la facultad de leer en mi Espíritu los cálculos inmediatos de un problema; se podría decir que un Espíritu me mostraba la solución: yo tenía solamente que leerla; yo era médium vidente y calculador y, con todo esto –es preciso decirlo–, era también una pequeña tabla de cálculos.

5. Por lo que me acuerdo, no teníais cuando encarnado esta índole bromista y mordaz; erais hasta un poco grave. –Resp. Es porque la facultad ha sido totalmente empleada en esto, y nada más restaba para otras cosas.

6. ¿Cómo se explica que esta facultad, tan desarrollada para el cálculo, era tan incompleta para las otras partes más elementales de las Matemáticas? –Resp. En fin, yo era un tonto, ¿no es cierto? Decidlo, que lo habré de entender; pero sabed que aquí no tengo más que desarrollar mi facultad para los números, y ella se desarrolla rápidamente para otras cosas.

7. No tenéis más que desarrollarla para los números... (El Espíritu escribe sin esperar el final de la pregunta.) –Resp. Es decir, Dios nos ha dado a todos una misión: Tú –me ha dicho Él–, deja atónitos a los eruditos matemáticos; te haré parecer falto de inteligencia para que ellos se queden más impresionados; derrota todos sus cálculos yvhaz que ellos se pregunten: ¿Pero qué tiene él más que nosotros? ¿Qué hay de más fuerte que el estudio? Dios quería llevarlos a que busquen más allá del cuerpo, porque ¿qué existe de más material que un número?

8. ¿Qué habéis sido en otras existencias? –Resp. He sido encargado de mostrar otras cosas.

9. ¿Era siempre con relación a las Matemáticas? –Resp. Sin duda, puesto que es mi especialidad.

10. Yo había preparado la formulación de algunos problemas, a fin de saber si aún teníais la misma facultad; pero de acuerdo con lo que decís, pienso que no es más necesario. –Resp. Pero no tengo más soluciones para dar; no puedo más hacerlo; el instrumento es malo, porque no es un matemático.

11. ¿No podríais vencer esa dificultad? –Resp. ¡Ah!, nada es invencible; la propia Sebastopol ha sido tomada. ¡Pero qué diferencia!

12. ¿En qué os ocupáis ahora? –Resp. ¿Queréis saber a qué me dedico? Paseo y espero un poco, antes de recomenzar mi camino como médium, que debe continuar.

13. ¿En qué género pensáis ejercer esta facultad medianímica? –Resp. Siempre la misma, pero más desarrollada, más admirable.

14. (Un miembro hace la siguiente reflexión): Se deduce de las respuestas del Espíritu que él obró como médium en la Tierra, lo que presupone que ha sido ayudado por otro Espíritu, lo que explicaría por qué hoy no goza más de esa facultad. –Resp. Es que mi Espíritu ha sido expresamente preparado para ver los números que otros Espíritus me pasaban. Captaba mejor de lo que lo haríais; tenía disposición para los cálculos, ya que era en ese género que me ejercitaba. Se buscan todos los medios para convencer; todos son buenos, pequeños y grandes, y los Espíritus se sirven de todos los medios.

15. ¿Habéis hecho fortuna con vuestra facultad, al recorrer el mundo dando sesiones? –Resp. ¡Oh, preguntar si un médium hace fortuna! Os confundís de camino; claro que no.

16. Pero no os considerabais como médium; ni mismo sabíais lo que era. –Resp. No. También me admiraba de que me sirviese tan poco pecuniariamente; me sirvió moralmente, y prefiero mi activo –escrito en el gran libro de Dios– a las rentas que habría obtenido del Estado.

17. Os agradecemos por haber tenido a bien responder a nuestro llamado. –Resp. Habéis cambiado de opinión sobre mí.

18. No la he cambiado; siempre he tenido mucha estima por vos. –Resp. Felizmente yo resolvía las cuestiones, sin lo cual no me habríais notado.

Nota – Como se sabe, la identidad de los Espíritus es lo más difícil de constatar; en general, la misma se revela por circunstancias y detalles imprevistos, por matices delicados que sólo una observación atenta puede captar, y que frecuentemente prueban más que los signos materiales, que son siempre fáciles de imitar por los Espíritus embusteros; entretanto, éstos no pueden simular las capacidades intelectuales o las cualidades morales que les faltan. Se podría dudar, pues, de la identidad en esa circunstancia sin la explicación muy lógica que el Espíritu da de la diferencia que existe entre su carácter actual y el que ha mostrado cuando encarnado, porque la respuesta numérica que él dio en la evocación no puede ser considerada como una prueba auténtica. Cualquiera que fuere la opinión que se pueda formar acerca de la evocación anterior, no se puede negar que, al lado de pensamientos jocosos, ésta contiene pensamientos muy profundos; sobre todo, las respuestas a las preguntas 7 y 16 son notables al respecto. De ellas resalta igualmente, así como de las respuestas dadas por otros Espíritus, que el Espíritu Mondeux tiene una predisposición para las Matemáticas; que ejerció esa facultad en otras existencias –lo que es probable–, pero que no perteneció a ninguna de las celebridades de la Ciencia. Difícilmente se concebiría que un verdadero sabio fuese reducido a hacer proezas de cálculos para divertir al público, sin alcance y sin utilidad científicas. Habría muchos motivos más para dudar de su identidad si se hubiese hecho pasar por Newton o por Laplace.