Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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Las visiones del Sr. O...


Hemos extraído el siguiente relato, publicado en The Spiritual Magazine, de Londres, del número de abril de 1861.

«El Sr. O..., gentilhombre de Gloucestershire, nunca había tenido visiones hasta el momento en que vino a vivir a P..., el 3 de octubre de 1859. Aproximadamente quince días después de su llegada comenzó a tener visiones a la noche. Al principio eran rayos de luz que venían a iluminar su cuarto, pasando por la ventana; les prestó poca atención, atribuyéndolos al candil de un guarda o a un gran relámpago. Sin embargo, una noche en que fijaba su mirada en la pared del cuarto, él vio formarse una rosa y después estrellas de diversas formas. Otra noche vio, en la misteriosa luz, a dos magníficos ángeles con una trompeta. En esa noche el Sr. O... se había recogido más temprano que de costumbre, debido a una ligera indisposición que sentía. La presencia de ambos ángeles, que duró uno o dos segundos, le hizo experimentar una suave sensación, que incluso se prolongó después de la partida de los mismos.

«A la semana siguiente, la misma luz le apareció con la figura de un niño que abrazaba un gatito. Varias otras figuras también aparecieron, pero muy oscuras como para ser distinguidas. En marzo, vio el perfil de una señora, envuelta en un círculo luminoso; reconoció a su madre y exclamó con gran alegría: ¡Madre mía! ¡Madre mía! Pero luego esta visión se desvaneció. En la misma noche vio a una bella dama en traje de etiqueta y con un sombrero en la cabeza.

«Una o dos noches después vio a un lindo perrito y a un niño. Luego le apareció una luz, semejante a la de una ventana cuyo contorno no estuviese bien delineado, lo que se repitió cuatro veces y, en las tres primeras, durante cerca de medio minuto. El Sr. O... se recogió, buscó comprender el sentido de esta visión y creyó que significaba que él no tendría más que tres años o tres meses de vida. La luz volvió una vez más; el Sr. O... se levantó y la luz desapareció al cabo de un minuto.

«El 3 de abril él vio una luz que producía el efecto de una hendidura luminosa y, en el interior del cuarto, una parte del rostro de un hombre: sólo la frente, los ojos y la nariz eran visibles; los ojos –muy grandes y salientes– lo miraban fijamente. Después, esto desapareció. En fechas posteriores tuvo también las siguientes visiones:

«– 4 de abril. Rostro y busto de una señora que sonreía a dos chicos que se abrazaban. Un poco más tarde vio la parte superior de la cabeza de un hombre, que el Sr. O... reconoció, por el cabello y por la frente, como uno de sus amigos, recientemente fallecido. – 27 de julio. Una mano dirigida hacia abajo. Al principio apareció en la pared como una luz fosforescente, que gradualmente tomó la forma de una mano. Entonces él vió la cabeza de un anciano, al cual pertenecía esa mano, y una pequeña ave gris con plumas claras. Ese rostro lo miraba con un aire solemne, mas desapareció; esto le causó un cierto miedo y temblor, pero al mismo tiempo experimentó una agradable sensación de calor. También vio un rollo de papel en el que había jeroglíficos. – 12 de diciembre. Un pájaro en su nido, alimentando a sus crías. – 13 de diciembre. Dos cabezas de leopardos. – 15 de diciembre. Un fuerte golpe que fue escuchado por la señorita S... en su cuarto, y que despertó al Sr. O..., profundamente dormido. – 16 de diciembre. Toque de campanas, escuchado también por la señorita S... Un ángel con un niño radiante, que son transformados en flores. Una cabeza de ciervo con grandes cuernos. – 18 de diciembre. Algunas caras y dos palomas. – 20 de diciembre. Varios rostros de hombres, de mujeres y de niños. – 1º de enero. Un barco grande, atrás del cual se levanta gradualmente la cabeza de un chico, que vuela hacia delante. – 3 de enero. Un querubín y un niño.

«Una noche él vio un cuadro que representaba un hermoso paisaje: era como si fuese una abertura en la oscuridad; veía praderas, campos, árboles, etc., un hombre que caminaba y una vaca. Este paisaje estaba iluminado por la más bella claridad del Sol. Lo que hay de particular en estas visiones luminosas es que muy frecuentemente la luz ilumina todo el cuarto, de manera que deja ver los muebles como si fuese en pleno día; cuando la misma desaparece, todo vuelve a la oscuridad.

«El Sr. O... tuvo muchas otras visiones, de las cuales dejó de tomar nota.»

Nos parece que por lo expuesto es suficiente para que podamos hacer una apreciación, y pensamos que ninguna persona esclarecida sobre la causa y la naturaleza de los fenómenos espíritas pueda considerar lo expuesto como verdaderas apariciones. Si se consiente en remitirse al primer artículo de este número, donde hemos buscado determinar el carácter de la alucinación, se comprenderá la analogía que tienen con las figuras que a menudo se presentan durante la somnolencia, y que deben tener las mismas causas. Estaríamos convencidos de esto por el simple hecho de la multitud de animales que él ha visto. Se sabe que no hay espíritus de animales errantes en el mundo invisible y que, por consecuencia, no puede haber apariciones de animales, salvo en el caso en que un Espíritu hiciera surgir una apariencia de ese género con un objetivo determinado, lo que también sería sólo una apariencia, y no el espíritu real de tal o cual animal. El hecho de las apariciones es indiscutible, pero es preciso tener cuidado para no verlas en todas partes y para no tomar como tales las fantasías de ciertas imaginaciones que son fáciles de exaltar, o la visión retrospectiva de las imágenes impresas en el cerebro. La propia minuciosidad con la cual el Sr. O... cita ciertas particularidades insignificantes es un indicio de la naturaleza de las preocupaciones de su mente.

En resumen, nada encontramos en las visiones del Sr. O... que tenga el carácter de apariciones propiamente dichas, y creemos que hay muchos inconvenientes en mencionar semejantes hechos sin los debidos comentarios y sin hacer prudentes reservas, porque sin quererlo se darían armas a la crítica.