Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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Enseñanzas y disertaciones espíritas

Madame de Girardin
(Sociedad Espírita de París; médium: Sra. de Costel)

Nota – Al haber sido hechas algunas observaciones críticas sobre la comunicación dictada por Madame de Girardin, en una sesión precedente, ésta las respondió espontáneamente. Ella hace alusión a las circunstancias que han acompañado a esa comunicación.

«Vengo a agradecer al miembro que ha tenido a bien presentar mi defensa y mi rehabilitación moral ante vosotros. En efecto, cuando encarnada, yo amaba y respetaba las leyes del buen gusto, que son las de la delicadeza –diría más–, las del corazón, para el sexo al cual pertenecía. Después de mi muerte, Dios permitió que yo fuese lo bastante elevada como para practicar con facilidad y simplicidad los deberes de la caridad que nos unen a todos, Espíritus y hombres. Dada esta explicación, no insistiré en la comunicación firmada con mi nombre, puesto que la crítica y la censura no convienen a mi médium ni a mí; por consiguiente, creed que vendré cuando yo sea evocada, pero nunca he de interponerme en incidentes fútiles. Os he hablado de los niños. Dejadme retomar este asunto, que ha sido la llaga dolorosa de mi vida. Una mujer necesita la doble corona del amor y de la maternidad para cumplir el mandato de abnegación que Dios le confió al colocarla en la Tierra. ¡Ah! Yo nunca conocí esa dulce y tierna solicitud que en el alma imprimen esos frágiles retoños. Cuántas veces seguí con los ojos llenos de lágrimas amargas a los niños que, mientras jugaban, pasaban tocando ligeramente mi vestido; sentía la angustia y la humillación de mi decaimiento. Me estremecía, esperaba, escuchaba, y mi existencia, llena de éxitos del mundo –frutos repletos de cenizas–, solamente me dejó un gusto amargo y decepcionante.»
DELPHINE DE GIRARDIN

Nota – Hay en este fragmento una lección que no debe pasar inadvertida. Madame de Girardin, al hacer alusión a ciertos pasajes de su comunicación precedente, que había suscitado algunas objeciones, dice que, cuando encarnada, amaba y respetaba las leyes del buen gusto, que son las de la delicadeza, y que conservó este sentimiento después de su muerte. Por consecuencia, ella repudia todo lo que se aparte del buen gusto, en las comunicaciones que llevan su nombre. Después de la muerte, el alma refleja las cualidades y los defectos que tenía en su vida corporal, salvo los progresos que pueda haber hecho en el bien, porque puede haberse mejorado, pero nunca se muestra inferior a lo que era. En la apreciación de las comunicaciones de un Espíritu, por lo tanto, a menudo hay que observar matices de una extrema delicadeza, a fin de distinguir lo que realmente es de él o lo que podría ser una sustitución. Los Espíritus verdaderamente elevados jamás se contradicen, y uno puede rechazar terminantemente todo lo que desmienta su carácter. Esta apreciación es a menudo tanto más difícil cuando a una comunicación perfectamente auténtica puede mezclarse un reflejo, ya sea del propio Espíritu del médium –que no expresa exactamente el pensamiento– o de un Espíritu extraño que interfiere al insinuar su propio pensamiento en el del médium. Por lo tanto, se deben considerar como apócrifas las comunicaciones que, en todos los puntos y por el propio fondo de las ideas, desmientan el carácter del Espíritu cuyo nombre llevan; pero sería injusto condenar el conjunto de las mismas por algunas manchas parciales, que pueden tener su causa en lo que acabamos de señalar.

La pintura y la música
(Sociedad Espírita de París; médium: Sr. Alfred Didier)

El arte ha sido definido cien mil veces: es lo bello, lo verdadero, el bien. La música, que es una de las ramas del arte, se encuentra enteramente en la esfera de la sensación. Entendámonos y tratemos de ser claros. La sensación se produce en el hombre cuando él comprende el arte de dos maneras distintas, pero estrechamente unidas: la sensación del pensamiento, que tiene como resultado la melancolía o la filosofía, y después la sensación que pertenece completamente al corazón. En mi opinión, la música es el arte que va más directo al corazón. La sensación –vosotros me comprendéis– está totalmente en el corazón. La pintura, la arquitectura, la escultura –sobre todo la pintura– llegan mucho más a la sensación cerebral. En una palabra, la música va del corazón a la mente; la pintura, del pensamiento al corazón. La exaltación religiosa creó el órgano; en la Tierra, cuando la poesía toca el órgano, los ángeles del Cielo le responden. Así, la música seria, religiosa, eleva el alma y los pensamientos; la música frívola hace vibrar los nervios, nada más. Realmente gustaría citar algunas personalidades, pero no tengo ese derecho: no estoy más en la Tierra. Amad el Réquiem de Mozart, que lo mató. Más que los Espíritus, no deseo vuestra muerte a través de la música, sino vuestra muerte viviente: he aquí el olvido de todo lo que es terreno, a través de la elevación moral.
LAMENNAIS

Fiestas de los Espíritus buenos - La llegada de un hermano
(Comunicación enviada por la Sra. de Cazemajoux, médium de Burdeos)

Nosotros también tenemos nuestras fiestas, y esto sucede con frecuencia, porque los Espíritus buenos de la Tierra –nuestros hermanos bienamados–, al despojarse de su envoltura material, nos tienden los brazos y nosotros vamos, en grupo innumerable, a recibirlos a la entrada de la morada que ellos van a habitar con nosotros de ahí en adelante. En esas fiestas no se agitan, como en las vuestras, las pasiones humanas que, bajo rostros graciosos y frentes coronadas de flores, esconden la envidia, el orgullo, los celos, la vanidad, el deseo de agradar y de sobrepujar a sus rivales en esos placeres ficticios. Aquí reinan la alegría, la paz, la concordia; cada uno está contento con la posición que le ha sido asignada y es feliz con la felicidad de sus hermanos. ¡Pues bien, amigos míos! Con esa armonía perfecta que reina entre nosotros, nuestras fiestas tienen un encanto indescriptible: millones de músicos cantan con liras armoniosas las maravillas de Dios y de la creación, en tonos más deslumbrantes que vuestras más dulces melodías; largas procesiones aéreas de Espíritus volitan como céfiros, arrojando sobre los recién llegados nubes de flores, cuyos perfumes y matices variados no podéis comprender. Después tiene lugar el banquete fraterno al que son invitados los que concluyeron sus pruebas con felicidad, y vienen a recibir la recompensa de sus trabajos. ¡Oh!, amigo mío, desearíais saber más, pero vuestro lenguaje es incapaz de describir esas magnificencias. Os he dicho bastante, a vosotros que sois mis bienamados, a fin de daros el deseo de alcanzarlas. Y entonces, querido Émile, libre de la misión que he cumplido junto a ti en la Tierra, yo la continuaré para conducirte a través del espacio, y hacerte disfrutar todas esas felicidades.

FELICIA,
Esposa del evocador Émile,y desde hace un año su guía protectora.


Venid a nosotros
(Comunicación enviada por la Sra. de Cazemajoux, médium de Burdeos)

El Espiritismo es la aplicación de la moral evangélica enseñada por el Cristo en toda su pureza, y los hombres que lo condenan sin conocerlo son poco prudentes. En efecto, ¿por qué calificar de superstición, de charlatanería, de sortilegios, de demonomanía las cosas que el simple buen sentido haría aceptar si quisiesen estudiarlo? El alma es inmortal: es el Espíritu. La materia inerte es el cuerpo perecedero que se despoja de sus formas para transformarse, cuando el Espíritu lo dejó, en un montón de podredumbre sin nombre. ¡Y consideráis lógico, vosotros que no creéis en el Espiritismo, que esta vida –que para la mayoría de vosotros es una vida de amargura, de dolores, de decepciones, un verdadero purgatorio– no tenga otro objetivo sino la tumba! Desengañaos; venid a nosotros, pobres desheredados de los bienes, de las grandezas y de los goces terrenos; venid a nosotros y seréis consolados al ver que vuestros dolores, vuestras privaciones, vuestros sufrimientos deben abriros las puertas de los mundos felices, y que Dios, justo y bueno para con todas sus criaturas, solamente nos ha puesto a prueba para nuestro bien, según estas palabras del Cristo: Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. –Venid, pues, incrédulos y materialistas; colocaos bajo el estandarte en el cual, con letras de oro, están escritas estas palabras: Amor y caridad para los hombres, que son todos hermanos; bondad, justicia e indulgencia de un Padre generoso y grande para con los Espíritus que ha creado, y que eleva hacia Él a través de caminos seguros, aunque os sean desconocidos; la caridad, el mejoramiento moral, el desarrollo intelectual os conducirán hacia el Autor y Señor de todas las cosas. No os instruimos sino para que, a vuestro turno, trabajéis para difundir esta instrucción; pero, sobre todo, hacedlo sin aspereza; sed pacientes y esperad. Arrojad la semilla; la reflexión y la ayuda de Dios la harán fructificar, al principio para un pequeño número que hará como vos, y poco a poco, al aumentar el número de obreros, os hará esperar, después de la siembra, una buena y abundante cosecha.

FERDINAND, hijo de la médium.

El progreso intelectual y moral
(Comunicación enviada por el Sr. Sabò, de Burdeos)

Vengo a deciros que el progreso moral es el de adquisición más útil, porque corrige nuestras malas tendencias y nos vuelve buenos, caritativos y consagrados a nuestros hermanos. Entretanto, el progreso intelectual también es útil para nuestro adelanto, porque eleva el alma y nos hace juzgar más sanamente nuestras acciones, facilitando así el progreso moral; nos inicia en las enseñanzas que Dios nos proporciona hace siglos a través de tantos hombres de méritos diversos, que han venido bajo todas las formas y en todas las lenguas para darnos a conocer la verdad, y que no eran sino Espíritus ya adelantados, enviados por Dios para el desarrollo del entendimiento humano. Pero en la época en que vivís, la luz que sólo iluminaba a un pequeño número va a brillar para todos. Trabajad, pues, para comprender la grandeza, el poder, la majestad y la justicia de Dios; para entender la sublime belleza de sus obras; para comprender las magníficas recompensas otorgadas a los buenos y los castigos infligidos a los malos; en fin, para entender que el único objetivo al que debéis anhelar es el de aproximaros a Él.

GEORGES,
Obispo de Périgueux y de Sarlat, que está feliz por ser uno de los guías de la médium.

La inundación
(Comunicación enviada por el Sr. Casimir H., de Inspruck; traducida del alemán.)

En una región antiguamente estéril, un día surgió una fuente; al principio, no era más que un pequeño curso de agua que corría en la planicie, por lo que no le dieron mucha atención. Poco a poco ese simple arroyo creció y se volvió un río; al ensancharse, avanzó hacia las tierras vecinas, pero los anteriores terrenos por donde pasó fueron fertilizados y produjeron al céntuplo. Sin embargo, un propietario ribereño, disgustado por ver que tenía que ceder terreno, intentó detener la corriente para retomar la porción cubierta por las aguas, creyendo así que aumentaba su riqueza; ahora bien, sucedió que el río desbordó e inundó todo: el terreno y el propietario. Tal es la imagen del progreso; como un río impetuoso, rompe los diques que se le oponen y arrastra con él a los imprudentes que, en lugar de seguir el curso del mismo, buscan obstaculizarlo. Ocurrirá lo mismo con el Espiritismo: Dios lo envía para fertilizar la tierra moral de la humanidad; ¡bienaventurados los que sepan aprovecharlo, y desdichados los que intenten oponerse a los designios de Dios! ¿No lo véis avanzar a pasos de gigante en los cuatro puntos cardinales? Por todas partes su voz ya se hace escuchar y luego cubrirá de tal modo a sus enemigos, que éstos serán forzados al silencio y a doblegarse ante la evidencia. ¡Hombres! Aquellos que intentan detener la marcha irresistible del progreso os preparan rudas pruebas; Dios permite que sea así para el castigo de unos y para la glorificación de otros, pero Él os da en el Espiritismo el piloto que debe llevaros al puerto, empuñando en las manos la bandera de la esperanza.

WILHELM, abuelo del médium.
ALLAN KARDEC