CAPÍTULO XXVI - PREGUNTAS QUE PUEDEN HACERSE A LOS ESPÍRITUS
Observaciones preliminares. – Preguntas simpáticas o
antipáticas a los Espíritus. – Preguntas sobre el porvenir. –
Sobre las existencias pasadas y futuras. — Sobre los intereses
morales y materiales. – Sobre la suerte de los Espíritus. –
Sobre la salud. – Sobre las invenciones y descubrimientos. –
Sobre los tesoros ocultos. – Sobre los otros mundos.
Observaciones preliminares
286. No podría encarecerse bastante la importancia que debe
darse al modo de hacer las preguntas, y más aun a la naturaleza de
ellas. Dos cosas deben considerarse en las que se dirigen a los
Espíritus: la forma y el fondo. Con respecto a la forma deben ser
redactadas con claridad y precisión, evitando las preguntas
complejas. Pero hay otro punto no menos importante: es el orden
que debe presidir para su colocación. Cuando un asunto requiere
una serie de preguntas es necesario que se encadenen con método,
de manera que dimanen naturalmente las unas de las otras; los
Espíritus responden a ellas con mucha más facilidad y con más
claridad que cuando se hacen al acaso, pasando sin transición de
un objeto al otro. Por esta razón es siempre útil prepararlas con
anticipación, sin prejuicio de intercalar durante la sesión las que
provengan de las circunstancias. Además de que la redacción debe
ser mejor cuando se hace con calma, este trabajo preparatorio es,
como lo hemos dicho ya, una especie de evocación anticipada a
la que el Espíritu puede haber asistido y disponerse a responder.
Se notará que muy a menudo el Espíritu responde anticipadamente
a ciertas demandas, lo que prueba que ya tenía de ellas
conocimiento anticipado.
El fondo de la cuestión requiere una atención aún más seria,
porque la naturaleza de la pregunta provoca a menudo una
respuesta justa o falsa; hay algunas a la que los Espíritus no pueden
o no deben responder por motivos que nos son desconocidos; es,
pues, inútil, insistir; pero lo que se debe evitar, sobre todo, son las
preguntas hechas con el fin de poner su perspicacia a prueba.
Cuando una cosa existe se dice que deben saberla; pues
precisamente porque vosotros conocéis la cosa o que tenéis los
medios de comprobarla vosotros mismos, es por lo que no se toman
el trabajo de responder; esta sospecha les incomoda y no se obtiene
nada satisfactorio. ¿No tenemos todos los días ejemplos entre
nosotros? Hombre superiores que tienen conciencia de lo que
valen, ¿se ocuparían en contestar a todas las preguntas necias que
tuviesen por objeto el someterles a un examen, como a los
estudiantes? El deseo de hacer un adepto de tal o cual persona no
es un motivo para los Espíritus de satisfacer una vana curiosidad;
saben que la convicción llegara pronto o tarde y los medios que
ellos emplean para conducirle no son siempre los que nosotros
pensamos.
Suponeos un hombre grave ocupado en cosas útiles y
formales, incesantemente atormentado por las pueriles demandas
de un niño, y tendréis una idea de los que deben pensar los
Espíritus superiores de todas las simplezas que se les dice. No
se sigue de esto que no pueden obtenerse de parte de los Espíritus
noticias útiles y sobre todo muy buenos consejos, pero ellos
contestan más o menos bien, según los conocimientos que ellos
mismos poseen, el interés que nosotros merecemos de su parte y
el afecto que nos tienen y, en fin, según el objeto que se proponen
y la utilidad que ellos ven en el asunto; pero si todo nuestro
pensamiento se limita a creerles más aptos que a los otros para
darnos una reseña útil sobre las cosas de este mundo, no pueden
tener por nosotros una profunda simpatía; desde entonces sólo
hacen apariciones muy cortas, y a menudo, siguiendo el grado
de su imperfección, atestiguan su mal humor por haberles
incomodado inútilmente.
287. Ciertas personas piensan que es preferible abstenerse
de hacer preguntas y que conviene esperar la enseñanza de os
Espíritus sin provocarlas; esto es un error. Los Espíritus dan, sin
que quepa duda, instrucciones espontáneas de muy grande
importancia y que se haría muy mal en descuidar, pero hay
explicaciones que muchas veces se esperarían mucho tiempo si
no se solicitasen. Sin las preguntas que hemos propuesto, El libro
de los Espíritus y El libro de los Médiums estarían aún por hacerse,
o serían menos completos, y una multitud de problemas de gran
importancia estarían por resolver. Las preguntas, lejos de tener el
menor inconveniente, son de muy grande utilidad bajo el punto
de vista de la instrucción, cuando se las sabe poner en los límites
que se requieren, Tienen otra ventaja, ayudan a descubrir a los
Espíritus mentirosos que, siendo más vanos que sabios, raramente
sufren con ventaja por su parte la prueba de las cuestiones de una
lógica cerrada por las cuales se les empuja hasta sus últimas
trincheras. Como los Espíritus verdaderamente superiores no
tienen nada que temer de semejante prueba, son los primeros en
provocar explicaciones sobre los puntos obscuros; los otros, al
contrario, temiendo tener que habérselas con mayores fuerzas
ponen gran cuidado en invitarlas; así es que recomiendan en
general a los médiums que tratan de dominar y a los cuales quieren
hacer aceptar sus utopías, que se abstengan de toda controversia
con respecto a sus enseñanzas.
Si se ha comprendido lo que hemos dicho hasta ahora en
esta obra, puede ya formarse una idea del círculo en el cual
conviene concretar las preguntas que se pueden dirigir a los
Espíritus; sin embargo, para más seguridad damos a continuación
las respuestas que se han dado sobre los principales asuntos que
las personas poco experimentadas generalmente están dispuestas
a preguntar.
288. Preguntas simpáticas o antipáticas a los Espíritus
1. ¿Los Espíritus responden de buen grado a las preguntas
que se les hacen?
Según las preguntas; los Espíritus formales responden
siempre con placer a los que tienen por objeto el bien y los
medios de hacerlos adelantar. No escuchan las preguntas
frívolas.
2. ¿Basta que una pregunta sea formal para obtener la
respuesta?
No, esto depende del Espíritu que contesta.
–¿Pero una cuestión formal no aleja, acaso, a los Espíritus
ligeros?
No es la pregunta que aleja a los Espíritus ligeros, es el
carácter del que la hace.
3. ¿Cuáles son las preguntas particularmente antipáticas a
los Espíritus buenos?
Toda aquellas que son inútiles o que se hacen con un objeto
de curiosidad y de prueba; entonces no responden y se alejan.
–¿Hay preguntas que sean antipáticas a los Espíritus
imperfectos?
Sólo hay las que pueden hacer descubrir su ignorancia o su superchería cuando procuran engañar; de todos modos
contestan a todo sin cuidarse de la verdad.
4. ¿Qué hemos de pensar de las personas que no ven en las
comunicaciones espiritistas más que una distracción y un
pasatiempo, o un medio de obtener revelaciones sobre lo que les
interesa?
Estas son las personas que gustan mucho a los Espíritus
inferiores, que, como ellas, quieren divertirse y están contentos
cuando las han mixtificado.
5. Cuando los Espíritus no contestan a ciertas preguntas,
¿es por efecto de su voluntad o bien porque un poder superior se
opone a ciertas revelaciones?
Lo uno y lo otro; hay cosas que no pueden revelarse y otras
que el mismo Espíritu no conoce.
– Insistiendo con fuerza, ¿el Espíritu llegaría a responder?
No; el Espíritu que no quiere responder tiene siempre la
facilidad de marcharse. Por esto es menester esperar cuando se
os dice, y sobre todo no os empeñéis en querer hacernos responder.
Insistir para obtener una contestación que no se os quiera dar, es
el medio seguro de ser engañado.
6. ¿Todos los Espíritus son aptos para comprender las
preguntas que se les hacen?
Lejos de esto, los Espíritus inferiores son incapaces de
comprender ciertas cuestiones, lo que no les impide el contestar
bien o mal, como tiene lugar entre vosotros.
Observación. — En ciertos casos, y cuando es útil, sucede con
frecuencia que un Espíritu más elevado viene en ayuda del Espíritu ignorante
y le indica lo que debe decir. Se conoce esto por el contraste de ciertas
respuestas, y además porque a menudo el mismo Espíritu conviene en ello.
Esto sólo tiene lugar con Espíritus ignorantes de buena fe, pero nunca con
los que hacen gala de un falso saber.
289. Preguntas sobre el porvenir
7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir?
Si el nombre conociera el porvenir descuidaría el presente.
Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener
una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación
de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en
querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo
decimos a cada momento. (Véase El libro de los Espíritus,
Conocimiento del porvenir, número 868).
8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros
que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los
Espíritus?
Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil
hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay
mucho que desconfiar de los Espíritu mentirosos que se divierten
en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede
hacer apreciar el grado de confianza que merecen.
9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más?
De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad
general. Las predicciones personales casi siempre pueden ser
consideradas como apócrifas.
10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian
espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar?
Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del
miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la
contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces,
un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se
hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de
sentimientos buenos o malos que hace nacer en él.
Observación. — Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que
pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una
persona, la perspectiva de una herencia, etc.
11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir
un acontecimiento, ordinariamente no fijan la fecha, esto es,
impotencia o voluntad por su parte?
Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer presentir
un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen.
En cuanto a precisar la época, a menudo no lo deben, y muchas
veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu
puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso
puede depender de los acontecimientos, que aún no se han
cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen
escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les
inquiete el resultado. Por esto toda predicción circunstanciada
debe seros sospechosa.
Repito, nuestra misión es la de haceros progresar
ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus
superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis
que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras
necesidades y en decirlos la buena ventura; dejamos esto para
los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos.
La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que
pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio
sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para
obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los
Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las
ocasiones de tender la red a vuestra credulidad.
Observación. — Los Espíritus ven, o presienten por inducción los
acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan
como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran
con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzgan
necesario; he ahí, con frecuencia una causa de errores aparentes.
12. ¿ Hay hombres dotados de una facultad especial que les
hace entrever el porvenir?
Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia;
entonces el Espíritu ve; cuando es útil, Dios les permite revelar
ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores
y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir.
13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen
en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija?
Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen
otro objeto que divertirse por el miedo que hacen. Nunca debe
hacerse caso de lo que digan.
14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas
por presentimiento de la época de su muerte?
Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos
de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas,
estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en
esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación
o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido
grosero a cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá
a medida que se arraiguen las creencias espiritistas.
290. Preguntas sobre las existencias pasadas y futuras
15. ¿Los espíritus pueden hacernos conocer nuestras
existencias pasadas?
Dios permite algunas veces que sean reveladas según el
objeto; si es para vuestra edificación y vuestra instrucción, serán
verdaderas, y en este caso la revelación de hace casi siempre
espontánea y de una manera enteramente imprevista; pero no lo
permite nunca para satisfacer la vana curiosidad.
–¿Por qué ciertos Espíritus no rehúsan nunca el hacer esta
clase de revelaciones?
Estos son Espíritus bromistas que se divierten a vuestras
expensas. En general vosotros debéis mirar como falsas, o al
menos sospechosas, todas las revelaciones de esta naturaleza que
no tengan un objeto eminentemente formal y útil. Los Espíritus
burlones se complacen en lisonjear el amor propio con pretendidos
orígenes. Hay médiums y creyentes que aceptan como moneda
corriente todo lo que se les dice sobre este punto, y que no ven
que el estado actual de su Espíritu en nada justifica el rango que
pretender haber ocupado; pequeña vanidad, con la que se divierten
los Espíritus burlones lo mismo que los hombres. Sería más lógico
y más conforme a la marcha progresiva de los seres el que hubiesen
subido y no descendido, lo que sería más honroso para ellos. Para
que pudieran creerse esta especie de revelaciones sería preciso
que se hicieran espontáneamente por diferentes médiums extraños
los unos a los otros, ignorando lo que hubiese revelado
anteriormente; entonces parece que hay una razón evidente para
creer.
–Si uno no puede conocer su individualidad anterior, ¿sucede
lo mismo con la clase de existencia que ha tenido de la posición
social que ha ocupado, de las cualidades y defectos que han
dominado en nosotros?
No; esto puede ser revelado, porque de ello podéis sacar
provecho para vuestro mejoramiento; pero, por otra parte,
estudiando vuestro presente, vosotros mismo podéis deducir
vuestro pasado. (Véase El libro de los Espíritus: Olvido del pasado,
núm. 392).
16. ¿Puede sernos revelada alguna cosa sobre nuestras
existencias futuras?
No; todo lo que os digan ciertos Espíritus con este objeto
sólo será una burla; y esto se comprende: vuestra existencia futura
no puede decretarse antes, puesto que será lo que vosotros mismos
habréis merecido por vuestra conducta sobre la Tierra, y por las
resoluciones que habréis de tomar cuando seáis Espíritus. Cuanto
menos tengáis que expiar, más feliz será, pero saber cómo y en
dónde será esta existencia, repito que es imposible, salvo el caso
especial y raro de los Espíritus que sólo están en la Tierra para
cumplir una misión importante, porque entonces su ruta está de
algún modo trazada con anticipación.
291. Preguntas sobre los intereses morales y materiales
17. ¿Pueden pedirse consejos a Espíritus?
Sí, ciertamente; los Espíritus buenos jamás, rehúsan
ayudar a aquellos que les evocan con confianza, principalmente
por lo que concierne al alma; pero rechazan a los hipócritas,
aquellos que parece que quieren pedir la luz y se complacen en
las tinieblas.
18. ¿Los Espíritus pueden dar consejos sobre las cosas de
intereses privados?
Alguna vez, según el motivo. Esto depende de aquellos a
quienes uno se dirige. Los consejos concernientes a la vida
privada, se dan con más exactitud por los Espíritus familiares,
porque se unen a una persona y se interesan por lo que le
concierne; es el amigo, el confidente de vuestros pensamientos
más secretos; pero a menudo les fatigáis con preguntas tan
descabelladas, que os dejan. Sería también absurdo el pedir cosas
íntimas a Espíritus que os son extraños, lo mismo que si para esto
os dirigierais al primer individuo que encontraseis en la calle.
Vosotros no deberías olvidar jamás que la puerilidad de las demandas es incompatible con la superioridad de los Espíritus.
Es también preciso tomar en cuenta las cualidades del Espíritu
familiar que puede ser bueno o malo, según sus simpatías por la
persona con quien se comunica. El Espíritu familiar de un hombre
malo es un mal Espíritu, cuyos consejos pueden serle perniciosos,
pero que se aleja y cede el puesto a un Espíritu mejor, si el hombre
se mejora a sí mismo. A los semejantes, sus semejantes.
19. Los Espíritus familiares, ¿pueden favorecer los intereses
familiares por las revelaciones?
Pueden, y lo hacen algunas veces según las circunstancias,
pero estad seguros que los Espíritus buenos nunca se prestan a
servir a la ambición. Los malos hacen reflejar a vuestros ojos mil
atractivos para estimularla y en seguida mixtificaros por la
decepción. Sabed también, que si vuestra prueba es de sufrir tal o
cual vicisitud, vuestros Espíritus protectores pueden ayudaros a
suportarla con más resignación y endulzarla algunas veces; pero
en interés de vuestro porvenir no les es permitido el libraros de
ella, De la misma manera que un buen padre no concede a su hijo
todo lo que desea.
Observación. — Nuestros Espíritus protectores pueden en algunas
circunstancias, indicarnos el mejor camino, sin que por esto nos conduzcan
con la mano; de otro modo perderíamos toda iniciativa y no nos atreveríamos
a dar un paso sin su socorro, y esto sería en perjuicio de nuestro
perfeccionamiento. Para progresar, el hombre necesita a menudo adquirir
la experiencia a sus expensas; por esto los Espíritus prudentes,
aconsejándonos, nos entregan muchas veces a nuestras propias fuerzas, como
lo hace un hábil preceptor con sus discípulos. En las circunstancias ordinarias
de la vida, nos aconsejan por la inspiración y de este modo nos dejan todo
el mérito del bien, como nos dejan toda la responsabilidad de la mala acción.
Sería abusar de la condescendencia de los Espíritus familiares y
comprender mal su misión, el preguntarles a cada instante sobre las cosas
más vulgares como lo hacen ciertos médiums. Algunos de estos por cualquier
cosa toman el lápiz y piden consejo sobre las cosas más sencillas. Esta
manía denota la pequeñez de las ideas, al mismo tiempo hay la presunción
de creer que siempre se tiene un Espíritu a sus órdenes, no teniendo otra
cosa que hacer que ocuparse de nosotros y de nuestros pequeños intereses.
Es además, aniquilar su propio juicio y reducirse a un papel pasivo, sin
provecho para la vida presente y con seguridad perjudicial para el
adelantamiento futuro. Si hay puerilidad en preguntar a los Espíritus por
cosas fútiles, no la hay menos de parte de los Espíritus que se ocupan
espontáneamente de lo que pueden llamar detalles caseros; pueden ser
buenos, pero seguramente son muy terrestres.
20. Si una persona deja al morir sus negocios en confusión,
¿puede pedirse a su Espíritu el que ayude a ponerlos en claro y
se puede también preguntar sobre el haber real que ha dejado,
en el caso que este haber no sea conocido, si es en interés de la
justicia?
¿Vosotros olvidáis que la muerte es salir de los cuidados de
la Tierra? Creéis vosotros que el Espíritu que es feliz por su
libertad venga voluntariamente a volver a tomar su cadena y a
ocuparse de cosas que ya no le pertenecen, para satisfacer la
ambición de sus herederos que pueden haberse alegrado de su
muerte con la esperanza de que les será más provechosa? Habla
de justicia; pero la justicia está en la decepción de su codicia; es
el principio de los castigos que Dios reserva a su ambición por
los bienes de la Tierra. Por otra parte, los enredos que algunas
veces deja la muerte de una persona hacen parte de las pruebas
de esta vida, y no está en el poder de ningún Espíritu el libraros,
porque están en los decretos de Dios.
Observación. — La contestación anterior contrariará sin duda
aquellos que se figuran que los Espíritus no tienen otra cosa que hacer que
el servirnos de auxiliares lúcidos para guiarnos, no hacia el cielo, sino sobre
la Tierra. Otra consideración en apoyo de esta respuesta. Si un hombre ha
dejado durante su vida sus negocios en desorden por incuria, no es verosímil
que después de la muerte tenga por ello cuidado, porque debe ser feliz de
haber quedado libre de las incomodidades que le causaban, y por poco que
esté elevado les dará menos importancia como Espíritu que como hombre.
En cuanto a los bienes desconocidos que ha podido dejar, no tienen ningún
motivo de interesarse por sus ávidos herederos que seguramente no se
acordarían de él, si no esperasen sacar algún provecho, y si aun está imbuido
de las pasiones humanas, puede tener un placer pernicioso por su
contrariedad.
Si por interés de la justicia y de personas por las que tiene afecto,
un Espíritu juzga útil hacer revelaciones de esta clase, lo hace
espontáneamente, y para esto no tiene necesidad de ser médium, ni valerse
de otro que lo sea; conduce al conocimiento de las cosas por circunstancias
inesperadas, pero esto no es por las preguntas que se le hacen, atenido
que esta pregunta no puede cambiar la naturaleza de las pruebas que deben
sufrir; sería más bien a propósito para agravarlas, porque casi siempre es
un indicio de avaricia, y prueba al Espíritu que se ocupan de él por interés.
(Véase 295).
292. Preguntas sobre la suerte de los Espíritus
21. ¿Pueden pedirse a los Espíritus noticias sobre su
situación en el mundo de los Espíritus?
Sí; y las dan con gusto cuanto la pregunta se hace por
simpatía o deseo de serles útil y no por curiosidad.
22. ¿Pueden los Espíritus describir la naturaleza de sus
sufrimientos o de su felicidad?
Perfectamente, y esta clase de revelaciones son una gran
instrucción para vosotros, porque os inician en la verdadera
naturaleza de las penas y de las recompensas futuras; destruyendo
las ideas falsas que os hacéis con este motivo, sirven para reanimar
la fe, y vuestra confianza en la voluntad de Dios. Los Espíritus
buenos son felices cuando os describen la felicidad de los elegidos;
los malos pueden ser obligados a describir sus sufrimientos, a fin
de provocar el arrepentimiento entre ellos; algunas veces
encuentran también en esto una especie de consuelo; es el infeliz
que exhala su queja con la esperanza de la compasión.
No olvidéis que el objeto esencial, exclusivo del
Espiritismo, es vuestro mejoramiento, y para conseguirlo está
permitido a los Espíritus el iniciaros en la vida futura,
ofreciéndoos ejemplos de los que podéis aprovecharos. Cuanto
más os identifiquéis con el mundo que os espera, menos hallaréis
a faltar el que vosotros habitáis ahora. En suma, este es el actual
objeto de la revelación.
23. ¿Evocando a una persona cuya suerte es desconocida,
puede saberse por ella misma si existe aún?
Sí, si la incertidumbre de su muerte no es una necesidad o
una prueba para aquellos que tienen interés en saberlo.
–Si es muerta, ¿puede hacer conocer las circunstancias de
su muerte de una manera que se pueda comprobar?
Si ella da a esto alguna importancia, lo hará; de otro modo
hace poco caso.
Observación. — La experiencia prueba que en este caso, el Espíritu
no está de ninguna manera excitado por motivos del interés que se puede
tener por conocer las circunstancias de su muerte; si tiene intención de
revelarlas, lo hace por su propia voluntad; sea por conducto mediúmnico,
sea por visiones o apariciones, y entonces puede dar las indicaciones más
precisas en caso contrario un Espíritu mentiroso puede engañar
perfectamente y divertirse haciendo buscar inútilmente.
Sucede a veces que la desaparición de una persona cuya muerte no
puede hacerse constar oficialmente, pone trabas a los negocios de familia.
Sólo en casos muy raros y excepcionales hemos visto a los Espíritus poner
el camino de la verdad según la demanda que se les ha hecho; si ellos
quisieron hacerlo, sin duda lo podrían, pero, a menudo, esto no les es
permitido si estos inconvenientes son pruebas para aquellos que estuviesen
interesados en eximirse de ellas.
Es, pues, el artificio de una esperanza quimérica el procurar por este
medio la posesión de herencia, y lo más positivo es el dinero que se gasta
con este objeto.
No faltan Espíritus dispuestos a lisonjear semejantes esperanzas, y
que no tienen escrúpulo en inducir a que se gestione, dándose uno algunas
veces por muy satisfecho, salvándose con un poco de ridículo.
293. Preguntas sobre la salud
24. ¿Los Espíritus pueden dar consejos sobre la salud?
La salud es una condición necesaria para el trabajo que
debe uno hacer en la Tierra; por esto se ocupan de la salud con
gusto; pero como entre ellos hay ignorantes y sabios, tanto para
esto como para lo demás, no conviene dirigirse al primero que
llega.
25. Dirigiéndose al Espíritu de una celebridad en medicina,
¿se puede tener más seguridad en un buen consejo?
Las celebridades terrestres no son infalibles y muchas veces
tienen ideas sistemáticas que no siempre son justas y de las que
la muerte no les libra en seguida. La ciencia terrestre es muy
poca cosa con respecto a la ciencia celeste; sólo los Espíritus
superiores tienen la última; sin que tengan nombres conocidos
para vosotros, pueden saber mucho más que vuestros sabios en
todas las cosas. La ciencia sola no hace a los Espíritus superiores,
y os asombraríais del puesto que ocupan ciertos sabios entre
nosotros. El Espíritu de un sabio puede, pues, no saber más que
lo que sabía en la Tierra, si no ha progresado como Espíritu.
26. ¿El sabio, cuando es Espíritu, reconoce sus errores
científicos?
Si ha llegado a un grado bastante elevado para quedar
desembarazado de su vanidad y comprender que su desarrollo no
es completo, los reconoce y los confiesa sin que le cause pena;
pero si no está bastante desmaterializado, puede conservar alguna
de las preocupaciones de que estaba imbuido en la Tierra.
27. ¿Podría un médico, evocando a sus enfermos que
murieron, obtener aclaraciones sobre la causa de su muerte, las
faltas que pudo haber cometido en el tratamiento, y adquirir de
este modo mayor experiencia?
Lo puede y le sería muy útil, sobre todo si se hacía asistir
por Espíritus ilustrados que supliesen la falta de conocimientos
de ciertos enfermos. Pero para esto sería preciso que hiciese este
estudio de una manera formal, asidua, con objetivo humanitario
y no como un medio de adquirir sin pena saber y fortuna.
294. Preguntas sobre las invenciones y los descubrimientos
28. ¿Los Espíritus puedan guiar en la averiguaciones
científicas y en los descubrimientos?
La ciencia es obra del genio; no debe adquirirse sino por
el trabajo, porque sólo por el trabajo el hombre adelante en su
camino. ¿Qué mérito tendría si para saberlo todo no tuviese más
que preguntar a los Espíritus? A este precio el imbécil puede ser
sabio. Lo mismo sucede con las invenciones y descubrimientos
de la industria. Otra consideración: cada cosa debe venir a su
tiempo y cuando las ideas están en disposición de recibirle; si el
hombre tuviese este poder, trastornaría el orden de las cosas,
haciendo que viniese el fruto antes de la estación.
Dios ha dicho al hombre: Sacarás de la tierra tu alimento
con el sudor de tu frente; admirable figura que pinta su condición
aquí abajo; debe progresar en todo por el esfuerzo de su trabajo;
si se le diesen las cosas hechas, ¿para qué servirá su inteligencia?
Sería como un estudiante que otro le hace lo que le corresponde
hacer a él.
29. ¿El sabio y el inventor no están nunca asistidos por los
Espíritus en sus investigaciones?
¡Oh! Esto es muy diferente. Cuando ha llegado el tiempo
de un descubrimiento, los Espíritus encargados de dirigir la
marcha, buscan el hombre capaz de conducirlo a buen fin, y le
inspiran las ideas necesarias, de manera que le dejan todo el
mérito, porque estas ideas, es menester que las elabore y las ponga
en obra. Así sucede con todos los grandes trabajos de la
inteligencia humana. Los Espíritus dejan a cada hombre en su
esfera; de aquél que sólo es a propósito para cavar la tierra no le
harán el depositario de los secretos de Dios; pero sabrán sacar
de la obscuridad al hombre capaz de secundar sus designios. No
os dejéis, pues, arrastrar por la curiosidad o ambición por un
camino que no es el objeto del Espiritismo y que terminaría para
vosotros en las más ridículas mixtificaciones.
Observación. — El conocimiento más esclarecido del Espiritismo,
ha calmado el ardor de los descubrimientos que en el principio se habían
lisonjeado algunos de hacer por este medio. Hasta se habían pedido a los
Espíritus recetas para teñir y hacer crecer el pelo y curar los callos, etc.
Nosotros hemos visto muchas gentes que creían haber hecho su fortuna y
sólo han recogido procedimientos más o menos ridículos. Lo mismo sucede
cuando se quiere con la ayuda de los Espíritus, penetrar los misterios del
origen de las cosas; ciertos Espíritus tienen sobre estas materias, su sistema,
que no vale más que el de los hombres, y es muy prudente el no acogerle
sino con la más grande reserva.
295. Preguntas sobre los tesoros ocultos
30. ¿Pueden los Espíritus hacer que se descubran los tesoros
ocultos?
Los Espíritus superiores no se ocupan de estas cosas; pero
los Espíritus burlones, a menudo indican tesoros que no existen,
o pueden también hacer ver que hay uno en un paraje, mientras
que está a la parte opuesta; y esto tiene su utilidad para demostrar
que la verdadera fortuna está en el trabajo. Si la Providencia
destina riquezas ocultas a alguno, las encontrará naturalmente;
pero no de otro modo.
31. ¿Qué hemos de pensar de la creencia de los Espíritus
guardianes, de los tesoros ocultos? Los Espíritus que aún no están desmaterializados se apegar
a las cosas. Los avaros que han ocultado sus tesoros pueden aun
vigilarlos y guardarlos después de la muerte, y la perplejidad en
que están de verlos arrebatar es uno de sus castigos, hasta que
comprenden la inutilidad para ellos. Hay también Espíritus de la
Tierra encargados de dirigir las transformaciones interiores y de
los que por alegoría se han hecho los guardianes de las riquezas
naturales.
Observación. — La cuestión de los tesoros ocultos están en la misma
categoría que las de las herencias desconocidas; bien loco sería el que contase
con las pretendidas revelaciones que pueden hacérsele por los bromistas
del mundo invisible. Hemos dicho que cuando los Espíritus tienen o pueden
hacer semejantes revelaciones, las hacen espontáneamente, y no tiene
necesidad de médium para esto. Aquí tenéis un ejemplo:
“Una señora acababa de perder a su marido después de treinta años
de matrimonio, y se encontraba en vísperas de ser expulsada de su domicilio,
sin ningún recurso, para sus hijastros, a los que había hecho de madre. Su
desespero llegaba a su colmo, cuando una tarde se le apareció su marido y
le dijo que le siquiera a su gabinete; allí le enseñó su secreter que estaba
aún con los sellos del embargo, y por un efecto de doble vista, le hizo ver el
interior; le indicó un cajón secreto que ella no conocía y cuyo mecanismo
le explicó, añadiendo: “he previsto lo que sucedería, y he querido asegurar
vuestra suerte; en este cajón están mis últimas disposiciones; os cedo el
usufructo de esta casa y una renta de ...”; después desapareció. El día que
se quitaron lo sellos nadie pudo abrir el cajón; entonces la señora contó lo
que la había sucedido. Lo abrió siguiendo las instrucciones que le había
dado su marido, y se encontró el testamento conforme a lo que le había sido
anunciado”.
296. Preguntas sobre los otros mundos
32. ¿Qué grado de confianza puede haber en las
descripciones que los Espíritus hacen de los diferentes mundos?
Esto depende del grado de adelantamiento real de los
Espíritus que dan estas descripciones; porque vosotros
comprendéis que los Espíritus vulgares son tan incapaces de daros
noticias con respecto a esto, como un ignorante entre vosotros
para describiros todos los países de la Tierra. Muchas veces dirigís
preguntas científicas sobre estos mundos a Espíritus que no las
pueden resolver; si son de buena fe, hablan de ellos según sus
ideas personales; si son Espíritus ligeros se divierten dándoos
descripciones extravagantes y fantásticas; tanto más que estos
Espíritus que no están desprovistos de imaginación en la
erraticidad como en la Tierra, sacan de esta facultad la narración
de muchas cosas que nada tienen de real. Sin embargo, no creáis
en la imposibilidad absoluta de tener sobre estos mundos, algunas
aclaraciones; los mismos Espíritus buenos se complacen en
describiros aquellos que ellos habitan, a fin de serviros de
enseñanza para mejoraros, y convidaros a seguir el camino que
puede conduciros a ellos, es un medio de fijar vuestras ideas sobre
el porvenir y no dejaros en la vaguedad.
¿Qué comprobación puede haber para la exactitud de estas
descripciones?
La mejor comprobación es la concordancia que puede haber
entre ellas; pero acordaos que tienen por objeto vuestro
mejoramiento moral y que por conseguinte podéis ser informados
mejor sobre el estado moral de sus habitantes que sobre el estado
físico o geológico de estos globos. Con vuestros conocimientos
actuales, ni aun podrías comprenderlo; este estudio no serviría
para vuestro progreso en la Tierra, y cuando estéis allí tendréis
toda la posibilidad de hacerlo.
Observación. — Las cuestiones sobre la constitución física y los
elementos astronómicos de los mundos, entran en el orden de las
investigaciones científicas de las que los Espíritus no deben ahorrarnos el
trabajo; sin esto, un astrónomo encontraría muy cómodo el hacerles hacer
sus cálculos, con lo que se guardaría muy bien de convenir sin duda. Si por
la revelación podían los Espíritus ahorrar el trabajo de descubrimiento, es
probable que lo hicieran a favor de un sabio bastante modesto para reconocer
abiertamente el origen, más bien que en provecho de los orgullosos que los
niegan, y a los que por el contrario conducen a menudo las decepciones de
amor propio.