EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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282. Preguntas sobre las evocaciones

1. ¿Se puede evocar a los Espíritus sin ser médium? Todo el mundo puede evocar a los Espíritus, y si los que vosotros llamáis no pueden manifestarse materialmente, no por esto dejan de estar cerca de vosotros y os escuchan.


2. ¿El Espíritu evocado viene siempre al llamamiento que se le hace? Esto depende de las condiciones en que se encuentra, porque hay circunstancias en que no puede.


3. ¿Cuáles son las causas que pueden impedir a un Espíritu el venir a nuestro llamamiento? Su voluntad, la primera; después su estado corporal si está reencarnado, las misiones que pueda tener a su cargo y además puede no concedérsele permiso. Hay Espíritus que no pueden comunicarse nunca; éstos son aquellos que por su naturaleza pertenecen aún a los mundos inferiores a la Tierra. Los que están en las esferas de castigo tampoco lo pueden a menos de un permiso superior que solo se concede con un fin útil y general. Para que un Espíritu pueda comunicarse, es menester que haya alcanzado el grado de adelanto del mundo en que es llamado; de otro modo es extraño a las ideas de este mundo y no tiene ningún punto de comparación. No sucede lo mismo con los que son enviados en misión o en expiación en los mundos inferiores; éstos tienen las ideas necesarias para contestar.


4. ¿Por qué motivos puede rehusarse a un Espíritu el permiso de comunicarse? Esto puede ser una prueba o un castigo para él o para quien lo llama.


5. ¿Estando los Espíritus diseminados por todo el espacio o en los diferentes mundos, cómo pueden oír las evocaciones que se les hacen de todos los puntos del Universo? Muy a menudo son avisados por los Espíritus familiares que os rodean y van a buscarles; pero en esto hay un fenómeno que es difícil de explicaros, porque vosotros no podéis aún comprender el modo de transmisión del pensamiento entre los Espíritus. Lo que puedo deciros es que el Espíritu que vosotros evocáis, por lejos que esté, recibe, por decirlo así, el choque del pensamiento como una especie de conmoción eléctrica que llama su atención a la parte de donde viene el pensamiento que se le dirige. Se puede decir que oye el pensamiento, así como vosotros oís la voz en la Tierra. ¿El fluido universal es el vehículo del pensamiento, así como el aire lo es del sonido? Sí, con la diferencia de que el sonido no puede hacerse oír sino en un radio muy limitado, mientras que el pensamiento alcanza el Infinito. El Espíritu, en el espacio, es como el viajero en medio de un vasto campo que, oyendo de repente pronunciar su nombre, se vuelve del lado que le llaman.


6. Sabemos que las distancias son poca cosa para los Espíritus; sin embargo, causa admiración el verles responder algunas veces tan pronto como si estuviesen esperando que se les llame. Es que, en efecto, están dispuestos algunas veces. Si la evocación es premeditada, el Espíritu está avisado anticipadamente y se encuentra allí a menudo antes de llamarle.


7. El pensamiento del evocador, según las circunstancias, ¿puede ser oído con más o menos facilidad? Sin duda ninguna; el Espíritu que es llamado por un sentimiento simpático y benévolo se conmueve con más viveza; es como una voz amiga que reconoce; sin esto sucede a menudo que la evocación no llega. El pensamiento que brota de la evocación impresiona al Espíritu; si es mal dirigido se pierde en el vacío. Lo mismo sucede con los Espíritus que con los hombres; si el que les llama les es indiferente o antipático, pueden oírle, pero muchas veces no le escuchan.


8. ¿El Espíritu evocado viene voluntariamente o se ve obligado? Obedece a la voluntad de Dios, es decir, a la ley general que rige el Universo; y, sin embargo, obligado no es la palabra, porque él juzga si es útil venir; aquí está también el libre albedrío. El Espíritu superior viene siempre cuando es llamado con un fin útil; no se resiste a responder sino en los centros de gentes poco formales y que tratan las cosas como diversión.


9. ¿El Espíritu evocado puede rehusar el venir al llamamiento que se le hace? Sí, por cierto. ¿En dónde estaría su libre albedrío sin esto? ¿Creéis vosotros que todos los seres del Universo están a vuestras órdenes? ¿Vosotros mismos os creéis obligados a responder a todos aquellos que pronuncian vuestro nombre? Cuando digo que puede negarse a ello entiendo decir sobre la demanda del evocador, porque un Espíritu inferior puede ser obligado a venir por un Espíritu superior.


10. ¿Hay un medio para el evocador que obligue al Espíritu a venir contra su voluntad? Ninguno, si este Espíritu es igual vuestro o superior en moralidad - digo en moralidad y no en inteligencia – porque no tenéis sobre él ninguna autoridad; si es vuestro inferior, lo podéis si es para su bien, porque entonces los otros Espíritus os secundarán. (Número 279).


11. ¿Hay inconveniente en evocar a Espíritus inferiores, y puede temerse, llamándoles, el ponerse bajo su dominio? No dominan sino a los que se dejan dominar. El que está asistido por buenos Espíritus no tiene nada que temer; impone respeto a los Espíritus inferiores, pero éstos no se lo imponen a él. En el aislamiento los médiums, sobre todo los que empiezan, deben abstenerse de esta especie de evocaciones. (Núm. 278).


12. ¿Son necesarias algunas disposiciones particulares en las evocaciones? La más esencial de todas las disposiciones es el recogimiento cuando se quiere comunicar con Espíritus formales. Con la fe y el deseo del bien se tiene más poder para evocar a los Espíritus superiores. Elevando su alma por algunos instantes de recogimiento en el momento de la evocación, se identifica con los buenos Espíritus y les dispone a que vengan.


13. ¿Es necesaria la fe para las evocaciones? La fe en Dios, sí, la fe para lo demás vendrá, si queréis el bien y tenéis el deseo de instruiros.


14. Los hombres reunidos en una comunión de pensamientos y de intenciones, ¿tienen más poder para evocar a los Espíritus? Cuando todos están reunidos por la caridad y para el bien, obtienen grandes cosas. Nada es más nocivo para el resultado de las evocaciones que la divergencia de pensamientos.


15. La precaución de hacer la cadena, dándose la mano durante algunos minutos al empezar las reuniones, ¿es útil? La cadena es un medio material que no pone la unión entre vosotros si ésta no existe en el pensamiento; lo que es más útil que lo demás es el unirse en un mismo pensamiento común llamando cada uno por su parte a los buenos Espíritus. Vosotros no sabéis todo lo que pudiera obtener una reunión formal de la que estuviera desterrado todo sentimiento de orgullo y de personalidad y en donde reinase un perfecto sentimiento de mutua cordialidad.


16. ¿Las evocaciones en días y horas fijas son preferidas? Sí, y si es posible en el mismo lugar. Los Espíritus van allí más a gusto; el deseo constante que tenéis ayuda mucho a que vengan los Espíritus y se pongan en comunicación con vosotros. Los Espíritus tienen sus ocupaciones que no pueden dejar de improviso por vuestra satisfacción personal. He dicho en el mismo lugar, pero no creáis que sea una obligación absoluta, porque los Espíritus vienen por todas partes; digo que un lugar destinado a esto es preferible porque el recogimiento es más perfecto.


17. Ciertos objetos, tales como medallas y talismanes, ¿tienen la propiedad de atraer o rechazar a los Espíritus como algunos lo pretenden? Esta cuestión es inútil, porque vosotros sabéis bien que la materia no tiene ninguna acción sobre los Espíritus. Estad bien seguros que un Espíritu bueno jamás aconseja semejantes absurdos; la virtud de los talismanes de cualquier naturaleza que sean, jamás ha existido sino en la imaginación de las gentes crédulas.


18. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que dan citas en lugares lúgubres y en horas impropias? Estos Espíritus se divierten a expensas de aquellos que les escuchan. Es siempre inútil y a menudo pernicioso el ceder a tales sugestiones; inútil porque no se gana absolutamente nada más que ser mixtificado; pernicioso, no por el mal que puedan hacer los Espíritus, sino por la influencia que esto puede ejercer sobre las imaginaciones débiles.


19. ¿Hay días y horas más propicias para las evocaciones? Para los Espíritus esto es completamente indiferente, como todo lo que es material, y sería una superstición el creer en la influencia de los días y de las horas. Los momentos más propicios son aquellos en que el evocador puede estar menos distraído por sus ocupaciones habituales, en que su cuerpo y su Espíritu están con más calma.


20. ¿La evocación es una cosa agradable o penosa para los Espíritus? ¿Vienen con gusto cuando se les llama? Esto depende de su carácter y del motivo por que se les llama. Cuando el objeto es laudable y cuando el centro les es simpático, para ellos es una cosa agradable y atractiva; los Espíritus son siempre felices por la afección que se les tiene. Para algunos es una gran felicidad el comunicarse a los hombres y sufren por el abandono en que se les deja. Pero como he dicho ya, esto depende igualmente de su carácter; entre los Espíritus los hay también misántropos, que no les gusta que les estorben y cuyas respuestas indican su malhumor, sobre todo cuando son llamados por personas que les son indiferentes y por las cuales no se interesan. Muchas veces un Espíritu no tiene ningún objeto para venir al llamamiento de un desconocido que le es indiferente y casi siempre está movido por la curiosidad; si viene, generalmente hace cortas apariciones, a menos que no haya un objeto formal e instructivo en la evocación.


Observación. – Hay personas que sólo evocan a sus parientes para preguntarles las cosas más vulgares de la vida material; por ejemplo, el uno para saber si alquilará o venderá su casa, el otro para conocer los beneficios que podrá sacar de su comercio, el paraje en que se ha escondido dinero, si tal negocio será o no ventajoso. Nuestros parientes de ultratumba se interesan por nosotros en razón a la afección que les tenemos. Si todo nuestro pensamiento se limita a creerles hechiceros, si sólo nos acordamos de ellos para pedirles indicios, no pueden tener por nosotros grande simpatía y no debe uno maravillarse si nos demuestran poca benevolencia.


21. ¿Hay diferencia entre los buenos y malos Espíritus con respecto a venir pronto al llamamiento que se les hace? La hay muy grande; los Espíritus malos sólo vienen a gusto cuando esperan dominar y engañar; pero experimentan una viva contrariedad cuando están obligados a venir para confesar sus faltas; sólo desean marcharse, como cuando se llama a un estudiante para reprenderle. Pueden ser obligados por Espíritus superiores, como castigo, y para la instrucción de los encarnados. La evocación es penosa para los buenos Espíritus cuando se les llama inútilmente por cosas de ninguna importancia; entonces no vienen, o bien se retiran. Vosotros podéis decir que, en principio, los Espíritus, cualquiera que sean, no les gusta como a vosotros, servir para distracción de los curiosos. Muchas veces no tenéis otra idea evocando a un Espíritu que el saber lo que os dirá, o preguntarle sobre las particularidades de su vida que no desea haceros conocer, porque no tiene ningún motivo para haceros sus confidencias. ¿Creéis que va a sentarse en el banquillo para que os divierta? Desengañaos: lo que él no os hubiera dicho cuando vivía tampoco os lo dirá como Espíritu.


Observación. – La experiencia prueba, en efecto, que la evocación es siempre agradable a los Espíritus cuando se hace con un objeto formal y útil; los buenos vienen con placer para instruirnos; los que sufren encuentran consuelo en la simpatía que se les manifiesta; los que hemos conocido están satisfechos de nuestro recuerdo. Los Espíritus ligeros quieren ser evocados por personas frívolas, porque esto les proporciona una ocasión de divertirse a sus expensas; están poco a gusto con personas graves.


22. ¿Los Espíritus, para manifestarse, tienen siempre necesidad de ser evocados? No, porque se presentan muchas veces sin ser llamados y esto prueba que vienen espontáneamente.


23. Cuando un Espíritu se presenta por su propia voluntad, ¿se está más seguro de su identidad? De ninguna manera, porque los Espíritus mentirosos, emplean a menudo este medio para engañaros mejor.


24. Cuando por el pensamiento se evoca el Espíritu de una persona, aun cuando no haya manifestación por la escritura ni de otro modo cualquiera, ¿viene a nosotros? La escritura es un medio material para que el Espíritu pueda atestiguar su presencia, pero el pensamiento es el que le atrae y no la acción de escribir.


25. Cuando un Espíritu inferior se manifiesta, ¿puede obligársele a que se retire? Sí, no escuchándole. Pero, ¿cómo queréis que se retire cuando os divertís con sus torpezas? Los Espíritus inferiores se unen a los que les escuchan con gusto, como los necios entre vosotros.


26. La evocación hecha en nombre de Dios, ¿es una garantía contra la intervención de los Espíritus? El nombre de Dios no es un freno para todos los Espíritus perversos, pero detiene a muchos; por este medio siempre alejáis a algunos y aun alejarías a muchos más si la evocación fuese hecha desde el fondo del corazón y no como una fórmula ligera.


27. ¿Podrían evocarse nominalmente muchos Espíritus a la vez? Ninguna dificultad hay en esto, y si vosotros tuvierais tres o cuatro manos para escribir; tres o cuatro os responderían al mismo tiempo; lo que sucede cuando hay muchos médiums.


28. Cuando son evocados muchos Espíritus simultáneamente y sólo hay un médium, ¿quién es el que contesta? Uno de ellos contesta por todos y manifiesta el pensamiento colectivo.


29. ¿Podría el mismo Espíritu comunicarse a la vez con dos médiums diferentes, estando en sesión? Tan fácilmente como vosotros tenéis hombres que a la vez dictan muchas cartas.


Observación. – Hemos visto a un Espíritu contestar al mismo tiempo por conducto de dos médiums a las preguntas que se le han dirigido, al uno en inglés y al otro en francés, y las respuestas eran idénticas en el sentido: algunas eran la traducción literal la una de la otra.


Dos Espíritus evocados simultáneamente por dos médiums pueden establecer entre ellos una conversación; esta especie de comunicación no siendo necesaria para ellos, puesto que leen recíprocamente su pensamiento, se prestan a ello sólo para nuestra instrucción. Si son Espíritus inferiores, como aún están imbuidos de pasiones terrestres y de ideas corporales, puede llegar el caso que se disputen y apostrofen con palabras groseras, se echen en cara sus faltas, y aun se tiren los lápices, cestitas o planchitas, etcétera, el uno contra el otro.


30. El Espíritu evocado al mismo tiempo sobre diferentes puntos, ¿puede contestar simultáneamente a las varias preguntas que se le hacen? Sí, si es un Espíritu elevado.


–¿En este caso se divide el Espíritu o tienen el don de ubicuidad? El Sol es uno y sin embargo irradia alrededor y lleva lejos sus rayos sin subdividirse; lo mismo sucede con los Espíritus. El pensamiento del Espíritu es como una chispa que proyecta a lo lejos su claridad y puede ser apercibida en todos los puntos del horizonte. Cuanto más puro es el Espíritu, más irradia su pensamiento y se extiende como la luz. Los Espíritus inferiores son demasiado materiales; no pueden contestar sino a una sola persona a la vez, y si les llama en otra parte tampoco pueden ir.


Un Espíritu superior, llamado a un mismo tiempo en dos puntos diferentes, responderá las dos evocaciones si son tan formales y fervientes la una como la otra; en el caso contrario, da preferencia a la más formal.


Observación. – Lo mismo sucede con un hombre que, sin cambiar de puesto, puede transmitir su pensamiento por medio de señales vistas de diferentes lados.


En una sesión de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas en que se había discutido la cuestión de ubicuidad, un Espíritu dictó espontáneamente la comunicación siguiente:


Preguntábais esta noche cuál era la jerarquía de los Espíritus para la ubicuidad. Comparadnos a un aeróstato que se eleva poco a poco por los aires. Cuando toca a tierra sólo puede verle un pequeño círculo; a medida que se eleva el círculo se ensancha para él, y cuando ha llegado a cierta altura aparece a un número infinito de personas. Lo mismo sucede con nosotros; un Espíritu malo que aun está unido a la Tierra queda en un círculo estrecho en medio de las personas que le ven. Aumenta en gracia, se mejora, y puede hablar con muchas personas; cuando llega a ser Espíritu superior, puede irradiar como la luz del Sol, manifestarse a muchas personas y en muchas partes a la vez. Chaning”.


31. ¿Puede evocarse a los Espíritus puros que han terminado la serie de sus encarnaciones? Sí, pero rara vez; pues solo se comunican a los corazones puros y sinceros, y no a los orgullosos y egoístas; es menester desconfiar de los Espíritus inferiores que toman esta cualidad para darse más importancia a vuestros ojos.


32. ¿En qué consiste que el Espíritu de los hombres más ilustres venga tan fácil y familiarmente al llamamiento de los hombres más obscuros? Los hombres juzgan a los Espíritus como ellos, y es un error; después de la muerte del cuerpo, las categorías terrestres no existen; no hay más distinción entre ellos que la bondad, y los que son buenos van por todas partes en donde puede hacerse bien.


33. ¿Cuánto tiempo después de la muerte puede tardarse en evocar a un Espíritu? Puede hacerse en el mismo instante de la muerte, pero como en este momento el Espíritu está aún en la turbación responde imperfectamente. Observación. – Siendo la duración de la turbación muy variable, no puede haber plazo fijo para hacer la evocación; es raro, sin embargo, que al cabo de ocho días el Espíritu no se reconozca bastante lúcido para poder responder; algunas veces lo puede muy bien dos o tres días después de la muerte; en todos los casos se debe ensayar con respeto.


34. ¿La evocación en el instante de la muerte es más penosa para el Espíritu que la que se hace más tarde? Algunas veces es como si os quitasen el sueño antes de despertaros completamente. Sin embargo hay algunos que no son contrariados y aun les ayuda a salir de la turbación.


35. Un niño que muere a corta edad, ¿cómo puede su Espíritu responder con conocimiento de causa, si cuando vivía no tenía aún conciencia de sí mismo? El alma del niño es un Espíritu envuelto aún en los lazos de la materia; pero separado de ella goza de las facultades del Espíritu, porque los Espíritus no tienen edad; lo que prueba que el Espíritu del niño ha vivido ya. Sin embargo, hasta que esté completamente desprendido, puede conservar en su lenguaje algunas trazas del carácter de la infancia.


Observación. – La influencia corporal que se hace sentir más o menos tiempo sobre el Espíritu del niño se hace igualmente notar algunas veces sobre el Espíritu de aquellos que mueren en estado de locura. El Espíritu, por sí mismo, no es loco, pero ya se sabe que ciertos Espíritus creen durante algún tiempo estar aun en este mundo; no es, pues, extraño, que sintiéndose loco el Espíritu se resienta aún de las trabas que durante la vida se oponían a su libre manifestación, hasta que esté completamente desprendido. Este efecto varía según las causas de la locura, porque hay locos que recobran toda la lucidez de sus ideas inmediatamente después de su muerte.