CAPÍTULO IX - DE LOS LUGARES FRECUENTADOS POR LOS ESPÍRITUS
132. Las manifestaciones espontáneas que se han producido
en todos los tiempos, y la persistencia de algunos Espíritus en dar
señales ostensibles de su presencia en algunas localidades, son el
origen de la creencia en los lugares frecuentados por aquéllos. A
las preguntas dirigidas con este objeto se nos ha contestado del
modo siguiente:
1. ¿Los Espíritus sólo se apasionan de las personas o se
aficionan también a las cosas?
Esto depende de su elevación. Ciertos Espíritus pueden
aficionarse a los objetos terrestres; los avaros, por ejemplo, que
ocultaron sus tesoros y que nos están bastante desmaterializados,
puede aún vigilarlos y guardarlos.
2. ¿Los Espíritus errantes tienen lugares de predilección?
Esto reconoce el mismo principio. Los Espíritus que no
tienen apego a la Tierra van a donde encuentran simpatías; vienen
aquí atraídos más bien por las personas que por las cosas
materiales; sin embargo los hay que, momentáneamente, pueden
tener una preferencia por ciertos lugares, pero estos son
generalmente Espíritus inferiores.
3. Una vez que el apego de los Espíritus por una localidad,
es una señal de inferioridad ¿es igualmente una prueba de que son
malos Espíritus?
Seguramente que no; un Espíritu puede estar poco
adelantado sin ser malo. ¿No sucede lo mismo entre los hombres?
4. La creencia de que los Espíritus frecuentan con
preferencia las ruinas, ¿tiene algún fundamento?
No; los Espíritus van a estos parajes como a todas partes;
pero la imaginación, afectada por el aspecto lúgubre de ciertos
lugares, atribuye a su presencia lo que muchas veces sólo es un
efecto muy natural. ¡Cuántas veces el miedo ha hecho tomar la
sombra de un árbol por un fantasma, el grito de un animal o el
soplo del viento por alma en pena! Los Espíritus quieren la
presencia de los hombres; por esta razón buscan con preferencia
los parajes habitados que los lugares aislados.
– Sin embargo, según lo que sabemos de la diversidad de
caracteres de los Espíritus, debe haber entre ellos misántropos
que deben preferir la soledad.
Por eso no he contestado de una manera absoluta a la
pregunta; he dicho que pueden ir a los lugares desiertos lo mismo
que por todas partes, y es muy evidente que los que quieren estar
retirados es porque les gusta; pero esto no es una razón para que
las ruinas sean forzosamente sus lugares predilectos; porque
ciertamente hay muchos más en las ciudades y palacios que en el
fondo de los bosques.
5. Las creencias populares tienen en general un fondo de
verdad, ¿cual puede ser el origen de los lugares frecuentados por
los Espíritus?
El fondo de verdad es la manifestación de los Espíritus, en
la cual el hombre ha creído en todo tiempo por instinto, pero,
como he dicho, el aspecto de los lugares lúgubres afecta su
imaginación, y, naturalmente, coloca en ellos los seres que mira
como sobrenaturales. Esta creencia, que mira como supersticiosa, se conserva por las narraciones de los poetas y los cuentos
fantásticos que se oyen desde la infancia.
6. ¿Los Espíritus que se reúnen tienen para esto días y horas
de predilección?
No; los días y las horas son los registros del tiempo para
uso de los hombres y para la vida corporal, pero para nada sirven
a los Espíritus; no lo necesitan ni le hacen caso.
7. ¿Cuál es el origen de la idea que los Espíritus vienen con
preferencia durante la noche?
La impresión producida sobre la imaginación por el silencio
y la obscuridad. Todas estas creencias son supersticiones que el
conocimiento razonado del Espiritismo debe destruir. Lo mismo
sucede con respecto a los días y las horas que se cree serles más
propicias; creedlo, a no dudar, que la influencia de media noche
sólo ha existido en los cuentos.
–Siendo así, ¿por qué ciertos Espíritus anuncian su venida
y sus manifestaciones para dicha hora y para días determinados,
como por ejemplo del viernes?
Estos son Espíritus que se aprovechan de la credulidad y se
divierten. Por la misma razón los hay de ellos que dicen ser el
diablo o se dan nombres infernales. Mostradles que no sois un
juguete y no volverán.
8. ¿Los Espíritus vienen con preferencia a la tumba en que
descansa su cuerpo?
El cuerpo sólo fue un vestido; no piensan ya en la envoltura
que les hizo sufrir como al prisionero sus cadenas. Sólo dan
importancia a las personas que les son queridas.
–¿Las oraciones que se hacen sobre sus tumbas, le son,
acaso, más agradables, y les traen allí con preferencia a otra parte?
La oración es una evocación que atrae a los Espíritus, bien
lo sabéis. La oración tiene tanta más acción cuanto más ferviente y más sincera es; pero ante una tumba venerada se está más
recogido, y la conservación de las reliquias piadosas es un
testimonio de afección para el Espíritu, y al cual es siempre
sensible. El pensamiento es el que obra siempre sobre el Espíritu
y no los objetos materiales; estos objetos tienen más influencia
sobre aquel que ruega fijando en ellos su atención, que sobre el
Espíritu.
9. Según eso, ¿la creencia en los lugares frecuentados por
los Espíritus no parece absolutamente falsa?
Hemos dicho que ciertos Espíritus pueden ser atraídos por
las cosas materiales; pueden serlo por ciertos lugares que parece
eligen para domicilio, hasta que cesan las circunstancias que les
conducían a ellos.
–¿Cuáles son las circunstancias que pueden conducirles allí?
Su simpatía por algunas de las personas que los frecuentan
o el deseo de comunicarse con ellas. Sin embargo, sus intenciones
no son siempre tan laudables; cuando son Espíritus malos pueden
querer ejercer una venganza sobre ciertas personas de las que
tienen quejas. La permanencia en un lugar determinado puede
ser también, para algunos, un castigo que se les ha impuesto,
sobre todo si han cometido en él algún crimen, a fin de que tengan
constantemente este crimen ante los ojos. *
10. Los lugares frecuentados por los Espíritus ¿lo son
siempre por los antiguos habitantes de estas moradas?
Algunas veces, pero no siempre, porque si el antiguo
habitante es un Espíritu elevado, no se acordará ya de su
habitación terrestre, como tampoco de su cuerpo. Los Espíritus
que frecuentan ciertos lugares no tienen muchas veces otros motivo
que el del capricho, a menos que no sean atraídos a ellos por su
simpatía hacia ciertas personas.
– ¿Pueden fijarse en ellos con la mira de proteger a una
persona o a su familia?
Seguramente, si son buenos Espíritus; pero en este caso
nunca manifiestan su presencia por cosas desagradables.
11. ¿Hay algo de real en la historia de la dama Blanca?
Es un cuento formado de mil hechos que son verdaderos.
12. ¿Es racional el temer los lugares frecuentadores por los
Espíritus?
No; los Espíritus que visitan ciertos lugares y arman en
ellos ruido; más bien procuran divertirse a costa de la credulidad
y del miedo que hacer mal. Por lo demás figuraos que hay Espíritus
en todas partes, y que donde estéis lo tenéis sin cesar a vuestro
lado, aun en las casas más pacíficas. Frecuentan muchas veces
ciertas habitaciones, porque encuentran en ellas ocasiones de
manifestar su presencia.
13. ¿Hay algún medio de expulsarlo?
Sí, y lo más a menudo lo que se hace para esto, los atrae en
lugar de alejarlos. El mejor medio de echar a los Espíritus malos
es el atraer a los buenos. Atraed, pues, a los buenos Espíritus
haciendo el mayor bien posible, y los malos se irán; porque el
bien y el mal son incompatibles. Sed siempre buenos, y no tendréis
más que buenos Espíritus a vuestro lado.
–¿Hay, sin embargo, personas muy buenas que son el blanco
de los enredos de los Espíritus malos?
Si estas personas son realmente buenas, puede ser que esto
sea una prueba par ejercitar su paciencia y excitarles a ser todavía
mejores; pero creed bien que no son los más virtuosos los que
más hablan de la virtud. El que posee cualidades reales las ignora
muchas veces él mismo o no habla de ellas.
14. ¿Qué creeremos en cuanto a la eficacia del exorcismo
para echar los Espíritus malos de los lugares que frecuentan?
¿Habéis visto muchas veces que este medio haya tenido
resultados? Por el contrario, ¿no habéis visto redoblar la zambra
y el ruido después de las ceremonias del exorcismo? Es que se
divierten cuando se les toma por el diablo.
Los Espíritus que no vienen con mala intención pueden
también manifestar su presencia por el ruido y aun haciéndose
visibles, pero nunca hacen ruido que incomode. Estos son muchas
veces Espíritus que sufren y que podéis aliviar rogando por ellos;
otras veces son Espíritus benévolos que quieren probaros que están
cerca de vosotros, o en fin Espíritus ligeros que juguetean. Como
los que turban el reposo por el rugido, son casi siempre Espíritus
que se divierten, lo que mejor puede hacerse es reírse; ellos se
cansarán si ven que no consiguen asustar ni impacientar. (Véase
el capítulo V “Manifestaciones físicas espontáneas”).
Resulta de las referidas explicaciones que hay Espíritus que
se aficionan a ciertas localidades y dan a ellas la preferencia, pero
que no tienen por esto necesidad de manifestar su presencia por
efectos sensibles. Un lugar cualquier puede ser la morada forzada
o predilecta de un Espíritu, aún malo, sin que se haya producido
en él ninguna manifestación.
Los Espíritus que se aficionan a las localidades o a las cosas
materiales, no son jamás Espíritus superiores, pero sin ser
superiores pueden no ser malos y no tener ninguna mala intención;
algunas veces son comensales más útiles que dañosos, porque si
se interesan por las personas, pueden protegerlas.
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* Véase la Revista Espírita, febrero de 1860: “Historia de un condenado.