EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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349. Estas últimas reflexiones se aplican igualmente a todos los grupos que pudiesen diferir sobre algunos puntos de la doctrina. Como lo hemos dicho ya en el capítulo de las Contradicciones, estas divergencias se refieren, en la mayoría de los casos a los accesorios y muchas veces a simples palabras; habría, pues, puerilidad en formar opinión aparte, porque no se pensase exactamente del mismo modo. Sería aun peor que esto, si los diferentes grupos o sociedades de una misma población se mirasen con envidia. La envidia se comprende entre las gentes que se hacen competencia y pueden acarrearse un perjuicio material; pero cuando no hay especulación, la envidia puede ser una rivalidad mezquina de amor propio. Como en definitiva, no hay sociedad que pueda reunir en su seno a todos los adeptos, los que están animados por un verdadero deseo de propagar la verdad y cuyo objeto es únicamente moral, deben ver con placer multiplicarse las reuniones, y si hay en ellas competencia debe ser para ver quien hará más bien. Las que pretendieran estar en lo verdadero con exclusión de las otras deberían probarlo tomando por divisa el amor y la caridad; porque tal es el sello de todo verdadero espiritista. ¿Quieren prevalecerse de la superioridad de los Espíritus que les asisten? Que lo prueben por la superioridad de las enseñanzas que reciben, y por la aplicación que se hace de las mismas; este es un criterio infalible para distinguir a los que marchan por el mejor camino.

Ciertos Espíritus más presuntuosos que lógicos, prueban algunas veces imponer sistemas extraños e impracticables a favor de nombres venerados de los que se amparan. El buen sentido hace muy pronto justicia a estas utopías, pero esperando, pueden sembrar la duda y la incertidumbre entre los adeptos; de aquí viene a menudo una causa de disentimiento momentáneo. Además de los medios que hemos dado para apreciarles, hay otro criterio que da la medida de su valor; es el número de partidarios que reclutan. La razón dice que el sistema que encuentra más eco en las masas, debe estar más cerca de la verdad que aquel que es rechazado por la mayoría y ve disminuir sus filas; así, pues, tened por cierto que los Espíritus que rehusan la discusión de su enseñanza es porque comprenden su debilidad.