EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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294. Preguntas sobre las invenciones y los descubrimientos


28. ¿Los Espíritus puedan guiar en la averiguaciones científicas y en los descubrimientos? La ciencia es obra del genio; no debe adquirirse sino por el trabajo, porque sólo por el trabajo el hombre adelante en su camino. ¿Qué mérito tendría si para saberlo todo no tuviese más que preguntar a los Espíritus? A este precio el imbécil puede ser sabio. Lo mismo sucede con las invenciones y descubrimientos de la industria. Otra consideración: cada cosa debe venir a su tiempo y cuando las ideas están en disposición de recibirle; si el hombre tuviese este poder, trastornaría el orden de las cosas, haciendo que viniese el fruto antes de la estación. Dios ha dicho al hombre: Sacarás de la tierra tu alimento con el sudor de tu frente; admirable figura que pinta su condición aquí abajo; debe progresar en todo por el esfuerzo de su trabajo; si se le diesen las cosas hechas, ¿para qué servirá su inteligencia? Sería como un estudiante que otro le hace lo que le corresponde hacer a él.


29. ¿El sabio y el inventor no están nunca asistidos por los Espíritus en sus investigaciones? ¡Oh! Esto es muy diferente. Cuando ha llegado el tiempo de un descubrimiento, los Espíritus encargados de dirigir la marcha, buscan el hombre capaz de conducirlo a buen fin, y le inspiran las ideas necesarias, de manera que le dejan todo el mérito, porque estas ideas, es menester que las elabore y las ponga en obra. Así sucede con todos los grandes trabajos de la inteligencia humana. Los Espíritus dejan a cada hombre en su esfera; de aquél que sólo es a propósito para cavar la tierra no le harán el depositario de los secretos de Dios; pero sabrán sacar de la obscuridad al hombre capaz de secundar sus designios. No os dejéis, pues, arrastrar por la curiosidad o ambición por un camino que no es el objeto del Espiritismo y que terminaría para vosotros en las más ridículas mixtificaciones.


Observación. — El conocimiento más esclarecido del Espiritismo, ha calmado el ardor de los descubrimientos que en el principio se habían lisonjeado algunos de hacer por este medio. Hasta se habían pedido a los Espíritus recetas para teñir y hacer crecer el pelo y curar los callos, etc. Nosotros hemos visto muchas gentes que creían haber hecho su fortuna y sólo han recogido procedimientos más o menos ridículos. Lo mismo sucede cuando se quiere con la ayuda de los Espíritus, penetrar los misterios del origen de las cosas; ciertos Espíritus tienen sobre estas materias, su sistema, que no vale más que el de los hombres, y es muy prudente el no acogerle sino con la más grande reserva.