EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

Volver al menú
39. Sistema de la locura. Algunos, por condescendencia, no quieren sospechar de superchería, pero pretenden que los que no tratan de engañar, lo son ellos mismos: lo que viene a decir que son imbéciles. Cuando los incrédulos ponen en ello menos formalidad, dicen simplemente que uno es loco, atribuyéndose así, a la brava, el privilegio del buen sentido. Ahí está el gran argumento de los que no les asiste la razón para oponerse. Por lo demás, esta especie de atacar ha caído en ridículo por su poca sustancia, y no merece que se pierda el tiempo en refutarla. Los espiritistas, por otra parte, no se aturden por eso; toman con valor su partido y se consuelan pensando que tienen por compañeros de infortunio bastantes gentes cuyo mérito nadie podría disputar. Es preciso en efecto convenir que esta locura, si la hay, tiene un carácter muy singular, y es que ataca con preferencia a la clase ilustrada, entre la que el Espiritismo cuenta la inmensa mayoría de sus adeptos hasta el presente. Si entre ellos, se encuentran algunas excentricidades, nada prueban contra la Doctrina que los locos religiosos no prueben contra la religión; los locos melómanos contra la música; los locos matemáticos contra la matemática. Todas las ideas han encontrado fanáticos exaltados, y sería menester estar dotado de un juicio bien obtuso para confundir la exageración de la cosa con la misma cosa. Para más amplias explicaciones sobre este objeto nos remitiremos a nuestro librito: Qué es el Espiritismo y a El libro de los Espíritus. (Introducción XV).