EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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319. Uno de los fenómenos más ordinarios es el de los golpes íntimos dados en la sustancia misma de la madera, con el movimiento de la mesa o sin moverla, o de otro objeto del que se sirva para el caso. Este efecto es uno de los más fáciles de imitar, sea por el contacto de los pies, sea provocando pequeños crujidos en el mueble; pero es una pequeña maña especial que es muy útil de manifestar. Basta poner las dos manos extendidas sobre la mesa y bastante juntas para que las uñas de los pulgares se apoyen con fuerza el uno contra el otro; entonces, por un movimiento muscular casi imperceptible, se les hace experimentar una frotación que hace un pequeño ruido seco, que tiene una gran analogía con el de la tiptología íntima. Este ruido se refleja en la madera y produce una ilusión completa. Nada hay más fácil que hacer oír tantos golpes como se deseen, una banda de tambores, etc., responde a varias preguntas por sí o por no, por nombres y también con la indicación de las letras del alfabeto.

Una vez sabido el modo de reconocer el fraude es muy sencillo. No es posible si las manos están separadas la una de la otra y se tiene la seguridad que ningún otro contacto puede producir el ruido. Los golpes reales se caracterizan también porque cambian de punto y timbre a voluntad, lo que no puede tener lugar cuando se debe a la causa que hemos dicho o a otra cualquiera análoga; que salga de la mesa para trasladarse a otro mueble cualquiera que nadie toque, en las paredes, en el techo, etc., o que responde a preguntas no previstas. (Véase núm. 41).