EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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62. No hay ningún indicio de la facultad mediúmnica; la experiencia sólo puede hacerla conocer. Cuando en una reunión se quiere ensayar, es preciso sentarse simplemente alrededor de una mesa y colocar las manos extendidas encima, sin presión ni contracción muscular. Al principio, como se ignoraban las causas del fenómeno, se indicaron muchas precauciones, reconocidas después absolutamente inútiles; tal es, por ejemplo, la alternativa de los sexos, y también el contacto de los dedos pequeños de las diferentes personas, formando una especie de cadena no interrumpida. Esta última precaución había parecido necesaria cuando se creía en la acción de una especie de corriente eléctrica; después la experiencia ha demostrado su inutilidad. La sola prescripción rigurosamente obligatoria es el recogimiento, un silencio absoluto, y sobre todo la paciencia, si el efecto se hace esperar. Puede ser que se produzca en algunos minutos, como puede tardar media hora o una; esto depende de la potencia mediúmnica de los cooperantes.