EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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325. Las reuniones frívolas se componen de personas que sólo ven el lado complaciente de las manifestaciones, que se divierten con los chistes de los Espíritus ligeros muy amantes de esta clase de asambleas, en las que tienen toda la libertad de exhibirse y en las cuales no faltan. Allí se preguntan toda clase de ligerezas, se hacen decir la buenaventura por los Espíritus, se pone su perspicacia a prueba para adivinar la edad, lo que se lleva en el bolsillo, descubrir pequeños secretos y mil otras cosas de esta importancia.

Estas reuniones son sin consecuencias; pero como los Espíritus ligeros son algunas veces muy inteligentes y que por lo general son de humor fácil y jovial, se producen a menudo cosas muy curiosas de las que el observador puede sacar provecho; el que no hubiese visto otra cosa y juzgase el mundo de los Espíritus según esta muestra, se haría una idea tan falsa, como aquel que juzgase a toda la sociedad de una ciudad por la de ciertos barrios. El simple buen sentido dice que los Espíritus elevados no pueden venir a tales reuniones, en las que los espectadores son tan formales como los actores. Si se quiere ocupar de cosas triviales, es menester llamar francamente a Espíritus ligeros, como se llamaría a farsantes para divertir una sociedad, pero habría profanación convidando nombres venerados, mezclando lo sagrado con lo profano.