EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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7. Médiums curanderos

175. Hablaremos ahora ligeramente de esta variedad de médiums, porque este asunto exigiría explicaciones más extensas para nuestro cuadro; sabemos también que un médico, de nuestros amigos, se ha propuesto tratarlo en una obra especial respecto a la medicina intuitiva. Diremos solamente que esta especie de mediumnidad consiste principalmente en el don que ciertas personas poseen de curar con el simple tacto, con la mirada y aun con un ademán, sin ayuda de ningún medicamento. Sin duda nos dirán que esto no es otra cosa que el magnetismo. Es evidente que el fluido magnético hace en esto gran papel; pero cuando se examina este fenómeno con cuidado, se reconoce fácilmente que hay alguna otra cosa. La magnetización ordinaria es un verdadero tratamiento continuado, regular y metódico; pero hay una completa diferencia. Casi todos los magnetizadores son aptos para curar si saben conducirse convenientemente, mientras que en los médiums curanderos la facultad es espontánea y aun algunos la poseen sin haber oído jamás hablar de magnetismo. La intervención de un poder oculto, que constituye la mediumnidad, viene a ser evidente en ciertas circunstancias; sobre todo cuando se considera que la mayor para de las personas que podemos con razón calificar de médiums curanderos, acuden a la oración, que es una verdadera evocación. (Véase el número 131.)

176. He aquí las respuestas que han dado los Espíritus a las siguientes preguntas que les hemos hecho con este objeto.


1. Las personas dotadas de potencia magnética ¿se pueden considerar como formando una variedad de médiums? No lo podéis dudar.


2. Sin embargo el médium es un intermediario entre los Espíritus y el hombre; luego el magnetizador tomando la fuerza de sí mismo, no parece ser el intermediario de ninguna potencia extraña? Esto es un error; la potencia magnética reside, sin duda, en el hombre, pero se aumenta con la acción de los Espíritus que llama en su ayuda. Si tú magnetizas con la mira de curar, por ejemplo, y evocas a un buen Espíritu que se interese por ti y por tu enfermo, aumenta tu fuerza y tu voluntad, dirige tu fluido y le da las cualidades necesarias.


3. Sin embargo, ¿no hay muy buenos magnetizadores que no creen en los Espíritus? ¿Piensas, acaso, que los Espíritus sólo obran sobre aquellos que creen en ellos? Los que magnetizan para hacer el bien son secundados por buenos Espíritus. Todo hombre que tiene el deseo del bien, los llama sin pensarlo; del mismo modo que cuando el deseo y las intenciones son malas, llama a los malos.


4. El que teniendo la potencia creyese en la intervención de los Espíritus, ¿obraría más eficazmente? Haría cosas que miraríais como milagros.


5. ¿Ciertas personas tienen verdaderamente el don de curar por el simple tacto, sin el empleo de los pases magnéticos? Seguramente; ¿no tenéis de eso numerosos ejemplos?


6. En este caso, ¿hay acción magnética o solamente influencia de los Espíritus? Lo uno y lo otro. Estas personas son verdaderos médiums, puesto que obran bajo la influencia de lo Espíritus; pero esto no es decir que sean médiums escribientes como vosotros lo entendéis.


7. ¿Ese poder puede transmitirse? El poder, no; pero sí el conocimiento de las cosas necesarias para ejercerlo si posee. Hay quien dudaría tener este poder, si no creía que se lo habían transmitido.

8. ¿Pueden obtenerse curaciones con sólo la oración? Sí, algunas veces, si Dios lo permite; pero podría suceder que al enfermo le conviniese sufrir todavía, y entonces creéis que vuestra plegaria no es escuchada.

9. ¿Hay para esto fórmulas de oraciones más eficaces las unas que las otras? La superstición solo puede dar una virtud a ciertas palabras y sólo los Espíritus ignorantes o mentirosos pueden concebir semejantes ideas prescribiendo fórmulas. Sin embargo puede acontecer que para personas poco ilustradas e incapaces de comprender las cosas puramente espirituales, el empleo de una fórmula contribuya a darles confianza; en este caso no es la fórmula la que es esficaz, sino la fe que se aumenta por idea adherida al empleo de la fórmula.