EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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318. No todos los fenómenos espiritistas se imitan con la misma facilidad, hay algunos que desafían evidentemente a toda la habilidad de la prestidigitación: tales son notablemente el movimiento de los objetos sin contacto, la suspensión de los cuerpos graves en el espacio, los golpes que se dan en diferentes partes, las apariciones, etc., salvo el empleo de los secretos y la inteligencia con algunos amigos; por esto decimos que lo que conviene hacer en casos semejantes, es observar con atención las circunstancias, y sobre todo hacerse cargo del carácter y de la posición de las personas, del objeto y del interés que podrían tener en engañar: este es el mejor de los comprobantes, porque hay ciertas circunstancias que quitan todo motivo de sospecha. Creemos, pues, en principio, que es menester desconfiar de aquel que hiciere de estos fenómenos un espectáculo o un objeto de curiosidad o de diversión y pretendiera producirlos a su gusto y en un punto dado como lo hemos dicho ya. No sabemos cómo repetirlo, las inteligencias ocultas que se nos manifiestan tienen sus susceptibilidades, y quieren probarnos que tienen también su libre albedrío y que no se someten a nuestro capricho. (Núm. 38).

Nos bastará el señalar algunos subterfugios empleados, o que es posible que se empleen en ciertos casos, para prevenir contra el fraude a los observadores de buena fe. En cuanto a las personas que se obstinan en juzgar sin profundizar, sería perder el tiempo procurar desengañarles.