Sobre los médiums
X
Todos los hombres son médiums; todos tienen un Espíritus que les dirige hacia el bien cuando saben escucharle. Que unos se comuniquen directamente con él por una mediumnidad particular, que otros solo le oigan la voz del corazón y de la inteligencia, poco importa, no por esto deja de ser el Espíritu familiar que les aconseja. Llamadle espíritu, razón, inteligencia, siempre es una voz que responde a vuestra alma y os dicta buenas palabras; solo que vosotros no las comprendéis siempre. No todos saben obrar según los consejos de la razón, no de esta razón que se arrastra y humilla más bien que marcha, de esta razón que se pierde en medio de los intereses materiales y groseros, sino de la razón que eleva al hombre sobre sí mismo, que le transporta hacia las regiones desconocidas; llama sagrada que inspira al artista y al poeta, pensamiento divino que eleva al filósofo, fervor que arrastra a los individuos y a los pueblos, razón que el vulgo no puede comprender, pero que eleva al hombre y le acerca a Dios, más que a ninguna otra criatura, entendimiento que sabe conducirle de lo conocido a lo desconocido y le hace ejecutar las cosas más sublimes. Escuchad, pues, a esta voz interior, a este buen genio que os habla sin cesar, y llegaréis progresivamente a oír a vuestro ángel guardián que os tiende la mano desde lo alto de los cielos; lo repito, la voz íntima que habla al corazón es la de los buenos Espíritus, y bajo este punto de vista todos los hombres son médiums. Channing
XI
El don de la mediumnidad es tan antiguo como el mundo; los profetas eran médiums; los misterios del Eleusis estaban fundados sobre la mediumnidad; los Caldeos, los Asirios, tenían médiums; Sócrates estaba dirigido por un Espíritu que le inspiraba los admirables principios de su filosofía; él oía su voz. Todos los pueblos han tenido sus médiums, y las inspiraciones de Juana de Arco no eran otra cosa que la voz de los Espíritus bienhechores que la dirigían. Este don que se esparce hoy día, era más raro en la edad media, pero jamás ha cesado. Swedenborg y sus adeptos tuvieron una numerosa escuela. La Francia de los últimos siglos, burlona y ocupada con una filosofía que queriendo destruir los abusos de la intolerancia religiosa, ofuscaba bajo el ridículo todo lo que era ideal, la Francia debía alejar al Espiritismo que no cesaba de progresar en el Norte. Dios había permitido esta lucha de ideas positivas contra las ideas espiritistas, porque el fanatismo se había hecho una arma de estas últimas; ahora que los progresos de la industria y de las ciencias han desarrollado el arte de vivir bien, a tal punto que las tendencias materiales han venido a ser dominantes, Dios quiere que los Espíritus vuelvan otra vez a conducir los intereses del alma; quiere que el perfeccionamiento del hombre moral sea lo que debe ser, es decir, el fin y el objeto de la vida. El Espíritu humano sigue una marcha necesaria, imagen de la gradación sufrida por todo lo que puebla el Universo visible e invisible; todo progreso llega a su hora: la de elevación moral ha llegado para la Humanidad; no se cumplirá en vuestros días; pero dad gracias a Dios de que asistáis a la aurora bendecida. Pedro Jouty (Padre del médium).
XII
Dios me ha encargado de una misión que debo cumplir con los creyentes a quienes favorece con la mediumnidad. Cuántas más gracias reciben del Altísimo, más peligros corren, y estos peligros son tanto más grandes porque toman origen en los mismos favores que Dios les concede. Las facultades de que gozan los médiums les atraen los elogios de los hombres, las felicitaciones, las adulaciones: aquí está su escollo. Estos mismos médiums que deberían tener siempre presente en la memoria su incapacidad primitiva lo olvidan; hacen más: lo que sólo deben a Dios lo atribuyen a su propio mérito. ¿Qué sucede entonces? Los buenos Espíritus le abandonan, vienen a ser un juguete para los malos, y no tienen brújula para guiarse; cuanto más capaces se hacen, más inclinados están en atribuirse un mérito que no les pertenece, hasta que por fin Dios les castiga retirándoles una facultad que sólo pudo serles fatal. No sabría cómo recomendaros a vuestro ángel guardian, para que os ayude a estar siempre preparados contra vuestro más cruel enemigo que es el orgullo. Acordáos mucho los que tenéis la dicha de ser los intérpretes entre los Espíritus y los hombres, que sin el apoyo de nuestro divino Maestro seréis castigados con más severidad, porque habréis sido más favorecidos. Espero que esta comunicación dará sus frutos y deseo que pueda ayudar a los médiums a mantenerse en guardia contra el escollo donde vendría a destruirse, este escollo ya os lo he dicho, es el orgullo. Juana de Arco.
XIII
Cuando vosotros queráis recibir comunicaciones de buenos Espíritus, conviene prepararos a este favor por el recogimiento, por sanas intenciones y por el deseo de hacer el bien con respecto al progreso general; porque acordaos que el egoísmo es una causa de atraso para todo adelantamiento. Acordaos de que Dios permite a algunos de entre vosotros el que recibáis la inspiración de ciertos hijos suyos que por su conducta, han sabido merecer la felicidad comprender su bondad infinita, es que quieres a solicitud nuestra y en vista de vuestras buenas intenciones, daros los medios de adelantar en su camino; así, pues, médiums sacad provecho de esta facultad que Dios quiere concederos. Tened fe en la mansedumbre de nuestro Maestro; tened la caridad siempre en práctica; no os canséis nunca de ejercer esta sublime virtud así como la tolerancia. Que vuestras acciones estén siempre en armonía con vuestra conciencia, es un medio cierto de centuplicar vuestra felicidad en esta vida pasajera y prepararos a una existencia mil veces más dulce aun. El médium de entre vosotros que no se sienta con fuerzas de perseverar en la enseñanza de los Espíritus, que se abstenga; porque no sacando provecho de la luz que le ilumina, será menos excusable que otro, y deberá expiar su ceguedad. Pascal.
XIV
Hoy os hablaré del desinterés que debe ser entre los médiums una de sus cualidades esenciales, de la misma manera que la modestia y la abnegación. Dios les ha dado esta facultad con el fin de que ayuden a propagar la verdad, pero no para hacer de ella un tráfico; y por esto no sólo entiendo aquellos que quisieran explotarla como lo harían con un talento ordinario, que se harían médiums como uno se hace cantor o bailarín, sino todos aquellos que pretendiesen servirse de ella con cualquier mira de interés material. ¿Es racional el creer que los buenos Espíritus y menos aun Espíritus superiores, que condenan la avaricia, consientan a entregarse en espectáculo, y que como las comparsas, se pongan a disposición de un empresario de manifestaciones espiritistas? No lo es tampoco el suponer que Espíritus buenos puedan favorecer miras de orgullo y de ambición. Dios les permite comunicarse con los hombres para sacarlos del cenegal terrestre y no para servir de instrumentos a las pasiones mundanas. No puede, pues, ver con placer a los que desvían de su verdadero objeto el don que les ha hecho y os aseguro que serán castigados, aun aquí abajo por la más amargas decepciones. Delfina de Girardín.
XV
Todos los médiums son incontestablemente llamados a servir a la causa del Espiritismo según la medida de su facultad, pero hay muy pocos que no se dejan prender en el lazo del amor propio; es una piedra de toque que poca veces deja de producir su efecto; así es que sobre cien médiums, apenas encontraréis uno por ínfimo que sea, que no se haya creído en los primero tiempos de su mediumnidad, llamado a obtener resultados superiores y predestinados a grandes misiones. Los que sucumben a esta vanidosa esperanza cuyo número es grande, vienen a ser presa inevitable de Espíritus obsesores que no tardan en subyugarles adulando su orgullo y tomándoles por la parte flaca; cuanto más se han querido elevar, más ridícula es su caída, cuando no es desastrosa para ellos. Las grandes misiones sólo se confían a los hombres elegidos, y Dios mismo les coloca sin que ellos los busquen en el centro y en la posición en que su concurso podrá ser eficaz. Nunca está demás recomendar a los médiums inexpertos que desconfíen de lo que ciertos Espíritus puedan decirles, tocante al pretendido papel que están llamados a representar; porque si lo creen así solo recogerán defecciones en este mundo y un severo castigo en el otro. Que se persuadan bien que en la esfera modesta y obscura en que están colocados pueden prestar grandes servicios, ayudando a la conversión de los incrédulos o dando consuelo a los afligidos; si deben salir de este círculo serán conducidos por una mano invisible que preparará los caminos puestos en evidencia, por decirlo así, a pesar suyo. Que se recuerden bien de aquellas palabras: “El que se eleva será abatido, el que se abata será elevado”. El Espíritu de Verdad