EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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317. Los médiums mentirosos son censurados como lo merecen en la siguiente carta que hemos reproducido en la Revista Espírita del mes de agosto de 1861. “París, 21 de julio 1861.

“Señor:

“Puede uno no estar acorde en ciertos puntos, y estarlo perfectamente sobre otros. Acabo de leer en la página 213 del número último de su diario, reflexiones sobre fraudes en materia de experimentos espiritualistas (o espiritistas) y tengo la satisfacción de asociarme a ellas con todas mis fuerzas. Allí toda disidencia en materia de teorías y de doctrinas desaparece como por encanto.

“Puede que yo no sea tan severo como usted con respecto a los médiums que bajo una forma digna y conveniente, aceptan una remuneración como indemnización del tiempo que consagran a los experimentos, muchas veces muy largos y pesados; pero lo soy tanto – y no podría uno serlo bastante – con respecto a aquellos que en semejante caso, suplen en momentos dados, por la fullería y el fraude, la ausencia o la insuficiencia de los resultados prometidos y esperados. (Véase número 311).

“Mezclar lo verdadero con lo falso, cuando se trata de fenómenos obtenidos por la intervención de los Espíritus, es una infamia y habría alteración del sentido moral en el médium que creyese poderlo hacer sin escrúpulo. De la misma manera que usted lo hace observar perfectamente, es desacreditar la cosa en el espíritu de los indecisos, desde el momento en que se conoce el fraude. Anãdiré que es comprometer del modo más deplorable a los hombres honrados que prestan a los médiums el apoyo desinteresado de su conocimientos y de sus luces que se declaran garantes de su buena fe, y de algún modo les apadrinan; es cometer con ellos un verdadero delito.

“Todo médium que estuviese convicto de maniobras fraudulentas; que se sorprendiese para servirme de una expresión trivial, con la mano en el saco, merecería ser proscripto por todos los espiritualistas o espiritistas del mundo, porque éste sería un deber riguroso para quitarles la máscara o para avergonzarles.

“Si a usted le conviene insertar estas cuantas líneas en su periódico, las pongo a su servicio.

“Reciba usted, etc.
Matieu”.