EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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345. Además de las evocaciones propiamente dichas, los dictados espontáneos, ofrecen objetos de estudio hasta el infinito. Consisten en esperar el asunto que quieran tratar los Espíritus. Muchos médiums pueden en este caso trabajar simultáneamente. Alguna vez puede llamarse a un Espíritu determinado; lo más regular es esperar a los que quieran presentarse, y algunas veces vienen del modo más imprevisto. Estas comunicaciones pueden dar lugar en seguida a una multitud de cuestiones, cuyo tema se encuentra de este modo preparado. Deben ser comentadas con cuidado para estudiar todos los pensamientos que encierran y juzgar si llevan el sello de la verdad. Este examen hecho con severidad es, como hemos dicho, la mejor garantía contra la instrucción de los Espíritus mentirosos; con este motivo y también para la instrucción de todos, podrá darse conocimiento de las comunicaciones obtenidas fuera de la reunión. Hay en esto, como se ve, un manantial inagotable de elementos eminentemente formales e instructivos.