EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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97. Decimos, desde luego, que este fenómeno es uno de los que más se prestan a la imitación, y que, por consiguiente, es preciso estar en guardia de la superchería. Se sabe hasta dónde puede llegar el arte de la prestidigitación con relación a experiencia de este género, pero sin referirse a un hombre del oficio se podría fácilmente ser juguete de una maniobra hábil e interesada. La mejor de todas las garantías está en el carácter, la honradez notoria y el desinterés absoluto de la persona que obtiene semejantes efectos; en segundo lugar, en el examen atento de todas las circunstancias con las cuales los hechos se producen; en fin, en el conocimiento ilustrado del Espiritismo, que sólo puede hacer descubrir lo que fuera sospechoso.