EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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4. La existencia del alma y la de Dios, que son consecuencia una de la otra, siendo la base de todo el edificio, antes de entablar alguna discusión espiritista, importa asegurarse si el interlocutor admite esta base. Si a estas preguntas:

¿Creéis en Dios?

¿Creéis tener un alma?

¿Creéis en la supervivencia del alma después de la muerte?

– responde negativamente, o si dice simplemente: Yo no sé; querría que fuese así, pero no estoy seguro de ello, lo que, las más veces, equivale a una cortés negativa, disfrazada bajo una forma menos explícita a fin de no chocar muy bruscamente lo que él llama preocupaciones respetables, sería tan inútil ir más allá, como el pretender demostrar las propiedades de la luz al ciego que no la admitiese, porque en definitiva, las manifestaciones espiritistas no son otra cosa que los efectos de las propiedades del alma; con aquél es necesario seguir otro orden de ideas si no se quiere perder el tiempo.


Si se admite la base, no a título de probabilidad, si no como cosa segura, incontestable, la existencia de los Espíritus, se deduce naturalmente.