EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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70. A bordo de un buque de la marina imperial francesa, en estación en los mares de la China, toda la tripulación, desde de los marineros hasta el estado mayor, se ocupaba en hacer hablar a las mesas. Se tuvo la idea de evocar al Espíritu de un teniente de este mismo buque, muerto hacía dos años. Vino, y después de diversas comunicaciones que llenaron a todos de asombro, dijo lo que sigue, por medio de golpes: “Os suplico encarecidamente que paguéis al capitán la suma de... (indicaba la cantidad) que le debo, y que siento no haberle podido rembolsar antes de mi muerte”. Nadie conocía el hecho, el mismo capitán había olvidado este crédito, por cierto muy insignificante; pero examinando sus cuentas, encontró el asiento de la deuda del teniente, y cuya cantidad era exactamente la indicada. Dígasenos de qué pensamiento provenía el reflejo de esta indicación.