EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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150. Los Espíritus pueden producir ruidos y dar golpes, pueden también hacer oír gritos de cualquier naturaleza y sonidos vocales imitando la voz humana, a nuestro lado o en la vaguedad del aire; este es el fenómeno que designamos bajo el nombre de pneumatofonía. Según lo que conocemos de la naturaleza de los Espíritus, se puede pensar que algunos de entre ellos, cuando son de orden inferior, se hacen ilusión y creen hablar como cuando vivían. (Véase la Revista Espírita, febrero 1858: “Historia del aparecido de la señora Clairon”).


Será preciso, sin embargo, guardarse de tomar por voces ocultas todos los sonidos que no tienen causa conocida, o simples zumbidos de oídos, y sobre todo de creer que haya la menor verdad en la especie vulgar de que el oído que zumba nos advierte que se habla de nosotros en alguna parte. Esos zumbidos cuya causa es puramente fisiológica, no tienen, por otra parte, ningún sentido, mientras que los sonidos pneumatofónicos expresan pensamientos y sólo por esto se puede reconocer que son debidos a una causa inteligente y no accidental. Se puede tomar como principio que los efectos notoriamente inteligentes son los únicos que pueden atestiguar la intervención de los Espíritus; en cuanto a los otros hay al menos cien probabilidades contra una que se deben a causas fortuitas.