Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Mozart

1. Sin duda sabéis el motivo por el cual os hemos llamado. –Resp. Vuestro llamado me complace.

2. ¿Reconocéis el fragmento que se acaba de tocar como siendo dictado por vos? –Resp. Sí, muy bien; lo reconozco perfectamente. El médium que me ha servido de intérprete es un amigo que no me ha traicionado.

3. ¿Cuál de los dos fragmentos preferís? –Resp. El segundo, sin comparación.

4. ¿Por qué? –Resp. La dulzura y el encanto son en él más vivos y más tiernos a la vez.

Nota – En efecto, esas son las cualidades que se han reconocido en ese fragmento.

5. La música del mundo que habitáis, ¿puede compararse con
la nuestra? –Resp. Para vosotros sería difícil comprenderla; nosotros tenemos sentidos que vosotros no poseéis.

6. Se nos ha dicho que en vuestro mundo hay una armonía natural, universal, que no conocemos en este mundo. –Resp. Es verdad; en vuestra Tierra, vosotros hacéis la música; aquí, toda la Naturaleza hace escuchar sus sonidos melodiosos.

7. ¿Podríais vos mismo tocar el piano? –Resp. Podría, sin duda, pero no quiero; es inútil.

8. Sin embargo, ése sería un poderoso motivo de convicción. –Resp. ¿No estáis convencidos?

Nota – Sabemos que los Espíritus nunca se prestan a pruebas; a menudo hacen espontáneamente lo que no se les pide; además, ésta entra en la categoría de las manifestaciones físicas, con las cuales los Espíritus elevados no se ocupan.

9. ¿Qué pensáis de la reciente publicación de vuestras Cartas? –Resp. Esto ha evocado mucho mis recuerdos.

10. Vuestro recuerdo está en la memoria de todo el mundo; ¿podríais especificar el efecto que esas Cartas han producido en la opinión pública? –Resp. Sí, sus lectores me han amado más y se han apegado mucho más a mí como hombre, de lo que lo hacían antes.

Nota – La persona que ha formulado estas últimas preguntas, ajena a la Sociedad, confirma efectivamente que esa ha sido la impresión producida por esta publicación.

11. Deseamos interrogar a Chopin; ¿podemos? –Resp. Sí; él está más triste y más sombrío que yo.