Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Advertencias del Más Allá

EL OFICIAL DE CRIMEA

La Indépendance Belge (Independencia Belga), que no puede ser acusado de excesiva benevolencia para con las creencias espíritas, ha relatado el siguiente hecho que varios otros diarios han repetido, y que nosotros reproducimos a nuestro turno con todas las reservas, pues no hemos tenido la ocasión de constatar su realidad.

“Ya sea porque nuestra imaginación inventa y puebla un mundo de almas al lado y encima de nosotros, o porque el mundo en el cual estamos, vivimos y nos movemos existe realmente, es indudable –por lo menos para mí– que se producen inexplicables accidentes que provocan a la Ciencia y desafían a la razón.

“En la guerra de Crimea, durante una de esas noches tristes y lentas que se prestan maravillosamente a la melancolía, a la pesadilla y a todas las nostalgias del Cielo y de la Tierra, un joven oficial se levanta de repente, sale de su tienda, va a buscar a uno de sus camaradas y le dice:

–Acabo de recibir la visita de mi prima, la Srta. de T...

–Lo has soñado.

–No. Ella entró, pálida y sonriendo, deslizándose apenas por la superficie del suelo, el cual era demasiado duro y grosero para sus pies delicados. Después que su dulce voz me despertó súbitamente, me miró y me dijo: "¡Estás tardando mucho! ¡Tomad cuidado! ¡A veces se muere en la guerra sin ir a la guerra!" Quise hablarle, levantarme, correr hacia ella; ¡pero retrocedió! Y poniendo el dedo sobre los labios, dijo: "¡Silencio! Tened coraje y paciencia; nos volveremos a ver". ¡Ah, amigo mío! Ella estaba muy pálida, tengo la certeza de que está enferma y que me llama.

–Duermes despierto; estás loco, replicó mi amigo.

–Es posible; pero entonces ¿qué es ese movimiento de mi corazón que la evoca y que me hace verla?

“Ambos jóvenes conversaron y, al amanecer, el amigo acompañó a su tienda al oficial visionario, cuando éste estremeció de repente y dijo:

–Aquí está ella, amigo mío; aquí está, delante de mi tienda... Ella me hace señales de que me falta fe y confianza.

“Por supuesto que su amigo no veía nada. Hizo lo mejor que podía para tranquilizar a su camarada. El día nació y con el mismo las ocupaciones muy serias que dejaban a un lado los fantasmas de la noche. Pero por una precaución bien razonable, al día siguiente una carta partió hacia Francia pidiendo noticias urgentes de la Srta. de T... Algunos días después respondieron que la Srta. de T... estaba seriamente enferma, y que si el joven oficial pudiera conseguir una licencia, tal vez su visita le causase un mejor efecto.

“Pedir una licencia en el momento de las luchas más rudas, quizás en la víspera de un ataque decisivo, alegando temores sentimentales, era algo que no se podía pensar. Sin embargo, creo recordarme que la licencia fue pedida y conseguida, y que el joven oficial ya iba a partir hacia Francia, cuando tuvo una nueva visión: ésta era espantosa. Pálida y muda, la Srta. de T... llegó una noche a su tienda deslizándose por el suelo y le mostró el largo vestido blanco que arrastraba. El joven oficial no dudó un solo instante que su novia hubiese muerto; extendió su mano, tomó una de sus pistolas y se dio un tiro en la cabeza.

“En efecto, en aquella misma noche y a la misma hora, la Srta. de T... había dado su último suspiro.

“¿Sería esta visión el resultado del magnetismo? No lo sé. ¿Sería locura? Cómo yo quisiera que fuese esto. Pero era algo que escapaba a las burlas de los ignorantes y al escarnio aún más inconveniente de los científicos.

“En cuanto a la autenticidad de este hecho, yo lo garantizo. Interrogad a los oficiales que han pasado ese largo invierno en Crimea, y no serán pocos los que os relatarán fenómenos de presentimiento, de aparición, de visión de imágenes de la patria y de parientes, análogos al que acabo de narraros.

“¿Qué se debe sacar en conclusión de todo esto? Nada. A menos que termine mi correspondencia de un modo bien lúgubre, y que tal vez supiese el medio de hacer dormir sin saber magnetizar.”

“THÉCEL”

Como hemos dicho en el comienzo, no hemos podido constatar la autenticidad del hecho; pero lo que podemos garantizar es su posibilidad. Los ejemplos comprobados, antiguos y recientes, de advertencias del Más Allá son tan numerosos que éste no tiene nada de más extraordinario que otros, atestiguados por personas dignas de fe. Podían parecer sobrenaturales en otros tiempos; pero hoy, que su causa es conocida y que son psicológicamente explicados, gracias a la teoría espírita, no tienen nada que los aparte de las leyes de la Naturaleza. No agregaremos sino una observación: si este oficial hubiera conocido el Espiritismo, sabría que el medio de reencontrar a su novia no sería suicidándose, porque esta acción puede alejarlos por un tiempo mucho más largo que aquel que él hubiese pasado en la Tierra. Además, el Espiritismo le habría dicho que una muerte gloriosa, en el campo de batalla, le habría sido más provechosa que la que se permitió voluntariamente por un acto de debilidad.

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He aquí otro hecho de advertencia del Más Allá, relatado por la Gazette d’Arad (Hungría) [Gaceta de Arad], del mes de noviembre de 1858:

“Dos hermanos israelitas de Gyek (Hungría) habían ido a Grosswardeina llevar a sus dos hijas de 14 años a un internado. Durante la noche siguiente a su partida, otra hija de uno de ellos, de 10 años de edad y que se había quedado en casa, despertó sobresaltada y dijo llorando a su madre que había visto en sueño a su padre y a su tío, los cuales estaban cercados por varios campesinos que querían hacerles daño.

“En un principio la madre no le hizo caso a sus palabras; pero al ver que no conseguía calmar a su hija, la llevó a la casa del alcalde del lugar; ella contó allí nuevamente su sueño y agregó que había reconocido entre los campesinos a dos vecinos suyos, y que el hecho había sucedido en los lindes de un bosque.

“Inmediatamente el alcalde ordenó buscar a los dos campesinos en su domicilio, los cuales estaban efectivamente ausentes; luego, a fin de asegurarse de la verdad, envió a la dirección indicada a otros emisarios, quienes encontraron cinco cadáveres en los límites de un bosque. Eran los cadáveres de ambos padres, con sus hijas y el cochero que los había llevado; los cadáveres habían sido arrojados a una hoguera para que quedasen irreconocibles. Enseguida la gendarmería inició sus investigaciones; detuvo a los dos campesinos designados, en el momento en que éstos intentaban cambiar varios billetes de banco manchados de sangre. Una vez en prisión, confesaron su crimen, diciendo que reconocían el dedo de Dios en el rápido descubrimiento del crimen.”