Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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El general Hoche
(Sociedad, 22 de julio de 1859.)

1. Evocación. –Resp. Estoy con vosotros.

2. La Sra. J... nos ha dicho que os habíais comunicado espontáneamente con ella; ¿con qué intención lo habéis hecho, puesto que la misma no os había llamado? –Resp. Es ella quien me ha traído aquí; yo deseaba ser llamado por vos y sabía que, al estar cerca de ella, vos lo sabríais y probablemente me evocaríais.

3. Le habéis dicho que acompañabais las operaciones militares de Italia: esto nos parece natural; ¿podríais decirnos lo que pensáis al respecto? Resp. Ellas han producido grandes resultados; en mi época se combatía por más tiempo.

4. Al asistir a esta guerra, ¿desempeñabais en la misma algún papel activo? –Resp. No, el de un simple espectador.

5. Como vos, ¿han estado allí otros generales de vuestro tiempo? Resp. Sí; bien lo podéis imaginar.

6. ¿Podríais designar a algunos? –Resp. Sería inútil.

7. Se nos ha dicho que Napoleón I estaba presente, lo que no es difícil de creer. A la época de las primeras Guerras de Italia, él no era sino general; ¿podríais decirnos si en ésta él veía las cosas desde el punto de vista del general o del emperador? –Resp. De ambos, e incluso de un tercero: el de diplomático.

8. Cuando encarnado, vuestro rango militar era más o menos igual al de él; como después de vuestra muerte él ascendió bastante, ¿podríais decirnos si, como Espíritu, vos lo consideráis como vuestro superior? Resp. Aquí reina la igualdad; ¿por qué preguntáis esto?

Nota – Indudablemente él entiende por igualdad que los Espíritus no tienen en cuenta las distinciones terrestres, con las cuales, en efecto, poco se preocupan y que no poseen ningún peso entre los mismos; pero la igualdad moral está lejos de reinar allí; entre ellos hay una jerarquía y una subordinación fundadas en las cualidades adquiridas, y nadie puede sustraerse al ascendiente de aquellos que son más elevados y más puros.

9. Al acompañar las peripecias de la guerra, ¿preveíais la paz tan próxima? –Resp. Sí.

10. ¿Esto era para vos una simple previsión o teníais un cierto conocimiento previo? –Resp. No; me lo habían dicho.

11. ¿Sois sensible al recuerdo que se ha guardado de vos? Resp. Sí; pero yo hice tan poco.

12. Vuestra viuda acaba de morir; ¿os encontrasteis con ella inmediatamente? –Resp. Yo la esperaba. Hoy voy a dejarla: la existencia me llama.

13. ¿Será en la Tierra que debéis tener una nueva existencia? Resp. No.

14. El mundo en que debéis ir, ¿es conocido de nosotros? Resp. Sí; Mercurio.

15. Este mundo ¿es moralmente superior o inferior a la Tierra? Resp. Inferior. Yo lo elevaré y contribuiré para hacerlo subir de posición.

16. ¿Conocéis actualmente ese mundo hacia donde debéis ir? Resp. Sí, muy bien; tal vez mejor de lo que lo conoceré cuando lo habite.

Nota – Esta respuesta es perfectamente lógica; como Espíritu, ve a ese mundo en su conjunto; cuando esté allí encarnado, solamente lo verá desde el punto de vista restricto de su personalidad y de la posición social que ha de ocupar.

17. En el aspecto físico, los habitantes de ese mundo ¿son también materiales como los de la Tierra? –Resp. Sí, completamente; aún más.

18. ¿Habéis sido vos quien ha elegido ese mundo para vuestra nueva existencia? –Resp. No, no; yo hubiera preferido una tierra calma y feliz; allá, encontraré torrentes de mal para combatir y furores del crimen para punir.

Nota – Cuándo nuestros misioneros cristianos van a los pueblos bárbaros para intentar hacer que en ellos penetren los gérmenes de la civilización, ¿no cumplen una misión análoga? Por lo tanto, ¿por qué admirarse de que un Espíritu elevado vaya a un mundo atrasado para hacerlo avanzar?

19. Esta existencia ¿os ha sido impuesta por constreñimiento? Resp. No; yo me he comprometido a llevarla a cabo; me han hecho comprender que el destino, la Providencia –si así lo deseáis– allí me llamaba. Es como la muerte antes de subir al Cielo: es preciso sufrir, ¡y lamentablemente yo no he sufrido lo suficiente!

20. ¿Sois feliz como Espíritu? –Resp. Sí, sin dificultades.

21. ¿Cuáles han sido vuestras ocupaciones como Espíritu, desde el momento en que hubisteis dejado la Tierra? –Resp. He visitado el mundo, la Tierra enteramente; esto me ha exigido un período de varios años; he aprendido las leyes que Dios emplea para dirigir todos los fenómenos que hacen parte de la vida; después, he procedido del mismo modo en varias otras esferas.

22. Nosotros os agradecemos por consentir atender a nuestro llamado. Resp. Adiós; no me veréis nuevamente.