Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Los ángeles guardianes

Comunicación espontánea obtenida por el Sr. L..., uno de los médiums de la Sociedad.

Existe una doctrina que, por su encanto y su dulzura, debería convertir a los más incrédulos: la de los ángeles guardianes. Pensar que tenéis siempre junto con vosotros a seres que os son superiores, que están siempre ahí para aconsejaros, ampararos y ayudaros a escalar la áspera montaña del bien; que son amigos más seguros y más abnegados que los vínculos más íntimos que se puedan contraer en esta Tierra, ¿no es una idea muy consoladora? Esos seres están allí por orden de Dios; ha sido Él que los ha puesto cerca vuestro; ahí están por amor a Él y cumplen a vuestro lado una bella pero penosa misión. Sí, donde quiera que estéis, estarán con vosotros: en las cárceles, en los lugares de vida disoluta, en la soledad, nada os separa de este amigo que no podéis ver, pero del cual vuestra alma siente los más suaves impulsos y escucha los más sabios consejos.

¡Ah, si conocierais mejor esta verdad! ¡Cuántas veces os ayudaría en los momentos de crisis y cuántas veces os libraría de las manos de los Espíritus malos! Pero, con toda claridad, este ángel de bien os habrá de decir con frecuencia: «¿No te lo he dicho? Y tú no lo has hecho. ¿No te he mostrado el abismo? Y te has despeñado en él. ¿No te hice escuchar en la conciencia la voz de la verdad? Y has seguido los consejos de la mentira». ¡Ah, interrogad a vuestros ángeles guardianes! Estableced entre ellos y vosotros esa tierna intimidad que reina entre los mejores amigos. No penséis en esconderles nada, porque ellos tienen la mirada de Dios, y no podéis engañarlos. Pensad en el porvenir, tratad de adelantaros en esta vida, y vuestras pruebas serán más cortas, vuestras existencias más felices. ¡Vamos, hombres de coraje! De una vez por todas, desechad los prejuicios y las segundas intenciones; entrad en la nueva senda que se abre ante vosotros; ¡marchad, marchad! Tenéis guías, seguidlos: el objetivo no os puede faltar, porque ese objetivo es el propio Dios.

A aquellos que piensan que es imposible que Espíritus verdaderamente elevados se consagren a una tarea tan laboriosa y de todos los instantes, les diremos que nosotros influimos en vuestras almas aun estando a millones de leguas de vosotros: para nosotros el espacio no es nada, y aunque vivamos en otro mundo nuestros Espíritus conservan su vínculo con el vuestro. Poseemos cualidades que no podéis comprender, pero tened la certeza de que Dios no nos ha impuesto una tarea por encima de nuestras fuerzas, y que no os ha abandonado solos en la Tierra sin amigos y sin apoyo. Cada ángel guardián tiene su protegido por el cual vela, como un padre vela por su hijo; es feliz cuando lo ve seguir el buen camino y se compadece cuando sus consejos son ignorados.

No temáis cansarnos con vuestras preguntas; por el contrario, permaneced siempre en relación con nosotros: seréis más fuertes y más felices. Son esas comunicaciones de cada hombre con su Espíritu familiar que hacen a todos los hombres médiums, hoy médiums ignorados, pero que se han de manifestar más tarde y que se han de derramar como un océano sin límites para hacer retroceder a la incredulidad y a la ignorancia. Hombres instruidos, instruid; hombres de talentos, elevad a vuestros hermanos. No sabéis qué obra así cumplís: la del Cristo, la que Dios os impone. ¿Por qué Dios os ha dado la inteligencia y la ciencia, si no es para compartirlas con vuestros hermanos, para hacerlos avanzar en la senda de la dicha y de la felicidad eterna?

San Luis, san Agustín.

Nota – La doctrina de los ángeles guardianes, que velan por sus protegidos a pesar de las distancias que separan a los mundos, nada tiene que deba sorprender; al contrario, es grande y sublime. ¿No vemos en la Tierra a un padre velar por su hijo, aunque esté distante de él, ayudándolo con sus consejos a través de la correspondencia? Por lo tanto, ¿qué habría de sorprendente en que los Espíritus puedan guiar a los que toman bajo su protección, de un mundo a otro, puesto que para ellos la distancia que separa los mundos es menor que la que, en la Tierra, separa los continentes?