Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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(Sociedad, 23 de septiembre de 1859.)
Comunicación de Swedenborg prometida en la sesión del 16 de septiembre

Mis buenos amigos y fieles creyentes: he deseado venir entre vosotros para daros aliento en el camino que seguís con tanto coraje, en lo que respecta a la cuestión espírita. Vuestra dedicación es apreciada en el mundo de los Espíritus: proseguid, pero tened cuidado, porque los obstáculos aún os aparecerán por algún tiempo; así como sucedió conmigo, los detractores no os faltarán. Hace un siglo prediqué el Espiritismo y tuve enemigos de todos los géneros; tuve también fervorosos adeptos: esto me infundió ánimo. Mi moral espírita y mi doctrina no están exentas de grandes errores, que hoy reconozco. De esta manera, las penas no son eternas; bien lo veo: Dios es demasiado justo y bueno como para punir eternamente a la criatura que no tiene fuerza suficiente para resistir a sus pasiones. Lo que yo también decía del mundo de los Ángeles, que es lo que predican en los templos, no era más que una ilusión de mis sentidos: creí verlo, obraba de fe buena, pero me equivoqué. Vosotros estáis en un camino mejor, porque estáis más esclarecidos de lo que estábamos en mi época. Continuad, pero sed prudentes, a fin de que vuestros enemigos no tengan armas muy fuertes contra vosotros. Observad el terreno que ganáis todos los días. ¡Continuad, por lo tanto, porque el futuro os está asegurado! Lo que os da fuerzas es el hecho de que habláis en nombre de la razón. ¿Tenéis preguntas a dirigirme? Os responderé.


SWEDENBORG

1. Ha sido en Londres, en 1745, que habéis tenido vuestra primera revelación; ¿vos la deseabais? ¿Ya os ocupabais en aquel tiempo de cuestiones teológicas? –Resp. Ya me ocupaba de las mismas, pero de modo alguno deseaba esa revelación: ella ha venido espontáneamente.

2. ¿Cuál ha sido ese Espíritu que os apareció y que os dijo que era el propio Dios? ¿Era realmente Dios? –Resp. No; creí en lo que me decía, porque vi en él a un ser extrahumano y me quedé envanecido.

3. ¿Por qué él tomó el nombre de Dios? –Resp. Para ser mejor obedecido.

4. ¿Puede Dios manifestarse directamente a los hombres? –Resp. Ciertamente que podría hacerlo, pero no lo hace más.

5. ¿Entonces hubo un tiempo en que lo hizo? –Resp. Sí, en las primeras edades de la Tierra.

6. Este Espíritu os hizo escribir cosas que hoy reconocéis como erróneas; ¿ha hecho esto con buena o con mala intención? –Resp. No lo hizo con mala intención; él mismo se equivocó, porque no era lo bastante esclarecido; también veo que las ilusiones de mi propio Espíritu o de mi inteligencia lo influían, a pesar suyo. Sin embargo, en medio de algunos errores de sistema, es fácil reconocer grandes verdades.

7. El principio de vuestra doctrina reposa en las correspondencias. ¿Aún creéis en esas relaciones que encontrabais entre cada cosa del mundo material y cada cosa del mundo moral? –Resp. No; es una ficción.

8. ¿Qué entendéis por estas palabras: Dios es el propio hombre? –Resp. Dios no es el hombre, pero el hombre es una imagen de Dios.

9. Os solicito que tengáis a bien desarrollar vuestro pensamiento. –Resp. Digo que el hombre es la imagen de Dios porque la inteligencia, el genio que él a veces recibe del Cielo es una emanación de la Omnipotencia Divina: él representa a Dios en la Tierra por el poder que ejerce en toda la Naturaleza y por las grandes virtudes que tiene la posibilidad de adquirir.

10. ¿Debemos considerar al hombre como una parte de Dios? –Resp. No, el hombre no es una parte de la Divinidad: es sólo su imagen.

11. ¿Podrías decirnos de qué manera recibíais las comunicaciones de los Espíritus, y si escribíais lo que os era revelado a la manera de nuestros médiums, o por inspiración? –Resp. Cuando me encontraba en silencio y en recogimiento, mi Espíritu estaba como deslumbrado, en éxtasis, y yo veía claramente una imagen delante de mí que me hablaba y me dictaba lo que debía escribir; algunas veces mi imaginación se mezclaba con eso.

12. ¿Qué debemos pensar del hecho relatado por el caballero Beylon, con referencia a la revelación que hicisteis a la reina Luisa Ulrica? –Resp. Esta revelación es verdadera. Beylon la desvirtuó.

13. ¿Cuál es vuestra opinión sobre la Doctrina Espírita, tal cual es hoy? –Resp. Os he dicho que estáis en un camino más seguro que el mío, considerando que vuestras luces, en general, son más amplias; yo tenía que luchar contra una mayor ignorancia y, sobre todo, contra la superstición.