Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Diógenes

1. Evocación.Resp. ¡Ah! ¡De cuán lejos vengo!

2. ¿Podéis apareceros al Sr. Adrien, nuestro médium vidente, tal como erais en la existencia que os conocemos?Resp. Sí, e incluso puedo venir con mi linterna, si lo deseáis.

Retrato

Frente ancha, con protuberancias laterales bien huesudas; nariz fina y encorvada; boca grande y seria; ojos negros y hundidos en las órbitas; mirada penetrante y mordaz. Rostro un poco alargado, delgado y con arrugas; tez pálida; bigotes y barba enmarañados; cabellos grises y ralos.

Ropaje blanco y muy sucio; los brazos desnudos, así como las piernas; el cuerpo delgado, huesudo. Sandalias gastadas, atadas a las piernas con cordones.

3. Habéis dicho que venís de lejos: ¿de qué mundo venís?Resp. Vosotros no lo conocéis.

4. ¿Tendríais la bondad de responder a algunas preguntas?Resp. Con placer.

5. La existencia en que os conocemos con el nombre de Diógenes el Cínico, ¿os ha sido provechosa para vuestra felicidad futura?Resp. Mucho; vosotros os habéis equivocado burlándoos de ella, como lo han hecho mis contemporáneos; incluso me sorprende que la propia Historia haya esclarecido tan poco mi existencia y que la posteridad haya sido –podemos decirlo– injusta para conmigo.

6. ¿Qué bien pudisteis hacer, puesto que vuestra existencia era bastante personal?Resp.He trabajado para mí, pero se podía aprender mucho al observarme.

7. ¿Cuáles son las cualidades que queríais encontrar en el hombre que buscabais con vuestra linterna?Resp. Entereza.

8. Si hubierais encontrado en vuestro camino al hombre que acabamos de evocar, Chodruc-Duclos, ¿habríais encontrado en él al hombre que buscabais, ya que él también se abstenía voluntariamente de todo lo superfluo?Resp. No.

9. ¿Qué pensáis de él?Resp. Su alma se extravió en la Tierra; ¡cuántos son como él y no lo saben! Al menos, él lo sabía.

10. Las cualidades que buscabais en el hombre, según vos, ¿habéis creído poseerlas?Resp. Sin duda: ése era mi criterio.

11. ¿Cuál de los filósofos de vuestro tiempo preferíais?Resp. Sócrates.

12. ¿Cuál es aquel que preferís ahora?Resp. Sócrates.

13. Y de Platón, ¿qué decís?Resp. Demasiado duro; su filosofía es demasiado severa: yo admitía a los poetas, y él no.

14. Lo que se cuenta de vuestra conversación con Alejandro, ¿es real?Resp. Muy real; la Historia incluso la ha truncado.

15. ¿En qué la Historia la ha truncado?Resp. Hablo de las otras conversaciones que hemos tenido juntos: ¿creéis que él hubiese venido a verme para no decir más que una palabra?

16. ¿Es real el dicho que se le atribuye, de que si él no hubiera sido Alejandro hubiese deseado ser Diógenes?Resp. Tal vez lo haya dicho, pero no ante mí. Alejandro era un joven loco, vano y soberbio; yo era a sus ojos un mendigo: ¿cómo el tirano habría osado mostrarse instruido por el miserable?

17. Después de vuestra existencia en Atenas, ¿habéis reencarnado en la Tierra?Resp.No, sino en otros mundos. Actualmente pertenezco a un mundo donde no somos esclavos: esto quiere decir que si os evocasen despiertos, vosotros no haríais lo que yo he hecho esta noche.

18. ¿Podríais trazarnos un cuadro de las cualidades que buscabais en
el hombre, tales como las concebíais antes y como las concebís ahora?
Resp.

Antes
Coraje, audacia, seguridad de sí mismo y poder sobre los hombres por la razón.


Ahora
Abnegación, dulzura, poder sobre los hombres por el corazón.