Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Los Convulsionarios de Saint-Médard

(Sociedad, 15 de julio de 1859.)

Noticia – François Pâris, famoso diácono de París, fallecido en 1727 a la edad de 37 años, era hijo mayor de un consejero del Parlamento; naturalmente debería suceder a su padre en el cargo, pero prefirió abrazar el estado eclesiástico. Después de la muerte de su progenitor dejó sus bienes a su hermano. Durante algún tiempo enseñó catecismo en la parroquia de Saint-Côme (San Cosme), encargándose de la reunión y de la dirección de los clérigos. El cardenal de Noailles, a cuya causa estaba vinculado, quiso nombrarlo cura de esa parroquia, pero un obstáculo imprevisto se opuso a esto. Entonces, el abate Pâris se consagró completamente al retiro. Después de haber profesado varias veces la vida solitaria, se recluyó en una casa del faubourg Saint-Marcel; allí se entregó sin reservas a la oración, a las más rigurosas prácticas de la penitencia y al trabajo manual: hacía medias para los pobres, que consideraba sus hermanos. Murió en ese asilo. El abate Pâris había adherido a los contestatarios de la bula Unigenitus, cuya apelación fue interpuesta por los cuatro obispos; él mantuvo su posición en 1720. Así, debe haber sido diversamente descripto por los partidos opuestos. Antes de hacer medias, había producido libros bastante mediocres. Tenemos del mismo las Explicaciones de la Epístola de san Pablo a los Romanos, a los Gálatas, y un análisis de la Epístola a los Hebreos que pocas personas leen. Su hermano le erigió una tumba en el pequeño cementerio de Saint-Médard (san Medardo), donde iban hacer oraciones los pobres que el piadoso diácono había socorrido, algunos ricos que él había esclarecido y varias mujeres que él había instruido; hubo curas que parecieron maravillosas y convulsiones que fueron consideradas peligrosas y ridículas. En fin, las autoridades se vieron obligadas a hacer cesar ese espectáculo, ordenando clausurar el cementerio el 27 de enero de 1732. Entonces, los mismos entusiastas fueron a hacer sus convulsiones en casas particulares. La tumba del diácono Pâris fue, en la opinión de mucha gente, la tumba del Jansenismo; pero algunas otras personas creyeron ver allí el dedo de Dios, y se vincularon cada vez más a ese grupo que producía tales maravillas. Hay diferentes relatos sobre este diácono, del cual quizás nunca habrían hablado si no hubiesen querido hacer de él un taumaturgo.

Entre los fenómenos extraños que los Convulsionarios de Saint-Médard presentaban, son citados los siguientes:

La facultad de resistir a golpes tan terribles, que los cuerpos deberían quedar quebrados;

La de hablar lenguas ignoradas u olvidadas;

Un desdoblamiento extraordinario de la inteligencia; los más ignorantes entre ellos improvisaban discursos sobre la gracia, los males de la Iglesia, el fin del mundo, etc.;

La facultad de leer el pensamiento;

Puestos en contacto con los enfermos, sentían dolores en los mismos lugares de aquellos que los consultaban; nada era más frecuente que escucharlos predecir los diferentes fenómenos anormales que deberían sobrevenir en el curso de sus enfermedades.

La insensibilidad física producida por el éxtasis daba lugar a escenas atroces. La locura llegó a tal punto que crucificaron verdaderamente a infelices víctimas, para hacerles sufrir todos los detalles de la Pasión del Cristo; y las propias víctimas –el hecho es confirmado por los testigos más auténticos– solicitaban las terribles torturas, designadas entre los Convulsionarios con el nombre de gran socorro.

La cura de los enfermos se operaba por el simple toque de la piedra sepulcral o por el polvo que encontraban alrededor de la misma y que tomaban con alguna bebida o que aplicaban en las llagas. Estas curas, que han sido muy numerosas, son confirmadas por miles de testigos, y algunos de éstos dan testimonio, muchos de los cuales son hombres de Ciencia, incrédulos en el fondo, que han registrado los hechos sin saber a qué atribuirlos.

PAULINE ROLAND

1. Evocación del diácono Pâris. – Resp. Estoy aquí.

2. ¿Cuál es vuestro estado actual como Espíritu? –Resp. Errante y feliz.

3. ¿Habéis tenido otras existencias corporales después de aquella que conocemos? –Resp. No; estoy constantemente ocupado en hacer el bien a los hombres.

4. ¿Cuál ha sido la causa de los extraños fenómenos que sucedieron entre los visitantes de vuestra tumba? –Resp. Intriga y magnetismo.

Observación – Entre las facultades de las que eran dotados los Convulsionarios, se reconocen sin dificultad aquellas de las cuales el sonambulismo y el magnetismo ofrecen numerosos ejemplos; tales son, entre otras: la insensibilidad física, la facultad de leer el pensamiento, la transmisión de los dolores por sintonía, etc. Por lo tanto, no se puede dudar que esos crisíacosestuviesen en una especie de estado de sonambulismo lúcido, provocado por la influencia que ejercían unos sobre los otros, sin ellos saberlo. Eran, a la vez, magnetizadores y magnetizados.

5. ¿Por qué razón toda una población ha sido súbitamente dotada de esas facultades extrañas? –Resp. Las mismas se comunican muy fácilmente en ciertos casos, y no sois tan extraños a las facultades de los Espíritus como para no comprender que en esto ellos han participado ampliamente, en sintonía con los que las han provocado.

7. ¿Habéis participado directamente como Espíritu? –Resp. En absoluto.

8. ¿Otros Espíritus han sido partícipes? –Resp. Muchos.

9. En general, ¿de qué naturaleza eran? –Resp. Poco elevados.

10. ¿Por qué esas curas y todos esos fenómenos cesaron cuando las autoridades se opusieron, clausurando el cementerio? ¿Tendrían, pues, las autoridades más poder que los Espíritus? –Resp. Dios quiso hacer cesar la situación porque había degenerado en abuso y en escándalo; fue necesario un medio y Él empleó la autoridad de los hombres.

11. Ya que no participasteis de esas curas, ¿por qué elegían vuestra tumba en vez de otra? –Resp. ¿Creéis que me han consultado? Han elegido mi tumba de propósito: en primer lugar, por mis opiniones religiosas, y en segundo, por el poco bien que he buscado hacer y que han explotado.