Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Dirkse Lammers

(Sociedad, 11 de noviembre de 1859.)

El Sr. Van Br..., de La Haya, presente en la sesión, relata el siguiente hecho que le es personal.

En una reunión espírita a la cual él asistía en La Haya, un Espíritu que decía llamarse Dirkse Lammers se manifestó espontáneamente. Interrogado sobre las particularidades que le conciernen y sobre el motivo de su visita en medio de personas que no lo conocían y que no lo llamaron, él cuenta su historia de esta manera:

«Yo vivía en 1592 y me ahorqué en el local en que estáis en este momento, en un establo que por entonces existía en el mismo lugar donde actualmente se encuentra esta casa. He aquí en qué circunstancias: Yo tenía un perro, y mi vecina tenía gallinas. Mi perro mató a sus gallinas y, para vengarse, la vecina lo envenenó. En mi cólera, golpeé y herí a esta mujer; ella entabló una acción judicial contra mí y fui condenado a tres meses de cárcel y a 25 florines de multa. Aunque la condena fue bastante leve, no por esto tuve menos odio del abogado X..., que fue quien la pidió, y resolví vengarme de él. Por consiguiente, lo esperé en un camino poco frecuentado que él recorría todas las tardes en dirección a Loosduinen, cerca de La Haya; yo lo estrangulé y lo colgué en un árbol. Para hacer creer que era un suicidio, puse en su bolsillo un papel previamente preparado, como siendo escrito por él, en el cual decía que nadie debería ser acusado de su muerte, ya que él mismo se había quitado la vida. Desde ese momento el remordimiento me persiguió y, tres meses después, me ahorqué –como ya dije– en el local donde estáis. Arrastrado por una fuerza a la cual no puedo resistir, vengo a confesar mi crimen, en la esperanza de que quizás esto pueda traer algún alivio al sufrimiento que estoy padeciendo desde entonces.»

Este relato, hecho con detalles tan circunstanciales, sorprendió a la asamblea. Al haberse tomado informaciones, a través de investigaciones realizadas en el registro civil, se verificó efectivamente que en 1592 un abogado llamado X... se había ahorcado en el camino de Loosduinen.

Al haber sido evocado en la sesión de la Sociedad del 11 de noviembre de 1859, el Espíritu Dirkse Lammers se manifestó por actos de violencia, quebrando los lápices. Su letra era irregular, gruesa, casi ilegible, y el médium experimentó una extrema dificultad para trazar los caracteres.

1. Evocación. Estoy aquí. ¿Qué queréis?

2. ¿Reconocéis aquí a una persona con la cual os
comunicasteis últimamente? –Resp. Ya he dado bastantes pruebas de mi lucidez y de mi buena voluntad: esto debería ser suficiente.

3. ¿Con qué objetivo os habéis comunicado espontáneamente en lo del Sr. Van Br...? –Resp. No sé; he sido enviado hacia allá; por mí mismo no tenía muchos deseos de contar lo que he sido forzado a decir.

4. ¿Quién os ha obligado a hacerlo? –Resp. La fuerza que nos conduce: nada más sé al respecto; a pesar de no quererlo, he sido arrastrado y forzado a obedecer a los Espíritus que tenían el derecho de ser obedecidos.

5. ¿Estáis contrariado por venir a nuestro llamado? –Resp. Bastante: aquí no es mi lugar.

6. ¿Sois feliz como Espíritu? –Resp. ¡Bella pregunta!

7. ¿Qué podemos hacer para os ser agradables? –Resp. ¡Podríais hacer algo que sea agradable para mí!

8. Ciertamente: la caridad nos ordena que seamos útiles siempre que podamos, ya sea con los Espíritus como con los hombres. Puesto que sois infeliz, rogaremos para vos la misericordia de Dios: nos comprometemos a orar por vos. –Resp. Después de siglos, estas son las primeras palabras de esa naturaleza que me han sido dirigidas. ¡Oh! ¡Gracias, gracias! ¡Por Dios! Que esta no sea una promesa vana, os lo ruego.