Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1859

Allan Kardec

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Respuesta a la réplica del Sr. abate Chesnel, en L’Univers

El diario L’Univers (El Universo) ha incluido, en su número del 28 de mayo pasado, la respuesta que nosotros hemos dado al artículo del Sr. abate Chesnel sobre el Espiritismo, haciéndola seguir por una réplica a este último. A ese segundo artículo, que reproduce todos los argumentos del primero, menos la urbanidad de la forma a la que le habíamos hecho justicia, no podríamos responder sino repitiendo lo que ya hemos dicho, cosa que nos parece completamente inútil. El Sr. abate Chesnel siempre se esfuerza por probar que el Espiritismo es, debe ser y no puede dejar de ser una nueva religión, porque de Él se deriva una filosofía y porque se ocupa de la constitución física y moral de los mundos. En este aspecto, todas las filosofías serían religiones. Ahora bien, como los sistemas abundan y tienen partidarios más o menos numerosos, esto restringiría singularmente el círculo del Catolicismo. No sabemos hasta qué punto sería imprudente y peligroso enunciar tal doctrina, porque sería proclamar una escisión que no existe; al menos es dar la idea de la misma. Ved un poco a qué consecuencia llegáis. Cuando la Ciencia hizo objeciones al sentido del texto bíblico de los seis días de la Creación, se profirieron anatemas y dijeron que era un ataque a la religión; hoy, que los hechos han dado la razón a la Ciencia, que no hay más medios de cuestionarlos a no ser negando la luz, la Iglesia se ha puesto de acuerdo con la Ciencia. Supongamos entonces que se hubiera dicho que esta teoría científica era una nueva religión, una secta, porque parecía en contradicción con los libros sagrados y porque echaba por tierra una interpretación dada hace siglos; de esto resultaría que no era posible ser católico y adoptar al mismo tiempo esas nuevas ideas. ¡Pensemos, pues, a qué se reduciría el número de católicos, si fuesen excluidos todos aquellos que no creen que Dios haya hecho la Tierra en seis multiplicado por veinticuatro horas!

Sucede lo mismo con el Espiritismo; si lo consideráis como una nueva religión, es que a vuestros ojos Él no es católico. Ahora bien, seguid mi razonamiento. Una de dos: o es una realidad o es una utopía. Si es una utopía, no hay por qué preocuparse con Él, puesto que caerá por sí mismo. Si es una realidad, todos los rayos no impedirán que lo sea, de la misma manera que antiguamente la Tierra no fue impedida de girar. Si hay verdaderamente un mundo invisible que nos rodea, si podemos comunicarnos con este mundo y obtener del mismo enseñanzas sobre el estado de aquellos que lo habitan –y todo el Espiritismo está ahí contenido–, en poco tiempo esto parecerá tan natural como ver el Sol al mediodía o como encontrar miles de seres vivos e invisibles en una gota de agua límpida; esa creencia se volverá tan común que vos mismo seréis forzado a rendiros ante la evidencia. Si a vuestros ojos, esta creencia es una nueva religión, ella está fuera del Catolicismo, porque no puede ser al mismo tiempo la religión católica y una nueva religión. Si por la fuerza de las cosas y por evidencias, ella se vuelve general –y no puede dejar de ser así, ya que es una de las leyes de la Naturaleza–, desde vuestro punto de vista no habrá más católicos, y vos mismo no seréis más católico, porque estaréis forzado a obrar como todo el mundo. He aquí, señor abate, el terreno sobre el cual nos arrastra vuestra doctrina, y ella es tan absoluta que ya me gratificáis con el título de sumo sacerdote de esta religión, un honor del cual yo no sospechaba. Pero vais más lejos: en vuestra opinión todos los médiums son sacerdotes de esta religión. Aquí os detengo en nombre de la lógica. Hasta el presente me parecía que las funciones sacerdotales eran facultativas; que se era sacerdote por un acto de la propia voluntad y no a pesar de no quererlo, o en virtud de una facultad natural. Ahora bien, la facultad de los médiums es una facultad natural que depende de su organismo, como la facultad sonambúlica; no requiere sexo, ni edad, ni instrucción, ya que la encontramos en los niños, en las mujeres y en los ancianos, entre los sabios como entre los ignorantes. ¿Sería comprensible que muchachos y muchachas fuesen sacerdotes y sacerdotisas sin quererlo y sin saberlo? En verdad, Sr. abate, esto es abusar del derecho de interpretar las palabras. Como he dicho, el Espiritismo está fuera de todas las creencias dogmáticas, con las cuales no se preocupa; nosotros lo consideramos como una ciencia filosófica, que nos explica una multitud de cosas que no comprendemos y, por esto mismo, en vez de sofocar en nosotros las ideas religiosas, como ciertas filosofías, las hace nacer en aquellos en que ellas no existen; pero si a toda costa queréis elevarlo a la posición de una religión, vos mismo lo ponéis en un camino nuevo. Es lo que comprenden perfectamente muchos eclesiásticos que, lejos de introducir el cisma, se esfuerzan por conciliar las cosas, en virtud del siguiente razonamiento: si las manifestaciones del mundo invisible tienen lugar, esto no puede ocurrir sino por la voluntad de Dios, y no podemos ir contra su voluntad, a menos que en el mundo algo suceda sin su permiso, lo que sería una impiedad. Si yo tuviese el honor de ser sacerdote, me serviría de esto en favor de la religión; haría de la misma un arma contra la incredulidad, y diría a los materialistas y a los ateos: ¿Pedís pruebas? Aquí están las pruebas: y es Dios que las envía.