Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Madame de Staël

En la sesión de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas del 28 de septiembre de 1858, el Espíritu Madame de Staël se comunicó espontáneamente y sin ser llamado, por la mano de la señorita E..., médium psicógrafa; dictó el siguiente pasaje:


Vivir es sufrir; sí, pero la esperanza ¿no sigue al sufrimiento? ¿No ha puesto Dios en el corazón de los más desgraciados una mayor dosis de esperanza? Criatura, el disgusto y la decepción siguen al nacimiento; pero delante marcha la Esperanza que le dice: Avanza, el objetivo es la felicidad: Dios es clemente.


Dicen los descreídos: ¿por qué venir a enseñarnos una nueva religión, cuando el Cristo ha establecido las bases de una caridad tan grandiosa, de una felicidad tan cierta? Nosotros no tenemos la intención de cambiar lo que el Gran Reformador ha enseñado. No: venimos apenas a fortalecer la conciencia, a aumentar las esperanzas. Cuanto más el mundo se civiliza, más debería tener confianza, y también nosotros tenemos más necesidad de sostenerlo. No queremos cambiar la faz del Universo: venimos a ayudar a volverlo mejor; y si en este siglo no se viene ayudar al hombre, será más desgraciado por la falta de confianza y de esperanza. Sí, hombre erudito que descubres lo que está en los otros, que buscas conocer lo que te importa poco y que arrojas lejos de ti lo que te concierne: abre los ojos y no desesperes; no digas que la nada puede ser posible, cuando en tu corazón deberías sentir lo contrario. Ven a sentarse a esta mesa y espera: en ella te 308 instruirás sobre tu futuro y serás feliz. Aquí hay pan para todo el mundo: Espíritu, os desarrollaréis; cuerpo, os alimentaréis; sufrimientos, os calmaréis; esperanzas, floreceréis y embelleceréis la verdad para hacerla soportable.

STAËL

Nota – El Espíritu hacía alusión a la mesa donde estaban los médiums.


Preguntadme, que responderé a vuestras cuestiones.

1. No estábamos aguardando vuestra visita; por eso es que no tenemos un tema preparado. –Resp. Sé muy bien qué preguntas particulares no pueden ser respondidas por mí; pero sí puedes preguntar cosas generales, ¡incluso a una mujer que ha tenido un poco de espíritu y que ahora tiene mucho corazón!


En ese momento, una señora que asistía a la sesión pareció desfallecer; pero era sólo una especie de éxtasis que, lejos de ser penoso, le era más bien agradable. Alguien se ofreció para magnetizarla: entonces el Espíritu Madame de Staël dijo espontáneamente: «–No, dejadla tranquila; es preciso dejar a la influencia actuar.» Después, dirigiéndose a la señora, le dijo: «Tened confianza, un corazón vela cerca vuestro; quiere hablaros; un día vendrá... No precipitemos las emociones».


El Espíritu que se comunicaba con esta señora, y que era el de su hermana, escribió entonces espontáneamente: «Volveré».


Dirigiéndose nuevamente a esa señora, Madame de Staël escribió: «Una palabra de consuelo para un corazón que sufre; ¿por qué esas lágrimas de mujer para una hermana? ¿Por qué ese regreso al pasado, cuando todos vuestros pensamientos solamente deberían ir hacia el futuro? Vuestro corazón sufre, vuestra alma tiene necesidad de dilatarse. ¡Pues bien! ¡Que esas lágrimas sean un alivio y no un producto de lamentos! ¡Aquella que os ama y que lloráis está contenta con vuestra felicidad! Esperad, que un día os reuniréis a ella. Vos no la veis, pero para ella no hay separación, porque constantemente puede estar cerca vuestro».

2. ¿Quisierais decirnos lo que pensáis actualmente de vuestros escritos? –Resp. Una sola palabra os esclarecerá. Si yo volviese y pudiese recomenzar, cambiaría dos tercios de los mismos y solamente conservaría uno.

3. ¿Podríais señalar las cosas que desaprobáis? –Resp. No con mucha exigencia, porque lo que no fuere justo, otros escritores cambiarán: fui demasiado hombre para una mujer.

4. ¿Cuál era la causa primera del carácter viril que mostrabais cuando encarnada? –Resp. Eso depende de la fase de existencia en que se está. En la siguiente sesión del 12 de octubre se le dirigió las siguientes preguntas por intermedio del Sr. D..., médium psicógrafo.

5. El otro día habéis venido espontáneamente entre nosotros por intermedio de la señorita E... ¿Tendríais la bondad de decirnos cuál ha sido el motivo que os llevó a favorecernos con vuestra presencia sin que os hayamos llamado? –Resp. La simpatía que tengo por todos vosotros; es, al mismo tiempo, el cumplimiento de un deber que me he impuesto en mi existencia actual, o más bien en mi existencia pasajera, puesto que soy llamada a revivir: éste es, además, el destino de todos los Espíritus.

6. ¿Es más agradable para vos venir espontáneamente o ser evocada? –Resp. Prefiero ser evocada, porque es una prueba de que han pensado en mí; pero sabéis también que es agradable para el Espíritu liberado poder conversar con el Espíritu del hombre: es por eso que no debéis sorprenderos por haberme visto venir de pronto entre vosotros.

7. ¿Hay ventaja en evocar a los Espíritus en vez de esperar que vengan por sí mismos? –Resp. Al evocarlos se tiene un objetivo; dejándolos que vengan, se corre el gran riesgo de tener comunicaciones imperfectas bajo muchos aspectos, porque tanto vienen los malos como los buenos.

8. ¿Ya os habéis comunicado en otros Círculos? –Resp. Sí; pero me han hecho aparecer más frecuentemente de lo que yo hubiera querido; es decir que, a menudo, han tomado mi nombre.

9. ¿Tendríais la bondad de venir algunas veces entre nosotros a dictarnos algunos de vuestros bellos pensamientos, que estaremos felices en reproducir para la instrucción general? –Resp. De buen grado; con placer vengo entre aquellos que trabajan seriamente para instruirse: mi llegada del otro día es una prueba de esto.

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