Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Uno de nuestros suscriptores nos escribe lo siguiente sobre el dibujo que hemos publicado en nuestro último número:

«En la página 231 el autor del artículo dice: La clave de sol está allí frecuentemente repetida y, cosa singular, nunca la clave de fa. Parecería que los ojos del médium no habrían percibido todos los detalles del rico dibujo que su mano ha ejecutado, porque un músico nos asegura que es fácil reconocer – derecha e invertida– la clave de fa en la ornamentación de la base del edificio, en el medio del cual se sumerge la parte inferior del arco de violín, así como en la prolongación de esta ornamentación a la izquierda de la punta de la tiorba.

Además, el mismo músico supone que la forma antigua de la clave de do aparece también en las losas que están próximas a la escalera de la derecha».

Nota – Incluimos de buen grado esta observación, porque prueba hasta qué punto el pensamiento del médium permaneció ajeno a la confección del dibujo. En efecto, al examinar los detalles de las partes señaladas, se reconoce en ellas las claves de fa y de do, con las cuales el autor adornó su dibujo sin percibirlo. Cuando lo vemos trabajando en la obra, fácilmente notamos la ausencia de cualquier concepción premeditada y de toda voluntad; su mano, arrastrada por una fuerza oculta, da al lápiz o al buril los movimientos más irregulares y más contrarios a los preceptos más elementales del arte, yendo sin cesar con una velocidad inaudita de un extremo al otro de la plancha sin dejarla, para volver cien veces al mismo punto; todas las partes son así comenzadas y a la vez continuadas, sin que ninguna quede terminada antes de comenzar otra. De esto resulta, a primera vista, un conjunto incoherente del cual no se comprende el fin hasta que está concluido. Estos singulares movimientos no son para nada propios del Sr. Sardou; nosotros hemos visto a todos los médiums dibujantes proceder de la misma manera. Conocemos a una dama, pintora de mérito y profesora de dibujo, que goza de esta facultad. Cuando ella dibuja como médium, opera –a pesar de sí– contra las reglas y por un proceder que le sería imposible seguir cuando trabaja bajo su propia inspiración y en su estado normal. Sus alumnos –nos decía ella– se reirían mucho si les enseñase a dibujar a la manera de los Espíritus.

ALLAN KARDEC