Varios diarios han narrado el siguiente hecho:
«Fallecido el 12 de noviembre último y después de una
enfermedad de tres meses, el Sr. Badet tenía la costumbre –dice el
periódico Union bourguignonne (Unión borgoñona) de Dijón– de
colocarse en su ventana del primer piso, cada vez que sus fuerzas se
lo permitían, con la cabeza constantemente vuelta hacia el lado de la
calle, a fin de distraerse viendo a los transeúntes. Hace algunos días,
la Sra. Peltret, cuya casa está enfrente a la de la Sra. viuda de Badet,
percibió en el vidrio de esta ventana al propio Sr. Badet, con su
gorro de algodón, su rostro delgado, etc., en fin, tal como ella lo
había visto durante su enfermedad. Grande fue su emoción, por no
decir más. Ella no sólo llamó a sus vecinos, cuyo testimonio podría
ser sospechoso, sino aún a hombres serios que percibieron muy
claramente la imagen del Sr. Badet en el vidrio de la ventana donde
tenía la costumbre de colocarse. También se mostró esta imagen a la
familia del difunto, que inmediatamente hizo desaparecer el vidrio.
«No obstante, queda bien constatado que el vidrio había tomado la
impresión del rostro del enfermo, que ahí se encontraba como
daguerrotipado, fenómeno que podría explicarse si, del lado opuesto
a la ventana, hubiera tenido otra por donde los rayos solares
pudiesen llegar al Sr. Badet; pero no había nada: el cuarto sólo tenía
una ventana. Tal es la pura verdad sobre este hecho asombroso, cuya
explicación conviene dejar a los estudiosos del tema.»
Admitimos que a la lectura de este artículo, nuestro primer
sentimiento ha sido el de darle la calificación vulgar con la cual se
presentan las noticias apócrifas, y al mismo no le hemos atribuido
importancia alguna. De Bruselas, pocos días después, el Sr. Jobard
nos escribía lo siguiente:
«A la lectura del hecho siguiente (el que acabamos de citar), que
ha pasado en mi tierra con uno de mis parientes, me he encogido de
hombros viendo al periódico que lo narra remitir su explicación a los
estudiosos del tema, y al ver a esta buena familia retirar el vidrio a
través del cual Badet miraba a los transeúntes. Evocadlo para ver lo
que él piensa.»
Esta confirmación del hecho por un hombre del carácter del Sr.
Jobard, cuyo mérito y honorabilidad todo el mundo conoce, y esta
circunstancia particular en la que uno de sus parientes ha sido el
héroe, no podrían dejarnos dudas sobre su veracidad. En
consecuencia, hemos evocado al Sr. Badet en la sesión del martes 15
de junio de 1858 de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, y
he aquí las siguientes explicaciones:
1. Fallecido el 12 de noviembre último en Dijón, ruego a Dios
Todopoderoso que permita al Sr. Badet, Espíritu, comunicarse con
nosotros. –Resp. Estoy aquí.
2. El hecho que os concierne y que acabamos de relatar, ¿es
verdadero? –Resp. Sí, es verdadero.
3. ¿Podríais darnos su explicación? –Resp. Son agentes físicos
desconocidos hasta ahora, pero que se volverán usuales más
adelante. Es un fenómeno bastante simple, y semejante a una
fotografía combinada con fuerzas que no han sido todavía
descubiertas.
4. ¿Podríais adelantarnos el momento de este descubrimiento por
vuestras explicaciones? –Resp. Gustaría, pero es la obra de otros
Espíritus y del trabajo humano.
5. ¿Podríais reproducir por segunda vez el mismo fenómeno? –
Resp. No he sido yo quien lo ha producido; han sido las condiciones
físicas, que son independientes de mí.
6. ¿Por la voluntad de quién y con qué objetivo este hecho ha
tenido lugar? –Resp. Se produjo cuando yo estaba encarnado e
independientemente de mi voluntad; un estado particular de la
atmósfera lo ha revelado después.
Habiéndose establecido entre los asistentes una discusión sobre las
probables causas de este fenómeno, y al ser emitidas varias
opiniones sin que fuesen dirigidas preguntas al Espíritu, éste dijo
espontáneamente: Y la electricidad y la galvanoplastia que también
actúan sobre el periespíritu, ¿no las tenéis en cuenta?
7. Se nos ha dicho últimamente que los Espíritus no tienen ojos;
ahora bien, si esta imagen es la reproducción del periespíritu, ¿cómo
es que ella ha podido reproducir los órganos de la visión? –Resp. El
periespíritu no es el Espíritu; la apariencia o periespíritu tiene ojos,
pero el Espíritu no los tiene. Bien os he dicho, al hablar sobre el
periespíritu, que yo estaba encarnado.
Nota – Esperando que este nuevo descubrimiento sea realizado,
nosotros le daremos el nombre provisorio de fotografía espontánea.
Todo el mundo lamentará que, por un sentimiento difícil de
comprender, se haya destruido el vidrio sobre el cual estaba
reproducida la imagen del Sr. Badet; tan curioso monumento hubiera
podido facilitar las investigaciones y las propias observaciones para
estudiar la cuestión. Tal vez hayan visto en esta imagen una obra del
diablo; en todo caso, si el diablo está en algo en este asunto, es
seguramente en la destrucción del vidrio, porque él es el enemigo
del progreso.