Uno de nuestros suscriptores nos comunica las dos conversaciones
siguientes que han tenido lugar con el Espíritu Mozart. Nosotros no
sabemos ni dónde ni cuándo esas conversaciones se han realizado;
no conocemos ni a los interrogadores ni al médium; por lo tanto,
somos completamente ajenos a los mismos. A pesar de esto, se ha de
notar la perfecta concordancia que existe entre las respuestas
obtenidas y las que han sido dadas por otros Espíritus sobre diversos
puntos capitales de la Doctrina en circunstancias totalmente
diferentes, ya sea a nosotros o a otras personas, y que las hemos
narrado en nuestros números anteriores y en El Libro de los
Espíritus. Sobre esta similitud llamamos toda la atención de
nuestros lectores, que han de sacar la conclusión que juzguen
oportuna. Por lo tanto, aquellos que piensen que las respuestas a
nuestras preguntas puedan ser el reflejo de nuestra opinión personal,
verán de ese modo si, en esta ocasión, hemos podido ejercer alguna
influencia. 144 Felicitamos a las personas que han tenido esas
conversaciones por la manera conque han realizado las preguntas. A
pesar de ciertas fallas que revelan la inexperiencia de los
interlocutores, en general son formuladas con orden, claridad y
precisión, sin apartarse en absoluto de la línea seria: ésta es una
condición esencial para obtener buenas comunicaciones. Los
Espíritus elevados se dirigen a las personas serias que quieren
esclarecerse de buena fe; los Espíritus ligeros se divierten con las
personas frívolas.
PRIMERA CONVERSACIÓN
1. En el nombre de Dios, Espíritu Mozart, ¿estás aquí? –Resp. Sí.
2. ¿Por qué es Mozart y no otro Espíritu? –Resp. Ha sido a mí a
quien habéis evocado: entonces he venido.
3. ¿Qué es un médium? –Resp. El agente que une mi Espíritu al
tuyo.
4. ¿Cuáles son las modificaciones, tanto fisiológicas como anímicas, que experimenta sin saber el médium al entrar en acción
intermediaria? –Resp. Su cuerpo no siente nada, pero su Espíritu, desprendido parcialmente de la materia, está en comunicación con el mío y me une a vosotros.
5. ¿Qué sucede con él en ese momento? –Resp. Nada con el
cuerpo; pero una parte de su Espíritu es atraída hacia mí; yo hago mover su mano por el poder que mi Espíritu ejerce sobre él.
6. ¿Entonces es de esta manera que el individuo médium entra en comunicación con una individualidad espiritual diferente de la suya? –Resp. Ciertamente; tú también, sin ser médium, estás en relación conmigo.
7. ¿Cuáles son los elementos que convergen en la producción de este fenómeno? –Resp. La atracción de los Espíritus para instruir a los hombres y las leyes de electricidad física.
8. ¿Cuáles son las condiciones indispensables? –Resp. Una
facultad concedida por Dios.
9. ¿Cuál es el principio determinante? –Resp. No puedo decirlo.
10. ¿Podrías revelarnos sus leyes? –Resp. No, no en el presente; más tarde sabréis todo.
11. ¿En qué términos positivos podrías enunciarnos la fórmula
sintética de este fenómeno maravilloso? –Resp. Leyes desconocidas que no podrían ser comprendidas por vosotros.
12. ¿Podría el médium ponerse en relación con el alma de una
persona viva, y en qué condiciones? –Resp. Fácilmente, si la persona viva duerme.X
13. ¿Qué entiendes por la palabra alma? –Resp. La chispa divina.
14. ¿Y por Espíritu? –Resp. El Espíritu y el alma son una misma
cosa.
15. Como Espíritu inmortal, ¿tiene el alma conciencia del acto de
la muerte y conciencia de sí misma, o del yo, inmediatamente después de la muerte? –Resp. El alma no sabe nada del pasado y sólo conoce el futuro después de la muerte del cuerpo; entonces, ella ve su existencia pasada y sus últimas pruebas; elige su nueva expiación para una nueva existencia, y la prueba que va a pasar; es por eso que no debe quejarse de lo que sufre en la Tierra, debiendo así soportarlo con coraje.
16. Después de la muerte, ¿se encuentra el alma desligada de todo elemento y de todo lazo terrestre? –Resp. De todo elemento, no; ella tiene todavía un fluido que le es propio, que extrae de la atmósfera
de su planeta y que representa la apariencia de su última encarnación; los lazos terrestres no son nada más para ella.
X Si una persona viva es evocada en el estado de vigilia, ella puede adormecerse en
el momento de la evocación o al menos sentir un entorpecimiento y una suspensión de
las facultades sensitivas; pero, muy frecuentemente, la evocación no produce efecto,
sobre todo si no es hecha con una intención seria y benevolente. [Nota de Allan
Kardec.]
17. ¿Sabe ella de dónde viene y hacia dónde va? –Resp. La
respuesta decimoquinta contesta a esto.
18. ¿No lleva nada consigo de este mundo? –Resp. Lleva el
recuerdo de sus buenas acciones, el pesar de sus faltas y el deseo de
ir hacia un mundo mejor.
19. ¿Abarca el alma de un vistazo retrospectivo el conjunto de su vida pasada? –Resp. Sí, para servir a su vida futura.
20. ¿Vislumbra ella el objetivo de la vida terrestre, su significado y el sentido de esta vida, así como la importancia del curso que le proporcionamos, con respecto a la vida futura? –Resp. Sí; ella
comprende la necesidad de depuración para llegar al infinito; quiere purificarse para alcanzar los mundos bienaventurados. ¡Soy feliz, pero aún no estoy en los mundos donde se disfruta la visión de Dios!
21. ¿Existe en la vida futura una jerarquía de los Espíritus, y cuál es su ley? –Resp. Sí: es el grado de depuración que la caracteriza; la bondad, las virtudes son los títulos de gloria.
22. Como fuerza progresiva, ¿es la inteligencia que le determina la
marcha ascendente? –Resp. Sobre todo las virtudes: el amor al
prójimo por encima de todo.
23. Una jerarquía de los Espíritus haría suponer una jerarquía de residencias; ¿existe esta última, y bajo qué forma? –Resp. La
inteligencia –don de Dios– es siempre la recompensa de las virtudes: caridad, amor al prójimo. Los Espíritus habitan diferentes planetas
según su grado de perfección: en ellos gozan de más o menos felicidad.
24. ¿Qué es preciso entender por Espíritus superiores? –Resp. Los
Espíritus purificados.
25. ¿Es nuestro globo terrestre el primero de esos grados, el punto de partida, o venimos de más abajo? –Resp. Hay dos globos antes del vuestro, que es uno de los menos perfectos.
26. ¿Cuál es el mundo que habitas? ¿Eres feliz allí? –Resp. Júpiter. Disfruto allí de una gran calma; amo a todos los que me rodean; no tenemos odio.
27. Si te acuerdas de la vida terrestre, debes recordarte de los
esposos A..., de Viena; ¿los has vuelto a ver a ambos después de tu muerte? ¿En qué mundo y en qué condiciones? –Resp. No sé dónde
ellos están; no puedo decírtelo. Uno es más feliz que el otro. ¿Por qué me hablas de ellos?
28. Por una única palabra indicativa de un hecho capital de tu vida, y que no puedes haber olvidado, puedes aportarme una prueba cierta de ese recuerdo. Te ruego que digas esta palabra. –Resp. Amor; reconocimiento.
SEGUNDA CONVERSACIÓN
El interlocutor ya no es el mismo. Por la naturaleza de la
conversación juzgamos que se trata de un músico, feliz por
conversar con un maestro. Después de diversas preguntas que
creemos inútil relatar, Mozart dijo:
1. Finalizad con las preguntas de G...: hablaré contigo; te diré lo
que nosotros entendemos por melodía en nuestro mundo. ¿Por qué
no me has evocado antes? Yo te habría respondido.
2. ¿Qué es la melodía? –Resp. Para ti es a menudo un recuerdo de
la existencia pasada; tu Espíritu se recuerda de lo que ha
vislumbrado en un mundo mejor. En el planeta donde estoy –
Júpiter–, la melodía está por todas partes, en el susurro de las aguas,
en el murmullo de las hojas, en el canto del viento; las flores
murmuran y cantan; todo emite sonidos melodiosos. Sé bueno;
alcanza ese planeta por tus virtudes; has elegido bien al cantar a
Dios: la música religiosa ayuda a la elevación del alma. ¡Cómo
quisiera poder inspiraros el deseo de ver ese mundo donde somos
tan felices! Es pleno de caridad; ¡todo allá es bello! ¡La naturaleza es
tan admirable! Todo os inspira el deseo de estar con Dios. ¡Coraje!
¡Coraje! Creed en mi comunicación espírita: soy realmente yo quien
está aquí; me regocijo de poder deciros lo que sentimos. ¡Que yo
pueda inspiraros bastante el amor al bien para volveros dignos de
esta recompensa, que no es nada comparada con otras a las cuales
anhelo!
3. ¿Es nuestra música la misma que en otros planetas? –Resp. No;
ninguna música puede daros una idea de la música que tenemos allí;
¡es divina! ¡Oh, felicidad! Busca merecer el gozo de semejantes
armonías: ¡lucha, coraje! Nosotros no tenemos instrumentos; son las
plantas y los pájaros que son los coristas; el pensamiento compone y
los oyentes disfrutan sin audición material, sin la ayuda de la palabra
y esto a una distancia inconmensurable. En los mundos superiores es
todavía más sublime.
4. ¿Cuál es la duración de la vida de un Espíritu encarnado en otro
planeta? –Resp. Corta en los planetas inferiores; más larga en los
mundos como el que tengo la felicidad de estar; por término medio,
en Júpiter, de trescientos a quinientos años.
5. ¿Hay una gran ventaja en volver a habitar en la Tierra? –Resp.
No, a menos que sea en misión; entonces, uno adelanta.
6. ¿No seríamos más felices si permaneciéramos como Espíritu? –
Resp. ¡No, no! Quedaríamos estacionarios; pedimos reencarnar para
avanzar hacia Dios.
7. ¿Es la primera vez que yo estoy en la Tierra? –Resp. No; pero
no puedo hablarte del pasado de tu Espíritu.
8. ¿Podría yo verte en sueño? –Resp. Si Dios lo permite, te haré ver mi vivienda, en sueño, y la recordarás.
9. ¿Dónde estás aquí? –Resp. Entre ti y tu hija; yo os veo; estoy bajo la forma que tenía cuando estaba en la Tierra.
10. ¿Podría verte? –Resp. Sí; cree y verás. Si tuvieseis una fe mayor nos sería permitido deciros el porqué; tu propia profesión es un lazo entre nosotros.
11. ¿Cómo has entrado aquí? –Resp. El Espíritu lo atraviesa todo.
12. ¿Estás aún muy lejos de Dios? –Resp. ¡Oh, sí!
13. ¿Comprendes mejor que nosotros qué es la eternidad? –Resp. Sí, sí, vosotros no la podéis comprender estando en el cuerpo.
14. ¿Qué entiendes por Universo? ¿Ha tenido un comienzo y tendrá un fin? –Resp. Según vosotros, ¡el Universo es vuestra
Tierra! ¡Insensatos! El Universo no tuvo comienzo y no tendrá fin; pensad que es la obra de Dios; el Universo es el infinito.
15. ¿Qué debo hacer para tranquilizarme? –Resp. No te inquietes tanto con tu cuerpo; tienes el Espíritu perturbado; resiste a esta tendencia.
16. ¿Qué es esa perturbación? –Resp. Tienes miedo a la muerte.
17. ¿Qué hacer para no tener miedo? –Resp. Creer en Dios; sobre todo, cree que Dios no arrebata a un padre útil de su familia.
18. ¿Cómo llegar a esa tranquilidad? –Resp. Queriendo.
19. ¿Dónde encontrar esta voluntad? –Resp. Distrae tu
pensamiento de eso por el trabajo.
20. ¿Qué debo hacer para depurar mi talento? –Resp. Puedes
evocarme; he obtenido el permiso para inspirarte.
21. ¿Será cuando trabaje? –Resp. ¡Ciertamente! Cuando quieras trabajar, algunas veces estaré a tu lado.
22. ¿Escucharás mi obra? (Una obra musical del interrogador) – Resp. Eres el primer músico que me evoca; vengo a ti con placer y escucho tus obras.
23. ¿Cómo se explica que no hayas sido evocado? –Resp. He sido
evocado, pero no por músicos.
24. ¿Por quién? –Resp. Por varias señoras y aficionados de Marsella.
25. ¿Por qué el Ave ... me conmueve hasta las lágrimas? –Resp. Tu Espíritu se desprende y se une al mío y al de Pergolesi, que me ha inspirado esta obra; pero ya me he olvidado de ese fragmento musical.
26. ¿Cómo has podido olvidar la música compuesta por ti? –Resp. ¡La que existe aquí es tan bella! ¿Cómo recordar aquello que era todo materia?
27. ¿Has visto a mi madre? –Resp. Ella está reencarnada en la
Tierra.
28. ¿En qué cuerpo? –Resp. No puedo decirte nada al respecto.
29. ¿Y a mi padre? –Resp. Está errante para ayudar en el bien; hará progresar a tu madre; estarán reencarnados juntos y serán felices.
30. ¿Viene a verme? –Resp. Frecuentemente; tú le debes gestos caritativos.
31. ¿Ha sido mi madre quien ha pedido reencarnarse? –Resp. Sí; ella tenía un gran deseo de elevarse por una nueva prueba y entrar en un mundo superior a la Tierra; ella ya ha dado un paso inmenso.
32. ¿Qué quieres decir con eso? –Resp. Ella ha resistido a todas
las tentaciones; su existencia en la Tierra ha sido sublime en
comparación con su pasado, que era el de un Espíritu inferior; por eso es que ha subido varios peldaños.
33. ¿Entonces ella había elegido una prueba por encima de sus fuerzas? –Resp. Sí, así es.
34. Cuando sueño que la veo, ¿es realmente ella a quien veo? – Resp. Sí, sí.
35. Si hubiese evocado a Bichat en el día de la inauguración de su estatua, ¿habría él respondido? ¿Estaba allá? –Resp. Él estaba allá, y yo también.
36. ¿Por qué tú estabas allá? –Resp. Estaba allá como varios otros
Espíritus que gozan el bien y que son felices en ver que glorificáis a aquellos que se ocupan de la Humanidad sufrida.
37. Gracias, Mozart; adiós. –Resp. Creed, creed que estoy aquí... Soy feliz... Creed que hay mundos por encima del vuestro... Creed
en Dios... Evocadme más frecuentemente y en compañía de músicos; estaré feliz en instruiros, en contribuir para vuestro
adelanto y en ayudar a elevaros hacia Dios. Evocadme; adiós.