Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Sr. Morisson, monomaníaco.

En el mes de marzo último un periódico inglés daba la siguiente noticia sobre el Sr. Morisson, que acaba de morir en Inglaterra dejando una fortuna de cien millones de francos. Dice ese periódico que, en los dos últimos años de su vida, él era presa de una singular monomanía. Imaginaba que estaba reducido a una extrema pobreza y que debía ganar su pan cotidiano mediante un trabajo manual. Su familia y sus amigos habían reconocido que era inútil sacarlo del engaño; él tenía la convicción de que era pobre, de que no tenía un chelín y que era necesario trabajar para vivir. Por lo tanto, a cada mañana le ponían una azada en la mano y lo mandaban a trabajar en sus jardines. Luego volvían a buscarlo: su tarea estaba terminada; entonces, se le pagaba un modesto salario por su trabajo y él se ponía contento; su espíritu estaba tranquilizado, su manía satisfecha. Hubiera sido el más infeliz de los hombres si lo hubiesen contrariado.

1. Ruego a Dios Todopoderoso que permita al Espíritu Morisson, que acaba de morir en Inglaterra dejando una considerable fortuna, comunicarse con nosotros. –Resp. Él está aquí.

2. ¿Recordáis el estado en el cual os encontrabais en los dos últimos años de vuestra existencia corporal? –Resp. Ha sido siempre el mismo.

3. Después de vuestra muerte, ¿se resintió vuestro Espíritu de la aberración de sus facultades durante la encarnación? –Resp. Sí. –San Luis completa la respuesta diciendo espontáneamente: Desprendido del cuerpo, el Espíritu se resiente algún tiempo de la compresión de sus lazos.

4. Así, una vez muerto, ¿no recobró inmediatamente vuestro Espíritu la plenitud de sus facultades? –Resp. No.

5. ¿Dónde estáis ahora? –Resp. Atrás de Ermance.

6. ¿Sois feliz o infeliz? –Resp. Me falta algo... No sé qué... Yo busco... Sí, sufro.

7. ¿Por qué sufrís? –Resp. Él sufre por el bien que no ha hecho. (San Luis.)

8. ¿De dónde os venía esa manía de creeros pobre con una fortuna tan grande? –Resp. Yo lo era; el verdadero rico es aquel que no tiene necesidades.

9. ¿De dónde os venía, sobre todo, esa idea de que os era necesario trabajar para vivir? –Resp. Estaba loco; aún lo estoy.

10. ¿Cómo os llegó esa locura? –Resp. ¡Qué importa! Yo había elegido esta expiación.

11. ¿Cuál era el origen de vuestra fortuna? –Resp. ¿Qué os importa?

12. Sin embargo, el invento que habéis hecho ¿no tenía como objetivo aliviar a la Humanidad? –Resp. Y de enriquecerme.

13. ¿Qué uso hacíais de vuestra fortuna cuando gozabais enteramente de vuestra razón? –Resp. Ningún uso; creo que la disfrutaba.

14. ¿Por qué Dios os concedió la fortuna, ya que no haríais de ella un uso útil para los otros? –Resp. Yo había elegido esa prueba.

15. Aquel que goza de una fortuna adquirida con su trabajo, ¿no tiene más disculpas por retenerla que aquel que nace en el seno de la opulencia y que nunca ha conocido la necesidad? –Resp. Menos. – San Luis agrega: Aquél conocía el dolor y no lo alivió.

16. ¿Recordáis la existencia que precedió a la que acabáis de dejar? –Resp. Sí. 17. ¿Qué erais entonces? –Resp. Un obrero.

18. Nos habéis dicho que sois infeliz; ¿veis un término a vuestro sufrimiento? –Resp. No. –San Luis agrega: Es demasiado pronto.

19. ¿De quién depende esto? –Resp. De mí. Aquel que está aquí me lo ha dicho.

20. ¿Conocéis aquel que está aquí? –Resp. Vos lo llamáis Luis.

21. ¿Sabéis lo él ha sido en Francia, en el siglo XIII? –Resp. No... Lo conozco por vosotros... Agradezco por lo que él me ha enseñado.

22. ¿Creéis en una nueva existencia corporal? –Resp. Sí.

23. Si debéis renacer en la vida corporal, ¿de quién dependerá la posición social que tendréis? –Resp. Creo que de mí. Tantas veces he elegido que sólo puede depender de mí. Nota – Estas palabras: Tanto he elegido, son características. Su estado actual prueba que, a pesar de sus numerosas existencias, poco ha progresado, y que siempre es un recomenzar para él.

24. ¿Qué posición social elegiríais si pudieseis recomenzar? – Resp. Baja; se marcha más seguro; uno no está encargado sino de sí mismo.

25. (A san Luis) ¿No hay un sentimiento de egoísmo al elegir una baja posición, donde uno no debe encargarse sino de sí mismo? – Resp. En ninguna parte uno se encarga solamente de sí mismo; el hombre responde por aquellos que lo rodean, no sólo por las almas cuya educación le es confiada, sino también por otras: el ejemplo hace todo el mal.

26. (A Morisson) Os agradecemos por haber tenido a bien responder a nuestras preguntas, y rogamos a Dios que os dé la fuerza para soportar nuevas pruebas. –Resp. Vosotros me habéis aliviado, y he aprendido.

Nota – Se reconoce fácilmente en las respuestas anteriores el estado moral de este Espíritu; éstas son breves y, cuando no son monosilábicas, tienen algo de sombrío y de vago: un loco melancólico no hablaría de otra manera. Esa persistencia de la aberración de las ideas después de la muerte es un hecho destacable, pero no es una constante, o a veces presenta un carácter totalmente diverso. Al respecto, tendremos ocasión de citar varios ejemplos, estando en condiciones de estudiar los diferentes géneros de locura.