Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1862

Allan Kardec

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Una pasión de ultratumba

Maximilien V…, un niño de doce años que se suicidó por amor.

Leemos en el Siècle del 13 de enero de 1862:

“Maximilian V…, un joven de doce años vivía con sus padres, rue des Cordiers, y trabajaba como aprendiz de tapicero. Este niño solía leer novelas en serie. Todos los momentos que pudo robarle al trabajo los dedicó a esta lectura, que excitó su imaginación y lo inspiró con ideas más allá de su edad. Fue así como llegó a imaginar que sentía pasión por una persona a la que a veces tenía ocasión de ver, y que estaba lejos de sospechar que ella había dado lugar a tal sentimiento. Desesperado por ver los sueños que sus lecturas le hacían realizar, resolvió suicidarse. Ayer, el cuidador de la casa donde trabajaba lo encontró sin vida en un estudio del tercer piso, donde trabajaba solo. Se había colgado de una cuerda que había atado con un fuerte clavo a una viga.”

Las circunstancias de esta muerte, a una edad tan temprana, hacían pensar que la evocación de este niño podía proporcionar un útil tema de instrucción. Fue realizado durante la reunión de la Sociedad el 24 de enero (médium M. E. Vézy).

Hay en este hecho un problema moral difícil, si no imposible, de resolver con los argumentos de la filosofía ordinaria, y menos aún de la filosofía materialista. Creemos haberlo explicado todo diciendo que era un niño precoz. Pero esto no explica nada; es absolutamente como si uno dijera que es de día, porque el sol está alto. ¿De dónde viene la precocidad? ¿Por qué algunos niños adelantan la edad normal para el desarrollo de las pasiones y la inteligencia? Esta es una de esas dificultades con las que tropiezan todas las filosofías, porque sus soluciones siempre dejan una pregunta sin resolver y siempre se puede preguntar el “por qué del porque”. Admítete la preexistencia del alma y el desarrollo previo, y todo se explica de la manera más natural. Con este principio regresas a la causa y la fuente de todo.

1. (Al Espíritu guía del médium.) ¿Nos diría si podemos evocar el Espíritu del niño que acabamos de mencionar? – R. Sí; lo llevaré, porque está en sufrimiento. Que su aparición entre vosotros sirva de ejemplo y sea de lección.

2. (A Maximilien.) ¿Te das cuenta de tu situación? – R. Todavía no sé definir dónde estoy; tengo como un velo oscuro delante de mí; hablo y no sé cómo me oye la gente y cómo hablo. Sin embargo, lo que todavía estaba oscuro en este momento, lo veo; sufrí, y por un segundo me siento aliviado.

3. ¿Recuerda bien las circunstancias de su muerte? – R. Me parecen muy vagos. Sé que me suicidé sin causa. Sin embargo, poeta en otra encarnación, tuve una intuición de mi vida pasada; creé sueños, quimeras; finalmente me encantó.

4. ¿Cómo pudiste haber sido llevado a este extremo? – R. Acabo de contestar.

5. Es extraño que un niño de doce años sea empujado al suicidio, especialmente por una razón como la que te incitó. – R. ¡Eres raro! ¿No te dije que, como poeta en otra encarnación, mis facultades quedaron más amplias y desarrolladas que en otra? ¡Oh! Todavía en la noche donde estoy a esta hora, veo pasar en la tierra a esta sílfide de mis sueños, y este es el dolor que Dios me inflige al verla aún hermosa y ligera, pasar frente a mí, ebria de locura y de amor, quiero empezar… pero ¡ay! Estoy como remachado a un anillo de hierro... Llamo... pero es en vano; ni siquiera gira la cabeza... ¡Ay! mientras yo sufro!

6. ¿Puedes darte cuenta de la sensación al reconocerte en el mundo de los Espíritus? – R. ¡Ay! Sí; ahora que estoy en contacto contigo. Mi cuerpo quedó allí, inerte y frío, y yo revoloteé a su alrededor; estaba llorando lágrimas calientes. Te asombras de las lágrimas de un alma. ¡Ay! ¡Qué calientes y ardientes son! ¡Sí, lloraba, acababa de reconocer la enormidad de mi culpa y la grandeza de Dios!... Y, sin embargo, estaba inseguro de mi muerte; creí que se me iban a abrir los ojos… ¡Elvire! ¡Pregunté!... Me pareció volver a verla... ¡Ah! es porque la he amado por mucho tiempo; siempre la amaré... ¡Qué me importa si tengo que sufrir la eternidad, si puedo poseerla un día en otra encarnación!

7. ¿Cómo te sientes estar aquí? – R. Me hace bien y mal a la vez. Bien, porque sé que todos os compadecéis de mi sufrimiento; duro, porque, a pesar de todas las ganas que tengo de agradaros aceptando vuestras oraciones, no puedo hacerlo, porque entonces tendría que andar por un camino distinto al de mis sueños.

8. ¿Qué podemos hacer para ayudarte? - R. Orar; porque la oración es el rocío divino que nos refresca el corazón a las pobres almas en el dolor y el sufrimiento. Rezar; y sin embargo me parece como si arrancaras mi amor de mi corazón para reemplazarlo con el amor divino; ¡pues!... No sé... ¡Creo!... Aquí; en este momento estoy llorando... ¡bien!... ¡bien!... ¡ruega por mí!

9. (Al guía del médium.) ¿Cuál es el grado de castigo de este Espíritu por haberse suicidado? ¿Es su acción, por su edad, tan culpable como la de otros suicidas? – R. El castigo será terrible, porque él fue más culpable que otro; ya poseía grandes facultades: el poder de amar a Dios poderosamente y de hacer el bien. Si los suicidas sufren largos castigos, Dios castiga aún más a los que se suicidan con grandes pensamientos en la frente y en el corazón.

10. Dijiste que el castigo de Maximiliano V... será terrible; ¿Podrías decirnos en qué consistirá? Parece que ya está empezando. ¿Es más reservado para él que lo que experimenta? – R. Indudablemente, ya que sufre de un fuego que lo consume y lo devora, el cual debe cesar sólo con el esfuerzo de la oración y el arrepentimiento.

Observación. Sufre de un fuego que lo consume y lo devora; ¿No es ésta la figura del fuego del infierno que se nos presenta como fuego material?

11. ¿Existe alguna posibilidad de que se mitigue su castigo? – R. Sí, orando por él; y en especial Maximiliano uniéndose a vuestras oraciones.

12. ¿El objeto de su pasión comparte sus sentimientos? ¿Están estos dos seres destinados a reunirse algún día? ¿Cuáles son las condiciones para su reunión y qué obstáculos se le oponen ahora? – R. ¿Los poetas aman a las mujeres de la tierra? Lo creen por un día, una hora; lo que aman es el ideal, quimera creada por su ardiente imaginación; amor que sólo puede ser realizado por Dios. Todos los poetas tienen una ficción en el corazón, una belleza ideal que creen ver pasar sobre la tierra; cuando conocen a un hermoso niño que nunca deben poseer, entonces dicen que la realidad ha dado paso a los sueños; pero cuando tocan la realidad, caen de las regiones etéreas a la materia y no reconociendo ya al ser soñado, se crean otras quimeras.

13. (A Maximilien.) Nos gustaría hacerle unas cuantas preguntas más, que quizás ayuden a aliviarlo. ¿Cuándo vivías como poeta? ¿Tenías un nombre conocido? – R. Durante el reinado de Luis XV yo era pobre y desconocido; amé a una mujer, un ángel a quien vi pasar en un parque un día de primavera; desde entonces, solo la volví a ver en sueños, y mis sueños prometían hacerme poseerla algún día.

14. El nombre de Elvire nos parece muy romántico, lo que podría hacernos pensar que solo se trataba de un ser imaginario. – R. Sí, pero era una mujer; ¡Sé su nombre porque un jinete que pasó cerca de ella la llamó Elvire! ¡Ay! ¡Era en verdad la mujer con la que había soñado mi imaginación! Todavía puedo verla, todavía hermosa y embriagadora; ella es capaz de hacerme olvidar a Dios para verla y seguirla de nuevo.

15. Estáis sufriendo y podréis sufrir mucho tiempo; de ti depende acortar tus tormentos. – R. ¡Qué me importa sufrir! ¡Así que no sabes lo que es un deseo insatisfecho! ¿Son mis deseos carnales para mí? Y sin embargo me queman, y el latir de mi corazón, pensando en ella, es más fuerte de lo que sería pensando en Dios.

16. Te compadecemos sinceramente. Para trabajar por vuestro adelanto, debéis haceros útiles y pensar en Dios más de lo que pensáis; debéis pedir una reencarnación con el único fin de reparar los males y las inutilidades de vuestras últimas existencias. No se te dice que olvides a Elvire, sino que pienses un poco menos exclusivamente en ella y un poco más en Dios, que puede acortar tus tormentos si haces lo necesario. Apoyaremos sus esfuerzos con nuestras oraciones. R. - ¡Gracias! rezar y tratar de arrebatar a Elvire de mi corazón; ¡tal vez te lo agradezca algún día!