Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1862

Allan Kardec

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Ángel guardián. (Sociedad Espírita Africana. - Médium, Sra. O…)

Pobres humanos que sufren en este mundo,
Consuélate, seca tus lágrimas.
En vano sobre ti retumba el relámpago,
Cerca de ti están tus defensores.
Dios tan bueno, este Dios tu padre,
A todos quería darte
Un angelito, un hermanito,
Quien siempre debe protegerte.
Escucha nuestra voz amiga.
¡Vaya! queremos verte feliz;
Después de los dolores de la vida,
¡Que te llevemos al cielo!
Si pudieras vernos sonreír
En los primeros pasos que das como niños;
Si tu mirada, mortales, en nuestros ojos pudiera leer
¡Nuestro dolor, cuando eres malvado!
Pero escucha: queremos instruirte,
De un dulce secreto, que te compromete al bien,
Para ti también, el día debe brillar
Donde serás ángel de la guarda.
Sí, cuando después de tu última prueba
El Señor recibirá tu Espíritu purificado,
Él te dirá que vayas a proteger en la tierra,
Un niño hermoso que nacerá para ti.
Ámalo bien, y que tu ayuda,
Pobre niño, demuéstrale todos los días
de su ángel de la guarda, amor maternal;
En tu turno, lidera con constancia
El espíritu de tu hermano a la morada celestial.
Firmado, Ducis.

Observación. - Esta obra, y otra de cierta amplitud y no menos destacable, titulada: El niño y el ateo, que insertaremos en nuestro próximo número, fueron publicadas en el Echo de Sétif (Argelia), el 31 de julio de 1862, que escribió en los prefacios la siguiente nota:

“Uno de nuestros suscriptores nos comunicó los dos versos siguientes, obtenidos por un médium de Constantino en los primeros días de este mes. Sin darlos como exentos de reproche, con respecto a las reglas de la versificación, reproducimos estos versos, porque explican, en parte por lo menos, la Doctrina Espírita que tiende a extenderse cada vez más por toda la superficie del mundo.”

Este médium parece tener la especialidad de la poesía; ya ha obtenido un gran número de piezas que escribe con una facilidad increíble, sin borrones, aunque no tiene noción de las reglas del verso. Hemos recibido de uno de los miembros de la Sociedad de Constantino en cuya presencia fueron escritos.