Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1862

Allan Kardec

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Respuesta a “Abeille Agénaise”, por el Sr. Dombre

Leemos en la Abeille Agenaise del 25 de mayo de 1862 el siguiente artículo:

“Tenemos ante nosotros un escrito de encantadora gracia titulado: Charlas Espíritas. El autor de Cazenove de Pradines, ex presidente de la Sociedad de Agricultura, Ciencias y Artes de Agen, dejó muy recientemente al Sr. Magen el gusto y el cuidado de leerlo a nuestra Academia. No hace falta decir con qué interés se recibió esta comunicación.

“El señor de Cazenove resume así las doctrinas de la nueva secta, tomándolas del Libro de los Espíritus:

“1. Los Espíritus de un orden superior generalmente solo permanecen en la tierra por un corto tiempo.

“2. Los Espíritus vulgares son de algún modo sedentarios allí y constituyen la masa de la población ambiental del mundo invisible. Han conservado, más o menos, los mismos gustos y las mismas inclinaciones que tenían bajo su envoltura corporal. Incapaces de satisfacer sus pasiones, disfrutan de quienes se abandonan a ellos y los excitan.

“3. Sólo los espíritus inferiores pueden lamentar las alegrías que están en afinidad con la impureza de su naturaleza.

“4. Los Espíritus no pueden degenerar; pueden permanecer estacionarios, pero no retrogradan.

“5 Todos los Espíritus llegarán a ser perfectos.

“6. Los Espíritus imperfectos buscan apoderarse del hombre, dominarlo; están felices de hacerlo sucumbir.

“7. Los Espíritus se sienten atraídos por su simpatía por la naturaleza moral del médium que los evoca. Los Espíritus inferiores a menudo toman prestados nombres venerados para engañar mejor.

“Según estos datos, el Sr. de Cazenove, con la sutileza y la sagacidad de talento que le caracterizan, compuso dos entrevistas en las que toca los dos extremos del cuerpo social. Por medio del órgano de un (supuesto) médium, evoca por un lado a los Espíritus inferiores, personificados en la figura de un célebre bandolero, de Cartouche, por ejemplo, y los admite a un singular coloquio que demuestra la perversidad de una doctrina semejante. Por otra parte, son los Espíritus de orden superior los que entran en relación con los hombres de la época contemporánea. El contraste es sin duda llamativo, y nadie ha podido plasmar con más fidelidad, tacto y alegría, todo lo que la doctrina epicúrea, resumida en el Espíritu de Horacio y Lucrecio, contiene en ideas deplorables y decepcionantes.

“Lamentamos profundamente no poder poner la obra del Sr. de Cazenove íntegramente ante los ojos de nuestros lectores. Habrían aplaudido, estamos seguros, no sólo por la forma irreprochable y perfectamente académica de este escrito, sino también por el alto pensamiento moral que lo domina, pues condena sin debilidad un sistema lleno de seducciones y peligros reales.”

J. Serret.