El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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540. Los espíritus que ejercen acción en los fenómenos de la naturaleza, ¿obran con conocimiento de causa en virtud de su libre albedrío, o por un impulso instintivo e irreflexivo?

«Los unos, si y los otros, no. Pongamos una comparación: Figúrate esas minadas de animales que paulatinamente hacen surgir de los mares islas y archipiélagos, ¿crees que no hay en ello un fin providencial y que semejante transformación de la superficie del globo no es necesaria a la armonía general? Aquéllos, empero, no son más que animales del ínfimo grado que realizan tales cosas, proveyendo a sus necesidades y sin sospechar' que son instrumentos de Dios. Pues bien; de la misma manera son útiles al conjunto los espíritus más atrasados. Mientras se ensayan para la vida y antes de tener plena conciencia de sus actos y de su libre albedrío, obran en ciertos fenómenos cuyos agentes son a pesar suyo. Lo hacen así al principio, y más tarde, cuando esté más desarrollada su inteligencia, ordenarán y dirigirán las cosas del mundo material, y más tarde aún, podrán dirigir las del moral. Así todo sirve, todo se encadena en la naturaleza desde el átomo primitiyo hasta el arcángel, que a su vez ha empezado por el átomo. Admirable ley de armonía cuyo conjunto no puede apreciar vuestro espíritu limitado».