El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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DESIGUALDAD DE RIQUEZAS

808. ¿La desigualdad de riquezas no tiene por origen la desigualdad de facultades, que da a unos más medios de adquirir que a otros?

«Sí, y no: ¿Qué me dices de la astucia y del robo?»

-La riqueza hereditaria, ¿no es, empero, fruto de malas pasiones?


«¿Qué sabes tú? Remóntate hasta su origen y verás si siempre es puro. ¿Sabes tú si en su principio no fue fruto de una expoliación o de una injusticia? Pero sin hablar del origen que puede ser malo, ¿crees tú que la codicia del bien, aun del mejor adquirido, los deseos secretos que se conciben de poseerlo más antes, son sentimientos laudables? Esto es lo que Dios juzga, y te aseguro que su juicio es más severo que el de los hombres».

809. Si una fortuna ha sido mal adquirida en su origen, ¿los que más tarde la heredan son responsables?

«Es indudable que no lb son del mal que otros hicieron, tanto más cuando pueden ignorarlo; pero sabe que con mu-cha frecuencia no le sobreviene la fortuna al hombre, más que para ofrecerle ocasi6n de reparar una injusticia. ¡Dichoso de él, si así lo comprende! Y si lo hace en nombre dé aquel que la ha cometido, a ambos se les tendrá en cuenta la reparación: porque con frecuencia este último es quien la provoca».

810. Sin apartarse de la legalidad. uno puede disponer de sus bienes de un modo más o menos equitativo. ¿Es uno responsable. después de la muerte, de las disposiciones que ha dictado?

«Cada acción produce sus frutos: los de las buenas son dulces y siempre amargos los de las otras. Siempre, entiéndelo bien».

811. ¿Es posible la igualdad absoluta de riquezas, y ha existido en alguna ocasión?


«No: no es posible. La diversidad de facultades y caracteres se opone a ella».


-Hay, sin embargo, hombres que creen que este es el remedio de los males de la sociedad. ¿Qué pensáis sobre él particular?

«Esos tales son sistemáticos o ambiciosos celosos, y no comprenden que la igualdad que sueñan sería muy pronto destruida por la fuerza de las cosas. Combatid el egoísmo, que es vuestra plaga social, y no busquéis quimeras».

812. Si la igualdad de riquezas no es posible! ¿sucede lo mismo con el bienestar?

«No; pero el bienestar es relativo, y cada cual podría disfrutar de él, si os entendieseis; porque el verdadero bienestar cónsiste en el empleo del tiempo a gusto de cada uno, y no en trabajos que no son de su agrado, y corno cada cual tiene aptitudes diferentes, ningún trabajo útil se quedaría por hacer. Todo está equilibrado, y el hombre es quien quiere desequilibrarlo».

-¿Es posible entendernos?


«Los hombres se entenderán cuando practiquen la ley de justicia».

813. Hay gentes que caen en la infelicidad y en la miseria por culpa suya. ¿No puede ser responsable de ello la sociedad?

«Sí, ya lo hemos dicho, ella es con frecúencia la primera responsable de esas faltas. ¿Acaso no debe velar por su educación moral? A menudo la mala educación es la que ha falseado el juicio, en vez de ahogar las tendencias perniciosas». (685)