855. ¿Cuál es el objeto de la Providencia, haciéndonos correr peligros, que no han de producirnos consecuencias?
«El peligro que tu vida ha corrido es una advertencia que tú mismo has deseado, con el fin de alejarte del mal, y volverte mejor. Cuando te libras de él, estando aún bajo la influencia del peligro que has corrido, piensas más o menos decididamente, según la acción más o menos caracterizada de tus espíritus buenos, hacerte mejor de lo que eres. Al sobrevenir los espíritus malos (digo malos sobreentendiendo el mal que aún en ellos existe), te figuras que saldrás igualmente ileso de otros peliqros, y dejas que tus pasiones se desenfrenen nuevamente. Por medio de los peligros que corréis, Dios os recuerda vuestra debilidad y la fragilidad de vúestra existencia. Si se examina la causa y naturaleza del peligro, se verá que, la máyor parte de las veces, sus consecuencias hubieran sido castigo de una falta cometida o de un deber descuidado. De este modo Dios os amonesta a que os reconcentréis en vosotros mismos y os corrijáis». (526-532)