El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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TRANSMIGRACIÓN PROGRESIVA

189. Desde el principio de su formación, ¿goza el espíritu de la plenitud de sus facultades?

«No; porque el espíritu, como el hombre, tiene también su infancia. En su origen, no tienen los espíritus más que una existencia instintiva, y apenas tienen conciencia de si mismos y de sus actos. Sólo poco a poco se desarrolla la inteligencia».

190. ¿Cuál es el estado del alma en su primera encarnación?

«El estado de infancia en la vida corporal, y apenas se desarrolla su inteligencia; se ensaya en la vida».

191. ¿Las almas de nuestros salvajes son almas en estado de infancia?
«Infancia relativa; pero son almas desarrolladas ya, pues tienen pasiones».

-¿Las pasiones son, pues, una señal de desarrollo?

«De desarrollo, sí; pero no de perfección. Son una señal de actividad y de conocimiento del yo mientras que en el alma primitiva la inteligencia y la vida están en germen».
La vida del espíritu recorre en conjunto las mismas fases de la vida corporal. Pasa gradualmente del estado de embrión al de infancia, para llegar por una serie de períodos al de adulto, que es el de la perfección; pero con la diferencia de que no tiene decaimiento y decrepitud como en la vida corporal; que su vida, que tiene principio, no tendrá fin; que necesita un tiempo inmenso, a nuestro modo de ver, para pasar de la infancia espiritista al desarrollo completo, y que realiza su progreso no en una sola esfera, sino pasando por diversos mundos. La vida del espíritu se compone, pues, de una serie de existencias corporales, cada una de las cuales le es ocasión de progreso, como cada existencia corporal se compone de una serie de días, en cada uno de los cuales acrecienta el hombre su experiencia e instrucción. Pero del mismo modo que en la vida del hombre hay días infructuosos, en la del espíritu hay existencias corporales que no producen resultado; porque no ha sabido aprovecharlas.

192. ¿Se puede desde esta vida, observando una conducta perfecta. franquear todos los grados y llegar a ser espíritu puro, sin pasar por otros intermediarios?

«No; porque lo que el hombre cree perfecto está muy lejos de la perfección, y hay cualidades que le son desconocidas y no puede comprender. Puede ser tan perfecto como lo permita su naturaleza terrestre; pero ésta no es la perfección absoluta. Así como el niño, por mucha que sea su precocidad, ha de pasar por la juventud antes de llegar a la madurez, así también el enfermo pasa por la convalecencia antes de recobrar toda la salud. Y además, el espíritu ha de progresar en ciencia y moralidad, y si sólo en un sentido ha progresado, es preciso que progrese en el otro para lleqar a lo alto de la escala. Pero mientras más adelanta el hombre en la vida presente, menos largas y penosas son las pruebas siguientes».

-¿Puede el hombre, por lo menos asegurarse desde esta vida una existencia futura menos sobrecargada de amarguras?

«Sin duda que Sí, pues puede abreviar la extensión y dificultades del camino. Sólo el indolente se encuentra siempre en el mismo punto».

193. En sus nuevas existencias, ¿puede el hombre descender a más baja condición de la que ocupaba?

«Respecto de la posición social, sí; pero no considerado como espíritu».

194. ¿El alma de un hombre de bien puede, en una nueva encarnación, animar el cuerpo de un malvado?

«No; porque no puede degenerar».

-¿El alma de un perverso puede llegar a ser la de un hombre de bien?

«Sí, si se arrepiente, y entonces la transformación es una recompensa».

La marcha de los espíritus es progresiva y nunca retrógrada; se elevan gradualmente en la jerarquía, y no descienden de la altura a que han llegado. En sus diferentes existencias corporales pueden descender como hombres; pero no como espíritus. Así el alma de un potentado de la tierra puede más tarde animar al más humilde artesano, y viceversa; porque los rangos entre los hombres están con frecuencia en razón inversa de los sentimientos morales. Herodes era rey, y Jesús, carpintero.

195. La posibilidad de mejorarse en otra existencia, ¿no puede inducir a ciertas personas a perseverar en el mal camino, creídos de que más tarde podrán corregirse?

«El que así piensa no cree en nada, y tampoco le contiene la idea de un castigo eterno, porque su razón la rechaza, y semejante idea conduce a la incredulidad sobre todas las cosas. Si sólo medios razonables se hubiesen empleado en la dirección de los hombres, no habria tantos escépticos. Un espíritu imperfecto puede, en efecto, pensar lo que tú dices durante su vida corporal; pero una vez desprendido de la materia, piensa de muy distinto modo, porque pronto comprende que ha calculado mal, y entonces es cuando trae un sentimiento contrario en una nueva existencia. Así es como se realiza~alizá el progreso, y he aquí por qué teneis en la tierra hombres más adelantados que Otros. Unos tienen aquella experiencia de que carecen otros; pero que adquirirán paulatinamente. De ellos depende precipitar su progreso o retardarlo indefinidamente».

El hombre que ocupa una mala posición desea cambiarla lo más pronto posible. El que está persuadido de que las tribulaciones de esta vida son consecuencia de sus imperfecciones, procurará proporcionarse una nueva existencia menos penosa, y este pensamiento, más que el del fuego eterno, en el que no cree, le alejará del camino del mal.

196. No pudiendo los espíritus mejorarse más que sufriendo las tribulaciones de la vida corporal, ¿se deduce que la vida material es una especie de tamiz o depuratorio, por el que deben pasar los seres del mundo espiritista para llegar la la perfección?

«Sí; exactamente, es así. Se mejoran en esas pruebas evitando el mal y practicando el bien. Pero sólo después de muchas encarnaciones o purificaciones sucesivas, alcanzan el objeto hacia el cual se dirigen en un tiempo más o menos largo, según sus esfuerzos».

-¿Es el cuerpo el que influye en el espíritu para mejorarle, o el espíritu en el cuerpo? «Tu espíritu lo es todo; el cuerpo es una vestidura que se pudre; todo se reduce a esto».

El jugo de la vid nos ofrece una comparación material de los diferentes grados de la purificación del alma. Contiene el licor llamado espíritu de vino o alcohol, pero debilitado por una multitud de materias extrañas que alteran su esencia, y no se obtiene su pureza absoluta sino después de muchas destilaciones. en cada una de las cuales se desprende de alguna impureza. El alambique es el cuerpo en que ha de entrar para purificarse, y las materias extrañas vienen a ser como el periespíritu, el cual se purifica a medida que el espíritu se aproxima a la perfección.