El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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863. ¿Las costumbres sociales no obligan con frecuencia al hombre a tomar una dirección, con preferencia a otra, y no está sometido a la censura de la opinión en la elección de sus ocupaciones? Lo que se llama respeto humdno, ¿no es un obstáculo al ejercicio del libre albedrío?

«Las hombres son los que crean las costumbres sociales y no Dios. Si a ellas se someten, es porque les conviene, lo cual es también un acto de su libre albedrío, puesto que, si lo quisieran, podrían emanciparse. ¿De qué se quejan entonces? No es a las costumbres sociales a las que deben acusar, sino a su vano amor propio que los obliga a que prefieren morirse de hambre a faltar a ellas. Nadie les toma en cuenta ese sacrificio hecho al orgullo, al paso que Dios les tomará el de su vanidad. No quiere esto decir que haya de desafiar-se innecesariamente la opinión pública, como lo hacen ciertas personas que son más originales que filósofos. Tan ilógico es exponerse a que le señalen con el dedo, o a que le miren como un animal raro, como sabio descender voluntariamente y sin murmurar, cuando no se puede permanecer en los escalones superiores de la escala».