El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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937. Los desengaños que nos hacen experimentar la ingratitud y la fragilidad de los lazos de la amistad, ¿no son también para el hombre de corazón origen de amargura?

«Sí; pero os ensefiamos a compadecer a los ingratos y a los amigos infieles, que serán más desgraciados que vosotros. La ingratitud es hija del egoísmo, y el egoísta encontrará más tarde corazones insensibles como lo fue él. Pensad en todos aquellos que han hecho más bien que vosotros, que valían más y a quienes se ha pagado con ingratitud. Pensad que el mismo Jesús fue escarnecido y despreciado durante su vida, tratado de embaucador y de impostor, y no os admiréis de que os suceda lo mismo. Sea vuestra recompensa en el mundo el bien que habéis hecho, y noi miréis lo que dicen aquellosi que lo han recibido. La ingratitud es una prueba de vuestra persistencia en hacer bien, os será tomada en cuenta, y los que os han desconocido serán tanto más castigados cuanto más grande haya sido su ingratitud».