El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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952. El hombre que muere víctima de las pasiones que sabe que han de apresurar su término, pero a las cuales no le es posible resistir, porque el hábito las ha convertido en verdaderas necesidades físicas, ¿comete un suicidio?

«Es un suicidio moral. ¿No comprendéis que, en semejante caso, el hombre es doblemente culpable? Existe entonces falta de valor y bestialidad, y además olvido de Dios».

-¿Es más o menos culpable, que el que se quita la vida, por desesperación?

«Es más cu¡pable, porque tiene tiempo para razonar su suicidio. En el que lo hace instantáneamente hay a veces una especie de extravío que se relaciona con la locura; el otro será mucho más castigado; porque las penas son siempre proporcionadas a la conciencia que se tiene de las faltas cometidas».