El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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261. En las pruebas que ha de sufrir para llegar a la perfección, ¿debe el espíritu experimentar todos los géneros de tentaciones? ¿Dehe pasar por todas las circunstancias que pueden excitar en él el orgullo, los celos, la avaricia, el sensualismo, etcétera?

«Ciertamente que no, puesto que sabéis que los hay que, desde el principio, toman un camino que los libra de no pocas pruebas; pero el que se deja arrastrar hacia el mal camino, corre todos los peligros de éste. Un espíritu, por ejemplo, puede pedir riquezas que le son concedidas, y siguiendo entonces su camino, puede ser avaro o pródigo, egoísta o generoso, o bien entregarse a todos los goces del sensualismo, sin que quiera esto decir que deba pasar forzosamente por toda la serie de esas inclinaciones».